Mensaje de la Santísima Madre entregado a Ximena Vidal el 01 de Febrero de 2025 en Lonquén (Chile)

¡Ave María Purísima!  ¡Sin Pecado Concebida!

Hijitos de mi Corazón os doy la bienvenida para este llamado que os cité en esta fecha. Hoy es el tiempo de la Reconciliación.  El Padre Dios ha  permitido que os hable de la reconciliación entre un  Padre y una hija.  Los hijos de la Tierra ya deben de pedir de reconciliarse con el Padre, ya que a El siempre lo habéis dejado abandonado y habéis preferido las cosas mundanas antes que su Viva Presencia.  El está pendiente de todos vosotros y este es el tiempo, porque para todo lo que se avecina deberéis de estar reconciliados. Así como lo dice la, Palabra, eso significa una Resurrección en el Espíritu, esperar que esa resurrección tiene que ser plena y completa, hacer que el alma se muera a todo lo imperfecto, para que nazca lo nuevo y lo maravilloso que Dios puede daros en vuestros corazones.

La Esperanza es el amor que el Padre Dios os entrega a cada uno de vosotros. Esa esperanza tiene que ir de la mano con la reconciliación, con la Resurrección del Señor, especialmente en estos tiempos como El dice: doy estos últimos tiempos  para que puedan todos reconciliarse, aquellos que no creen y aquellos que creen.  La cooperación y el compartir es lo más maravilloso que tienen los seres humanos y el Padre comparte con  vosotros el amor de un Hijo y el amor de esta Madre que es para todo el mundo.

La Obediencia es el amor y es saber escuchar y atender y obedecer a un  Padre cuando El os llama a todos vosotros. Es imprescindible que vosotros estéis siendo obedientes a los Mandamientos de la Ley de Dios, no fallezcáis en estas cosas que os he dicho, y os prometo que tendréis una salvación para todos vosotros.  El caminar es difícil, pero más  aún  cuando estáis más cerca de Dios las dificultades avanzan y los problemas llegan y es para ver cuánto es lo que vosotros podéis soportar. Son pruebas que el Padre Dios permite que pasen para que vosotros os fortalezcáis y crezcáis en una humildad y en una reconciliación especial con Dios.  No reclaméis, simplemente aceptadlo con amor y esperanza porque todo tiene su principio y su final y el Señor lo quiere así, comenzando con dolor y  viviendo en una Gracia Divina y Eterna.

El tiempo que os ha dado el Señor, siempre ha dicho, el tiempo no es el mismo tiempo que todos vosotros calculáis al mirar vuestras muñecas, recordad que en el tiempo de Dios se acortan los días y se alargan los años. Pero este es el tiempo que ya os dije y ya vaticiné en tantos años que he venido al mundo  y a la Tierra, especialmente a todos aquellos que me han escuchado y me han visto y han caminado de la mano.  A todos mis hijos terrenales en el mundo, Yo les mando una Gran Bendición y este Corazón de esta Madre alcanza para todo el mundo, nunca he hecho diferencia y no la haré por nada del mundo, porque el Amor es infinito, el amor es abnegación, es misericordia, es obediencia y nuevamente os digo la reconciliación, esa palabra.  El amor lo llena todo, sin amor no hay vida, sin amor no hay Fe ni Esperanza, recordadlo siempre porque Cristo vino a vosotros por amor y por amor deberéis de ser unos fieles seguidores de Nuestro Señor.

Amaos y respetaos, no importa que seáis pocos pero de esos pocos, vuestros corazones hacen  que sean miles de  Bendiciones para el mundo entero. Vuestras Oraciones que me acompañan me ayudan a salvar a munchas almas, especialmente aquellos niños que viven abandonados y gente que es abandonada por su familia. Orad porque la familia se está desintegrando, especialmente en la unión familiar. Ya los hijos no quieren compartir con sus padres  y sus padres están ahí esperando que venga por ellos la noche oscura para llevárselos, he ahí cuando se encuentren, estarán todos tristes porque fallece el padre, y se olvidarán y no recordarán los tiempos. Exactamente así pasa con el Padre Dios, lo han abandonado y lo dejan de lado y El se siente totalmente desplazado por los placeres mundanos de este mundo.

Hijitos, entonces, hoy es el tiempo de la reconciliación entre el Padre Dios, con Jesús y con el Espíritu Santo. Reconciliaos, buscad ese contacto especial que Dios os manda especialmente a todos mis hijos, a los Consagrados y no Consagrados, porque ya en este tiempo los Consagrados ya ni creen en la reconciliación en el amor de Dios, creen en este mundo y el mundo los ha ido comiendo, especialmente a aquellas almas que viven atormentadas tanto en espíritu como físicamente.

Hijitos, gracias por compartir en este día y os digo, manteneos todos atentos, os dije tened vuestros maletines preparados para el gran desastre. Yo avisaré un día antes para que estéis todos preparados. Recordad que el Cielo lo avisa y lo hace para preveniros para que estéis atentos y por la salvación de aquellas almas que necesitan salvarse.

Por todos aquellos en el mundo que viven en una agonía espiritual, orad por ellos. Por todos los niños que son abortados, orad por ellos,  esa Oración es ayuda para salvar esas almitas que no tienen la culpa de nacer y simplemente deciden por ellas no seguir la vida. Por aquellos médicos que actúan con la muerte inesperada, orad por ellos para que se conviertan y cuando sea el Juicio Final el Padre Dios pueda tenerlos entre sus filas.

Todos se pueden salvar, pero siempre y cuando estéis todos en Gracia de Dios. No olvidéis que el amor de una Madre lo puede compartir con todos los hijos del mundo y ese amor es grande, el que siento por todos vosotros y en  toda la humanidad. Quiero que os salvéis muchos no pocos y a eso he venido a estar con vosotros y vivir con vosotros.

Tres tareas os daré: Una: empezar a orar por los Sacerdotes caídos. Dos: orar por los niños abortados; el próximo encuentro les diré si han rezado vosotros por ellos. Tres: Orar por los Instrumentos en el mundo y por aquellos que han contribuido a la labor de Nuestro Señor Jesucristo. Os amo mis pequeños, id en la Gracia de Dios y recordad que sin Dios no hay vida, sin Reconciliación, no hay Dios.

Hijitos míos, id en la paz del Señor y seguid adelante en esta batalla que ya queda poco. Os prometo que ganaremos.

Shalom.

Myriam