Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Enero de 2007
Pequeñitos míos, hoy os doy una grata bienvenida, porque he visto rostros nuevos en esta tarde.
Pequeños, me doy cuenta que no entendéis lo que el Cielo os pide, porque siempre estáis esperando el último tiempo para cumplir con lo que el Cielo ha pedido. Lamentablemente, así es el hombre de este tiempo. Las cosas, que Dios pide en este tiempo, las dejáis siempre en segundo y tercer plano.
Os dije, que os quería a todos confesados y habéis llegados a confesaros en esta tarde.
Pequeños, el tiempo, como vosotros sabéis, se ha ido acortando constantemente, pero quiero deciros: que aún debemos doblar las oraciones, porque la oración es la única forma, mis pequeños, para poder saltar todos los obstáculos, que el gran adversario tiende a poner en vuestro camino.
Pequeñitos, aquellos que viven en agonía espiritual constantemente, os digo: “Que cada vez que estéis así, recurrid a mi corazón inmaculado. Pedid auxilio, porque yo vendré a socorreros en esos instantes de desiertos y desolaciones, que muchas veces vosotros vivís”.
Os pido enormemente: Orad por las grandes vocaciones, que haya grandes vocaciones sacerdotales y religiosas. Quiero que vayan creciendo en los monasterios, las azucenas blancas y en los monasterios de varones, San José. Necesitamos para el tiempo que se avecina, estén colmados de verdaderos sacerdotes y religiosas. De vuestras oraciones, debe de salir, por lo menos, un rayo de luz y esperanza, para aquellos jóvenes, que están en el camino y que están dudando en seguir en las vocaciones. Mi alma de madre, se engrandece enormemente por aquellas madres, que entregan a sus hijos, para la labor pastoral. Yo bendigo a cada una de esas madres y padres, por conceder un hijo o una hija religiosa.
El cielo, necesita instrumentos, pero instrumentos de paz, de amor y de esperanza. La sabiduría, que el cielo, muchas veces os da, es para que vosotros también podáis encontrar en cada uno de vuestros hijos y ver más allá, cuál de ellos, el cielo ha escogido para este ministerio.
Pequeñitos, el tiempo se acorta y hoy nuevamente os repito: “No dejéis las cosas de Dios en segundo o tercer plano”. Empezad a haced, que Dios esté primero ante todo. Que sea Él, el que actúe en medio de vosotros y en vuestros lugares de trabajo y en vuestros lugares donde vosotros sois importantes. Si queréis verdaderamente vivir en paz, dadle el lugar que se merece, al Padre Dios.
Quiero deciros también mis pequeños, que veo constantemente en el mundo, como la tibieza ha ido enfriando los corazones, que de repente, parecen encenderse, con el amor misericordioso, pero por la frialdad van apagándose y quedando en el camino. Orad mis pequeños de corazón porque es la única forma, que podéis tener todo el amor que el Padre necesita y la fortaleza que vosotros necesitáis. Quiero compromiso de veras con vosotros. Quiero sentir que vuestros corazones, estén comprometidos con el cielo. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, están siempre con vosotros; en el momento que vosotros hacéis la señal de la cruz ya ellos, están con vosotros. Entonces, ¿por qué vosotros no estáis con ellos?
No comprendéis, que solamente el lazo de amor y de comunidad, es entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y vuestra alma, es ahí donde tendréis siempre, la salvación. Majestuosamente, veo a mi Hijo constantemente en agonía, esperando que vosotros estéis consolándolo en los tabernáculos del mundo entero, pero vosotros mis pequeños, lo dejáis siempre para el último. Dejad que mi Hijo se sienta querido por vosotros. Haced que aquellos que no se comprometen en la oración íntima con el Señor, que vuestras oraciones, las remplace, pero con verdadero amor y compromiso.
Quiero deciros, que constantemente, estamos pendientes de vosotros, de cada uno de vosotros, de vuestras dificultades, de vuestros dolores y enfermedades. Incluso, mis pequeños, cuando vosotros vivís en desierto. Dios permite el desierto para que vosotros volváis a renacer y sentir con más fuerza al Señor en vuestros corazones. Él permite todo, pero también, Él, puede derrumbar, toda la felicidad del mundo, cuando uno deja de amar y de ver al Señor, cuando sinceramente, no hay un compromiso. El Padre, es benevolente y por eso vosotros, tenéis que recurrir constantemente.
No decaigáis. Seguid adelante, porque eso es los que os dará la fuerza a que vosotros mis hijos, seguid el camino. La esperanza de vosotros, es vuestra santidad. Trabajadla, porque mucho de vosotros, estáis en el camino, pero al mínimo detalle y a la mínima duda podéis, echar todo a perder. Vinisteis a este mundo a haceros santos, mis pequeños, y todos podéis lograros, pero ya sabéis, que las tentaciones son del otro lado. El gran adversario, que quiere veros hundidos hasta el cuello en el fango mis pequeños, pero vosotros, sois inteligentes y podéis usar el discernimiento, para poder luchar adelante y combatir al adversario. No permitáis que Él invada, vuestro hogar, ese hogar, que es tan sagrado, que es vuestra alma. No permitáis, que entre en vuestros hogares y no permitáis, que entre en vuestras mentes, porque es tan astuto que en la mínima duda, él hará su reino. Cuidad a mis hijos, a mis pequeñitos hijos y los pequeños que sean del mundo. Quiero que muchos de vosotros, os comprometáis a orar, por aquellos hijos que no conocen ni siquiera la palabra amor y paz y que nacen en lugares de discordia y desunión.
Sacrificio pide el Padre Dios, en el último tiempo. Comprometámonos, mis pequeños, a que los sacrificios sean verdaderamente, para que haya un amor eterno y fraternal en el mundo entero.
El mundo necesita vivir en paz. Vuestras almas, pueden contribuir, cuando vuestro corazón está en paz. Quisiera en esta tarde, abrazar a uno y cada uno de vosotros y estrecharlos en mi corazón inmaculado, para deciros, que como os ama el Padre Dios y mi Hijo, también os amo yo mis pequeños, que sois mis criaturas, sois la creación del Padre que he llevado hasta el seno.
Pequeños, yo os amo y vosotros, debéis de amar a mi Hijo constantemente.
Soy la madre del consuelo, del dolor y del sufrimiento. Buscadme, no me abandonéis, porque yo vendré inmediatamente en vuestro auxilio.
Orad por las vocaciones, os pido reiteradamente, pero hoy más que nunca, porque vosotros podréis daros cuenta que ya son muy pocos los sacerdotes y religiosas que están verdaderamente en el camino. No los juzguéis, sino que orad y orad, porque Dios es el que juzgará.
Pequeños, la aventura del amor misericordioso, os aseguro, que es infinita y eterna buscad y entrad en esa aventura y veréis que el Padre Dios, jamás os dejará escapar.
Os amo mis pequeños, id en la paz del Señor y recordad que para obtener la paz y el amor, deberéis sentir la paz de Dios en vuestro corazón.
Inclinad vuestras cabezas, mis pequeños, en esta tarde os bendigo en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.
Id en la paz del Señor. Os amo mis pequeños, os amo y cuidad, vuestro secreto de amor.
Shaloom
Miriam
Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Febrero del 2007
Pequeñitos míos, desde el momento que empecé aquí, me doy cuenta verdaderamente los vacíos que hay en el corazón de todos. Sobre todo, en este mundo que estáis viviendo. En los instantes que recorro el mundo entero, me doy cuenta, que cada vez los hombres, van prefiriendo estar sobre todo, por las cosas materiales. La lucha constantemente del buen pasar o del buen vivir, no os deja mirar hacia el corazón de mi hijo.
Quiero deciros, que son unos puntos muy importantes, que deberéis siempre reflexionar y estos puntos son:
- Simplemente, que cuanto estéis en conflicto y en dificultades, la confianza ante Dios sobre todo. Deberéis de entregaros completamente, a la confianza. Abandonaos, sólo a la confianza, que Dios os va a dar. Si no tenéis confianza en Dios, no podréis salir adelante. Este punto, es importante, porque si vosotros perdéis la confianza, nada podréis conseguir; Dios no estará con vosotros. Haceos pequeños y que vuestra voluntad, se haga pequeña y Dios actuará en vosotros.
- Deberéis de estar siempre, en conversación con el Señor, en la intimidad. Deberéis de buscar, ese coloquio, para estar con Él. Sentidlo y vivid con Él, es ahí, donde el Señor, quiere conversar con vosotros. Escucha vuestras necesidades y todo lo que necesitáis. Pero vosotros, no sois capaces de entender y extender, este diálogo con mi pequeño Jesús.
- Si os sentís solos, acercaos a Dios y repetid varias veces:Si no te tengo aquí, te tendré en el cielo. Si estás aquí, estarás completamente entero Señor, para mí. El Señor, es enteramente para vosotros, en la soledad, aún más. Buscadlo y encontraos con Él y Él , os acariciará en cada momento
- El cuarto punto, es, lo que vosotros decís: la caridad, pero esa caridad, que no debe ser demostrando vuestra vanidad, de dar caridad para decir yo doy y doy tanto, sino, que deberéis de dar verdaderamente, desde el fondo del corazón y que el Señor sea Él, el caritativo dentro de vuestro corazón, porque vuestra caridad no es vuestra voluntad, sino que es, la que viene del Padre. Que resalte esa caridad, mis pequeños.
- El quinto punto es, haceros la nada misma, en medio de todos, en las pequeñeces. Si tenéis que sufrir, sufrid. Aprended a cargar vuestras cruces. Amad vuestras cruces, porque es ahí donde está el Señor. El Señor no elige a todos como almas víctimas, muchos de vosotros, queréis ser almas víctimas, ¿pero, no sabéis que las almas víctimas, sufren constantemente?, pero por amor a Dios y lo hacen en silencio, constantemente orando. Vosotros, mis pequeños, lo tenéis que hacer así, si el Señor os toma como alma víctima, entregaos a la voluntad de Dios y no a la voluntad de vosotros.
Estos puntos, son importantes para alcanzar verdaderamente la fe, verdaderamente vuestra santidad. Esforzaos para cumplirlos. Si en algún momento, vosotros decís y preguntáis, si algunos, sufren llagas, estigmas, la respuesta puede ser, mis pequeños, que el Señor da los estigmas, no para mostrarlos, sino, que para sufrir sus dolores. Los sufrimientos que Él vive y viene a vivir constantemente a este mundo, para demostrar su amor y el amor, lo demuestra con sufrimiento y el que no entiende eso, está muy lejos de entender su amor infinito y la misericordia de Dios.
Apartaos de este camino, que os envuelve la oscuridad. Apartaos de la soberbia, apartaos de las constantes peleas y discusiones.
Os digo: refugiaos en mi corazón inmaculado. ¡Cuántas veces os he dicho que mi corazón, es el tabernáculo donde guardaré, vuestros sufrimientos y vuestros dolores!
Recordad, que las enfermedades que manda el Padre Dios, muchas veces, son para santificaros a vosotros y a muchos de vuestros familiares. Pensad, que el querer del Señor, es el único que lo puede entender y aquellos que verdaderamente lo aman lo comprenderán y aquellos que quieren comprender, aún les costara, porque siempre estarán buscando el porqué. Y en vuestras vidas, no debe existir el porqué, ni el dónde, ni el cuándo, sino que simplemente que así sea. “Que se haga tu santa voluntad Señor”. Repetid constantemente; es tu Santa Voluntad Señor, que se haga tu Santa Voluntad y así podréis salir adelante en todo momento, en las dificultades. Al reclamarle a Dios estáis también abriendo vuestro corazón, porque él pide que vosotros le reclaméis. También Él pide, que vosotros podáis decir y reclamar con justicia, todas las cosas que os suceden. Él, os atiende, porque Él, quiere ver, que vosotros, estéis pendientes del verdadero sentimiento que Él tiene hacia vosotros. Sus caricias, muchas veces no son suaves, pero el Señor ama y ama así, verdaderamente con amor y al ver vuestro sufrimiento, Él lo recoge y lo guarda en su corazón, que es tan sagrado y Él, ahí lo atesorará. Él, ahí mira si vosotros, podéis servir aún más y expiar por muchas almas que viven en la oscuridad.
Os digo: que vez que vosotros estéis en duda, es el adversario que no quiere que entréis en el juego del amor con el Señor. Pero el Señor, ganará la batalla, aunque el gran adversario, va a estar ahí, constantemente hostigando en este camino, pero el Señor, lo permite; para ver, la fortaleza con que estáis batallando.
Constantemente vosotros, estéis pidiendo y pidiendo, no os canséis de pedir, porque el Señor, permite, que pidan todo lo que quieran, pero esperen. Sepan esperar con amor y paciencia, porque al final, el Señor, os dará todo.
La Señora dice, que para el veintinueve cada uno lleve una velita blanca. Hijitos, cuando camináis por este sendero, vosotros comprobáis, que a veces, el Señor, os escucha y muchas veces, los signos, se van mostrando en el camino. Atentos siempre, porque siempre será así, el Señor, os dará signos para poder comunicarse con vosotros. En vuestros corazones, también sentiréis la Palabra o el llamado del Señor. Atended, ya es tiempo, que estéis presentes. Ya es tiempo, que estéis atentos al llamado del Señor, porque ya en estos últimos tiempos, Él no estará llamando dos o tres veces.
Vosotros veis, que el tiempo se acorta y el clima sé está volviendo difícil y vendrán grandes, grandes lluvias y grandes acontecimientos. Pero, a aquellos que siempre están con dudas os digo: no dudéis más, porque todo lo que se dice, son palabras sagradas que tengo que repetir para el mundo entero y vienen del Padre. Yo soy la embajadora del cielo y por tanto traigo su Palabra y el que dude de la Palabra de Dios, duda de su propia fe. ¡Qué pena hijos!
Tenéis que seguir adelante. Tenéis que seguir soportando vuestras cruces, el que no ama su cruz no ama verdaderamente a Dios, mis pequeños, sed unos Cristos por este mundo, sed aquellos corazones, que verdaderamente tengan su entrega completa hacia el Señor, estén entregados a su voluntad.
Os digo: que aquellos que están pidiendo por su salud en estos instantes, muchos tendrán sanación, otros, tendrán que seguir luchando, pero recuerden que, el que espera y ruega, el Señor atiende y sanará. Recordad estas palabras, porque así es el Señor. Él, a todos, os sanará y os digo, que la religión, es como una enfermedad (Hospital) y quiero explicar, por qué es una enfermedad mis pequeños, porque, es lo mismo cuando uno quiere sanarse, viene a buscar consuelo. Vienen enfermos de espíritu, como también físicamente y vienen por necesidad a Dios. Por eso os digo: que en la religión, todos empiezan a caer en la fe, los que han llegado por amor o por enfermedades espirituales o por enfermedades físicas. El espíritu se mejorará y mejorando el espíritu mejorará el cuerpo.
No descuidéis vuestras confesiones. Aquellos, que verdaderamente quieren trabajar en esta obra, deberán en la semana confesarse por lo menos una vez por semana, comuniones diarias y orar. El Señor os pide, para este último tiempo: acercaos a los sacramentos y mientras más cerca estéis de ellos, más fácil será, para entender, lo que el Señor os quiere deciros.
Los sacrificios, serán aún, más fuertes, las penitencias aún más duras. Muchos vivirán en desiertos, pero el Señor, lo quiere así hijos y el Señor, tiene el tiempo, para acercarse y borrar el desierto. Muchas veces, mi alma, también ha estado en el desierto, pero el Padre, después viene y llena todo lo que había vacío, lo llena con su amor misericordioso. Así llenará vuestras vasijas en amor, para que vosotros compartáis en el mundo entero.
Levantad los rosarios dice la Señora: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Amén, todos están bendecidos.
Bendigo a cada uno de vuestros hogares, a vuestros hijos y vuestros familiares, a vuestros enemigos y los que verdaderamente quieren verdadera conversión. Especialmente, a los moribundos, a aquellos que viven y mueren solos. En estos instantes, acordaos, que necesito apóstoles para que visiten los hospitales, no olvidéis vuestra labor. No olvidéis que el servicio y la caridad son signo de santidad.
Os amo mis pequeños, id en la paz del Señor.
Shaloom.
Miriam
Mensaje de la Santísima Madre del 21 de Marzo de 2007
Pequeñitos míos, les doy hoy la bienvenida a todos vosotros y les doy las gracias por ser tan obedientes y ver tanta concurrencia.
Pequeñitos, en este tiempo que os dije, vosotros mismos os dais cuenta de las dificultades, en el mundo entero, en vuestros hogares y en todas las congregaciones y monasterios. El gran enemigo, siempre está ahí tentando en todo momento, pero os digo: “Aquellos que están verdaderamente con el corazón abierto y en oración, perfectamente podrán salir de esa lucha que os da el adversario constantemente”.
Pequeñitos, vosotros nunca os habéis preguntado, por qué tanta insistencia, en que recéis el santo rosario. Pues, así como os dije en Fátima a mis pequeños hijos, en insistirles en la devoción del santo rosario, pude haber dicho e insistir, que fueran todos los días a recibir la Santa Eucaristía, pero el Padre Dios, me autorizó siempre, a deciros que fundamentalmente las reuniones eran para que vosotros estéis con el santo rosario. ¿Por qué mis pequeños, os preguntáis?, la respuesta la tendréis hoy, porque quiero que sepan, cuál es verdaderamente la devoción de este rosario. Tiempo atrás, os dije, que cada pepita de mi santo rosario, son rosas de mi jardín, que cuidaba mi pequeño Jesús tanto en Egipto como en Nazareth. Pequeños, es la única forma que puedo deciros, que vosotros estéis en gracia de Dios y estéis en comunicación con Dios. Al rezar las simples oraciones, estáis ahí con el Señor acompañándolos, porque si yo hubiera dicho pequeños asistid a misa, muchos de vosotros, estaríais diciendo que la iglesia os queda muy alejada de sus lugares, que por el tiempo del trabajo, tampoco podríais asistir. Me doy cuenta, que muchos de vosotros, buscáis siempre las excusas que no tenéis tiempo, pero, para una oración como el santo rosario, lo podéis hacer en las oficinas, en vuestros hogares, en la locomoción y cuando viajáis fuera, la podéis hacer. Con cada palabra que recéis el Ave Maria o el Dios te salve, vosotros estáis pidiendo al Padre Dios, que salve a vuestras familias. Vuestras intenciones, son todas escuchadas a través del santo rosario. Si bien es cierto, es importante la Santa Eucaristía, para aquellos que la tienen diarias, os digo: “comenzad con el rosario y terminad con la Santa Eucaristía”. Aquellos que trabajan arduamente, aquellos que les queda lejana la iglesia y no pueden asistir todos los días, con mayor razón, deberéis de rezar el santo rosario. Esta oración, en conjunto, es para unir la familia. Os pedí constantemente, que la recéis junto con vuestros esposos y vuestros hijos. Actualmente, es mucho pedir, porque muchos jóvenes no lo quieren rezar, pero vosotros padres que estáis aquí, estáis comprometidos a mejorar la nueva juventud, para que la juventud, crea en Dios y pueda sentir a Dios y si no podéis hacer que vuestros hijos recen, vosotros rezaréis por ellos el santo rosario. Hacedlo incansablemente, todos los días y veréis el resultado de amor y de devoción que tiene el Padre Dios hacia vosotros. Es la única arma que tenéis, para poder salvar este, vuestro mundo y vuestra familia, porque principalmente, Dios viene a la familia. Vosotros sabéis, que Él, está pendiente de cada uno de vosotros y cada sufrimiento que tenéis. A través de la oración, lo podréis aliviar. El Padre Dios, va a mirar muchas veces, a aquellos que están comprometidos verdaderamente. Que no dejan de pasar, ni un instante, sin la alabanza al Padre. Os dije, que en los quehaceres de la casa, una dueña de casa, también debe rezar, porque solamente, toma quince minutos, rezar el santo rosario. Hijos, apegaos a esta oración, insisto enormemente, porque así rezando cada uno de vosotros, haremos una gran cadena de amor, para salvar esta humanidad. Salvadla del egoísmo y del destierro de este gran enemigo, para que deje vivir a las familias en paz. En esta noche, mis hijos, de corazón os pido verdaderamente, que vuestros corazones, se abran al Padre, que no lo abandonéis, porque ya es tiempo para que vosotros, estéis en conjunto y complicidad con Él. Él quiere ser parte de vosotros, pero dad el tiempo, que Él os pide. Por favor, recordad, que va avanzando rápidamente y los hechos, se están dando en el mundo entero. No quiero asustaros, no es mi intención, sino que advertiros para que vuestro corazón, esté verdaderamente unido con Dios. Dios os mandó al mundo, a cada uno de vosotros, a santificaros. Santificaos verdaderamente, abnegarse a lo que Dios quiere. Vuestras voluntades, deben morir, porque son miserables mis pequeños. El Padre Dios, debe actuar en esa voluntad. Abrid vuestro corazón diariamente, para que Él, pueda vivir y hacer en vosotros. Podréis vivir en gracia, constantemente y con los coloquios que verdaderamente necesitéis, teniendo a Dios verdaderamente, nada os faltará, nada se os negará del cielo, pero sed verdaderos hijos. En estas instancias en el mundo entero, veo la poca caridad que hay en cada uno de los hombres. Me estoy dando cuenta, que el egoísmo que hay principalmente, es, ser más que el otro. Enfrentaos a la realidad, enfrentad las dificultades y enfermedades, que muchas veces, el Padre Dios, os envía, pero quiero deciros; que verdaderamente, muchos son almas víctimas, para este mundo. En ellos, ha puesto el Padre Dios, su misericordia y su amor enteramente, porque en un enfermo, o en un desvalido, se encuentra Jesús. Jesús dolido y sufriente, atendedlo, tendedle la mano, sed caritativo con vuestros hermanos, no os preocupéis por vosotros, porque, por mucho tiempo, Dios se ha preocupado de cada uno de vosotros. Lo encontraréis siempre, en la Santa Eucaristía, lo encontraréis en los tabernáculos del mundo entero, pero lo encontraréis más, en vuestro corazón, cuando vosotros estéis verdaderamente, entregados a Dios. No cuestionen nunca las cosas de Dios, porque al cuestionarlo, vuestra fe se desmorona lentamente. El cuestionar, viene del otro lado, es el adversario que os pone, el cuestionarse sobre las cosas divinas. No permitáis que vuestras mentes se alejen del corazón de Dios.
Hijitos, os pido, que para el veintinueve, estéis todos a las siete de la tarde en Lonquén. Deberéis de llevar una vela blanca, deberéis de estar confesados y comulgados. Quiero vivir con vosotros, un largo y hermoso recorrido, para la preparación de la venida de esta semana santa, que muchos de vosotros, han tenido en este último tiempo. Pero, pequeños, el final, es glorioso, porque esperáis siempre, que Jesús resucite y así Jesús, espera resucitar en vuestros corazones. Alegraos mis pequeños, os doy en esta noche, una gran bendición y os digo: “Que este corazón de madre, os ama eternamente y os vigila constantemente y os visita en vuestros hogares cuando clamáis el santo rosario. Bendigo a vuestros hijos y os protejo. Por eso mis pequeños, en esta noche os doy mi corazón y mi amor de madre. Inclinad vuestras cabezas; os bendigo en esta noche, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Id en la paz del Señor y recordad, que la fuerza del amor, es la oración mis pequeños, y sin esa oración, no tendréis fuerza.
Shaloom
Miriam
Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Abril de 2007
Pequeñitos míos, os doy la bienvenida. En el día de hoy, mi corazón de madre se siente feliz al ver tanta concurrencia.
En especial mis pequeños, cuando veo la concurrencia de muchos jóvenes, porque así veo, que en el fondo, hay jóvenes, que quieren escuchar lo que el cielo pide para la futura Jerusalén.
Lamento que hoy sea un día nublado, pero vuestras almas, estarán de gozo y de alegría. Quiero que sientan mi corazón, que sientan el amor de mi corazón, hacia vosotros.
Quiero deciros, que vuestro cielo que veis todas las noches, muchos de vosotros, lo veis estrellado completamente, lleno de luceros. Pero pequeños, así como esos luceros que brillan en el mundo entero, quiero que vuestras almas, brillen, para que sean faros de luz, para vuestros hermanos. Quiero que miréis constantemente el cielo, porque dentro de esa constelación, bajará desde el cielo una gran señal. Esa señal que vosotros deberéis de estar atentos. Muchos corazones, lo sentirán en el fondo, otros, lo alcanzarán a ver y ese destello de luz que iluminará de Norte a Sur y de Este a Oeste del mundo, será esa cruz.
Pequeños, este es el tiempo, que os dije hace tanto tiempo atrás, en tantos años, que el mundo tiene que vivir y estáis viviendo en medio de caos enormes. Vuestros corazones y vuestras familias viven caos de dolor y de sufrimientos, pero también, os digo, que a través de esos sufrimientos y dolores muchos de vosotros, tendréis vuestra santidad.
No olvidéis, que en cada sufrimiento, también está mi Hijo, ved en ese sufrimiento lo que sufrió mi Hijo Jesús por vosotros. El vino a este mundo, a ayudaros a poder salir adelante, en este camino de fe. Vino a sembrar la confianza, el amor y la creencia, que hay un paraíso, un edén. Y ese paraíso, vosotros lo podéis conseguir.
Deberéis de leer las Santas Escrituras, como os dijo mi Padre tiempo atrás.
Vosotros, escucháis constantemente los salmos y las palabras del sacerdote, pues bien, os digo: “Que desde hoy comenzaréis a tener más atención, porque se irán cumpliendo todo lo que sé ha dicho y lo que muchos temen del Apocalipsis”.
Pequeñitos, abrid vuestros ojos, porque los grandes jinetes, que serán cuatro, comenzarán a avanzar hacia vosotros. Esos jinetes, se componen de cuatro caballos enormes, en los cuales, los colores son significativos, pero quiero que vosotros, estéis atentos. Serán vuestras iglesias las que estarán tronando y cabalgando de Norte a Sur y de Este a Oeste. Vendrán esos días, en los cuales, vosotros deberéis de estar en silencio y en constante oración, porque necesito que vosotros estéis en gracia divina, para que así, podáis entender los signos de Dios. Si no hay conexión divina con el Padre, no podréis daros cuenta, de los acontecimientos que vendrán.
Bendigo a los pequeños de este mundo, para que sean el futuro de la Jerusalén. Quiero, que en cada corazón de los niños, haya un Jesús pequeño y vosotros, como el deber de padre, deberéis de esmeraros para que ellos, acojan a Jesús en sus corazones, en este camino de vida tan difícil, que se avecina.
A mis hijos religiosos, os digo: “Sed como las estrellas que están en el cielo, destellantes de luces brillantes, para que seáis, portadores de la palabra y de esa luz, para poder llamar más almas al camino del Señor.
¿Sí a vosotros, esa luz se apaga, que alma podréis llevar al cielo?
Mirad, que el cielo, ha confiado en vosotros y vosotros, tenéis la responsabilidad de buscar aquellas ovejas, que muchas veces, se alejan del redil del Padre.
A vosotros mis hijos consagrados, os digo: “Que este corazón de madre, viene en vuestro auxilio, en cada momento que lo necesitéis, en cada instante que estéis de flaqueza. Pues, quiero ser en vosotros, la salvadora de las tentaciones.
Recordad que el santo rosario, es el arma más poderosa y sin esta arma, vosotros, no podéis aclamar, para espantar al maligno de este mundo.
Quiero que los matrimonios, se consagren nuevamente ante el Santísimo, en cualquier iglesia, donde vosotros deberéis de llegar y de rodillas, deberéis de consagraros, porque quiero que estéis firmes en este instante, en que vendrán caos y divisiones familiares. Sed fuertes y rezad más aún el santo rosario.
Os pido de corazón, porque sin esta arma, no podréis salir de lo que vendrá.
*A aquellos que están enfermos, os digo:” Sanaos espiritualmente porque así, comienza la sanación física”. Si vosotros no entendéis lo que el cielo quiere de vosotros, en vosotros, hay un Cristo enfermo, que necesita que muchos, a través de esta enfermedad, podáis ofrecerla al Padre y así, llevar almas al redil del Padre. Sed almas victimas os pido, pero victimas de corazón. Victimas de amor, así como Jesús por amor, se entregó al mundo.
No miréis atrás, sino que seguid mirando hacia delante. El camino se está abriendo hacia el edén. Falta muy poco mis pequeños, y conservad vuestra fe firme. Sin la confianza del Señor, nada podéis hacer, sin la confianza en vuestra fe, no podréis estar en el edén.
La gran batalla comenzará. Grandes tormentas vendrán mis pequeños, y deberéis de estar firme en vuestra fe.
Recordad, el que tiene confianza, tendrá plenamente la seguridad, de estar plenamente en el reino de los cielos.
Os pido nuevamente, que seáis de comuniones diarias, estéis en conversación con el Señor todos los días. No debéis de olvidaros, que el día comienza con el Señor y la noche con el Señor. Así como atendéis a vuestras visitas, así deberéis de atender el llamado del Señor.
No os dejéis llevar por los placeres mundanales de este mundo, porque todo esto permite que el demonio, actué alrededor de vosotros. Las tentaciones, serán aún más duras mis pequeños, porque esta es la gran batalla entre el adversario y el cielo. Ayudadme a combatir, yo puedo aplastarlo y quiero que vosotros también lo hagáis mis pequeños, que cada uno pueda derribar, al gran adversario que está hostigando en vuestros corazones.
Mirad que el tiempo está cambiando constantemente, pero mi corazón de madre, tiene la esperanza, que vosotros no cambiaréis, sino que cambiaréis vuestras vidas, buscando vuestra santidad. Quiero que vosotros, estéis llenos de amor y de misericordia, porque el Padre lo derrama en cada instante y vosotros, lo recibís en el altar. Amaos mis pequeños, y respetaos los unos a los otros.
Deberéis ser fiel para Dios y enteramente para Dios, aquellos que no entienden, que pena me da, porque estarán solos.
Amaos mis pequeños, y ver con los ojos del alma y con la esperanza de encontrarse nuevamente con un Jesús resucitado y vivo en medio de vosotros.
Pequeños, fortaleceros en la oración y en vuestros sacramentos, estad con vuestros sacramentos completamente al día.
Nuevamente os pido y no me cansaré de reiterar en todos vosotros lo que el Padre Dios, quiere de vosotros; estad en gracia de Dios.
Pequeños, inclinad vuestras cabezas en esta noche, Yo os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Id en la paz del Señor y recordad, que yo soy vuestra madre y soy la madre auxiliadora como he venido hoy, para venir a ayudaros en estos instantes y daros fuerza en el camino que tendréis.
Alegraos, porque el cielo no os abandona. Os amo mis pequeños, y dad gracias al Padre, por permitirme estar en medio de vosotros.
Os quiero mis pequeños,
Shaloom
Miriam
Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Mayo de 2007
Pequeñitos, hoy me doy cuenta que a pesar del tiempo pensé que muchos de vosotros no ibais a estar aquí, pero veo el esfuerzo que hacéis para llegar a este lugar.
Mi corazón de madre está contento de veros a cada uno de vosotros, os miro a cada uno de vosotros en este caminar.
Pequeñitos, siento una gran tristeza al ver este mundo, porque veo cada instante cuantas almas se van perdiendo en el camino de la oscuridad. Este corazón de madre ha hecho lo imposible para poder alcanzar más almas para mi hijo. Pero, siento también pena de ver que muchos han quedado en el camino.
Quiero que todos vosotros, mis pequeños, estéis caminando bajo los ojos de Dios en este camino tan inmenso.
Ciertamente creo, mis pequeños, como así os miro en esta noche a cada uno de vosotros hasta el infinito de vuestros corazones, para poder deciros: “Os amo mis pequeños.” Veo fieles vuestros sentimientos y vuestras necesidades que tenéis para estar aquí. Quiero derramar en vuestros corazones toda la felicidad y todo el amor misericordioso del Padre que os transmito en esta noche a cada uno.
Sois privilegiados de poder estar aquí, pero también quiero deciros que el compromiso es grande, es grande porque deberéis de llevar en vuestros corazones la paz y el amor a todo aquel que necesita de vosotros.
También sabéis que cuando estéis en dificultades deberéis de estar atentos para poder luchar contra todo los obstáculos que podéis tener en este camino. Tendréis muchas tristezas, dolores y sufrimientos pero para eso mis pequeños, sabéis que tenéis el santo rosario y me tenéis a mí como la madre que estoy siempre al lado de vosotros. No temáis en llamarme en esos momentos de dificultades.
Pues bien sabéis que yo estoy aquí, estoy presente.
Quiero que todas las almas estén en gracia y puedan entrar en el Reino de los Cielos.
No es verdad lo que muchos dicen que el cielo es un estado, yinfierno es un estado.
No mis pequeños, existe verdaderamente el cielo y muchos de vosotros lo podréis comprobar, porque habéis vivido conmigo instantes maravillosos y es parte de lo que el Cielo os dará cuando alcancéis a estar en gracia de Dios.
Quiero deciros: “Que los regalos que hace el Cielo muchas veces para daros fortaleza a muchos de vosotros que perdéis la fe en cada instante que no podéis tener las cosas que necesitáis”.
Hijitos, hijitos de mi corazón os pido nuevamente como madre de todo el universo quiero deciros: “Que no tengáis miedo de entregar vuestro corazón a mi Hijo”. Quiero que vosotros estéis completamente seguros, porque nada os faltará, nada se os negará.
Él es generoso y bondadoso y misericordioso, pero quiero deciros: “Que aquel que este en una disyuntiva diciéndose Señor será o no será, pues, os digo: “Será”. Porque cuando Dios os da todo es porque verdaderamente Dios está con vosotros.
Atended el llamado del Cielo, mis pequeños.
Orad por la paz del mundo que la necesita y vosotros mismos necesitáis paz en vuestros corazones, en vuestras familias. En esas desuniones que hay constantemente en las familias.
Orad para que pronto venga mi hijo a reinar a este mundo. Qué más quisiera que vosotros estéis verdaderamente en gracia. Que estuvierais viviendo el cielo anticipado en vuestra tierra.
Hijitos, este es el tiempo que vosotros estaréis viviendo momentos difíciles. Estáis por comenzar el mes de Junio. Recordad mis palabras del año pasado que os dije: “Vendrán tiempos y lluvias que inundarán grandes partes del mundo” y muchos la van a recordarán. No miréis que estáis en sequía, porque pronto vendrán las lluvias torrenciales.
Atended al llamado del veintiuno pasado: que deberéis de mirar el cielo todos los días, las señales comenzarán. Pero, aquellos que tengan los ojos del alma bien abiertos lo podrán descubrir. Descubran a Dios antes de mirar al cielo.
Las estrellas comenzarán a girar y serán inmensas.
Mis pequeños, no temáis a los temblores, porque eso estaba escrito y vendrán aún más seguidos. Pero, si estáis atentos y en gracia de Dios nada podrá atemorizarlo. Sí aquel que tiene miedo es, porque tiene su fe débil mis pequeños, porque aquel que tiene la fe puesta en Dios es aquel que se salvará.
Atended mi llamado e id a aquellos que lo necesitan.
No habéis cumplido con las misiones que os he pedido de visitar a los enfermos que necesitan mucho de vosotros. Cada vez son más los hermanos evangélicos que van creciendo y llevándose aquellas almas que no tienen compañeros que los pueden ayudar para esta salvación.
Recordad, que los enfermos que están moribundos en los hospitales necesitan aún más de vuestra ayuda que vosotros mismos.
Necesito grandes gladiadores para esta gran batalla y para eso confío en cada uno de vosotros. A cada uno os pido: “Que me ayudéis a formar una gran milicia terrenal para que se junte con la milicia celestial. Confío en vosotros y espero en vosotros que seáis verdaderos hijos, verdaderos representantes del Señor, que seáis apóstoles como Cristo quiso que fueran los doce y vosotros sois más de doce.
Pequeños, no me defraudéis, porque yo espero y siempre veo en vosotros las grandes necesidades. El cielo acude a vuestras grandes necesidades y vosotros acudid a esta necesidad que el cielo os pide. Ayudad y orad por los más necesitados.
Pequeñitos, mi corazón de madre os abraza tiernamente en esta noche a cada uno. Sabed que yo estoy ahí en medio de vosotros. En ese instante que me necesitéis ahí estaré.
Orad. Orad. No olvidéis que vuestra salvación es el santo rosario. Hacedlo, hacedlo con amor y tendréis la recompensa. Las puertas del cielo no es un estado, sino que es verdadero y muchos de vosotros lo alcanzareis. Muchos de vosotros ya estáis pisando el gran portal, pero cuidado, porque desde ahí aún puede ser más dura la caída.
Os amo mis pequeños, os espero el veintiuno y recordad que quiero muchas más almas para que trabajen con el cielo.
Shaloom mis pequeños.
Shaloom madre mía.
Mensaje del 29 de Junio de 2007 entregado por la Santísima Madre, en Lonquén
Hijitos míos, os doy la bienvenida en esta tarde llena de amor y de esperanza, porque he esperado este día veintinueve.
Os digo hoy a aquellos que han podido venir pequeños, desde el fondo de mi corazón os agradezco por ser tan generosos con vuestro tiempo para escuchar a esta madre y a esta cierva de Dios que viene para transmitirles todo nuestro amor y todo el amor del Padre que os envía a cada uno de vosotros.
Pequeñitos, en este tiempo en que estáis viviendo muchos de vosotros estáis viviendo apuradamente, corriendo en vuestras vidas en un ir y venir. Pues os digo: que muy pronto entrareis en una etapa de letargo para que estéis conviviendo con la gracia de Dios. Dios espera en vosotros que reine la paz en vuestros corazones. Hoy es un día maravilloso por esta concurrencia, porque hoy muchos de vosotros llevareis las gracias a vuestros hogares. Veo con sacrificio los esfuerzos que hacéis por estar aquí. Aquellos que muchas veces he pensado que les faltan fuerzas y fortaleza os doy en esta tarde todo aquello, todo ese amor y fortaleza para que renazca esa fe en vuestros corazones.
En este tiempo mis pequeños, que no se sabe sí el bien o el mal triunfará, hoy os doy la calma, porque siempre el bien triunfará sobre el mal.
Os quiero decir que si vosotros os mantenéis firmes en este tiempo vais a ver que el amor de Dios es tan misericordioso que triunfará sobre el mal que os rodea.
Quiero entregar verdaderamente mi corazón en una llama de amor. Esa llama que podréis encender prácticamente cuando vosotros me aclaméis o me llaméis cuando vosotros me necesitéis. Quiero deciros que este corazón de madre que hoy se une con cada uno de vosotros os aseguro que nada podrá derribar vuestra fe. Quiero transmitir a aquellos que aún siguen con la esperanza de una sanación tanto física como espiritual os digo: “Vendrá la sanación lentamente para algunos, para otros será abrupta, pero para eso deberéis de estar siempre agradecido ante los ojos de Dios, porque Dios es el que da la gracia. Yo simplemente os digo: “Soy la intermediaria entre lo bueno de este mundo para poder llevar a todos esos corazones que están viviendo en desolación”. Quiero deciros que aquel que tenga la fe firme es aquel entrará en esa Jerusalén tan hermosa que os ha prometido el Padre Dios. Quiero vivir y morar en vosotros como el Padre Dios quiere también morar en esos corazones. Dad el lugar al Padre que merece en vuestros hogares, porque ahí tendréis verdaderamente la certeza que Dios estará siempre triunfando en medio de vosotros. Mi corazón y el corazón del niño Jesús están unidos fuertemente a través del amor misericordioso del Padre y ese es el momento que os derramo en vuestras suplicas.
Hoy permitiré que me hagáis preguntas, pero simplemente responderé las preguntas que el cielo quiere que yo responda. No más de un minuto, espero que seáis conscientes en lo que vais a preguntar, porque aquello que no merezca pregunta, ni respuesta no corresponde mis pequeños. Usad el discernimiento en este instante, porque la pregunta puede ser respondida directamente, pero recuerden ocupad el tiempo de Dios en las cosas de Dios y no en las cosas banales. Pues bien mis pequeños, será mi regalo en responder para que veáis que verdaderamente Dios está comprometido con cada uno de vosotros. Sed fieles hasta el final os dije hace un tiempo y para eso deberéis de ser firmes en vuestra fe, porque vendrán tiempos difíciles y si vuestra fe está tambaleando os digo mis pequeños, que nada bueno podréis tener, sino tenéis la certeza que Dios habita en vuestros corazones. Sed puros y limpios en el pensamiento y en la forma de actuar. Sed sinceros en vuestros actos de amor y de caridad, me he dado cuenta que muchos de vosotros habéis sido faltos de caridad. La caridad empieza por casa, yo siempre os he dicho que dentro de la casa es el templo y el tabernáculo donde Dios mora en cada hogar de vosotros. Permítanos estar en medio de vosotros. Permítanos compartir en esos tiempos que tenéis para poder vivir en gracia de Dios. Sed pacientes os dije una vez para las recuperaciones tanto físicas, como mentales y espirituales. Dios tiene su tiempo y su minuto para hacer los milagros, como también transforma una vida apagada en una vida alegre.
Os digo: “Aquellos que el cielo ha tomado como instrumento de almas victimas en este camino, quiero deciros que ciertamente a través de ese instrumento se obrarán muchas, pero muchas conversiones”, pero no teman porque si Dios ha permitido que sigáis viviendo aquellos que pensaron morir o partir antes de tiempo es porque Dios lo ha querido así.
Habéis encontrado la pregunta que deberéis de hacer, ordenadamente os pido, porque en este instante el cielo está en medio en medio de vosotros.
La madre permite que las personas hagan preguntas personales y el cielo las responde.
Pequeños, veo con ansias muchos que no se atreven a preguntar, pero a aquellos les digo no siempre doy la oportunidad, pero quiero deciros que en algún momento podré responderles a todos.
Orad, orad y a todos vosotros os digo: “Los que vivís en comunión con Dios más sabéis que a veces la comunión de Dios hace hermanable a todos en la fe y son hermanos del único Padre, del hijo y del Espíritu Santo.
Amaos los unos y a los otros. Recordad que siempre los veintinueve cada tres meses me encontraré aquí, pero quiero pediros el ultimo favor de madre, id a visitar a los enfermos, lo reitero por enésima vez, porque aún no hacéis caso del llamado de esta madre.
La caridad, la caridad la tenéis y lo podéis hacer, porque en la caridad Dios se manifiesta mis pequeños. Quiero viajar con vosotros a vuestros hogares y permanecer en medio de vosotros y alegraos, porque este es un tiempo de paz y un tiempo de gozo que tendréis en estos instantes, porque más adelante tendréis muchas tribulaciones.
Aquellos bebes que vendrán, vendrán sanos y estarán en gracia de Dios.
Os bendigo en esta tarde desde este corazón de una madre que sé preocupa por el mundo entero y vosotros sois discípulos para llevar la paz y el amor a todos aquellos hogares.
Salid y predicad, sed valientes, porque es el tiempo que estéis trabajando por Dios.
Os amo, os amo y nos vemos, nos vemos en Agosto mis pequeños.
Shaloom
Miriam
Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Agosto de 2007
Pequeñitos míos, hoy doy la bienvenida a cada uno de vosotros a este santuario.
Pues bien, he recorrido tantos santuarios en el mundo y especialmente este lugar. El Padre Dios ha permitido, que cada vez que yo visite los santuarios del mundo, gracias concederá a muchos de vosotros.
Pequeñitos de mi corazón, os digo: “Que estáis viviendo en tiempos de advientos, un nuevo tiempo de adviento, en este tiempo en donde vuestros sentimientos y vuestras dificultades van creciendo con problemas de cada día.”
Pues, quiero deciros que el camino de la luz, es un camino de salvación.
Gracias a la Santa Trinidad que me ha permitido traer la luz celestial a vuestro camino. Quiero ser vuestra madre inmaculada en todo momento y refugiar en vuestros corazones, todo el amor que Dios permite y envía a cada uno de vosotros.
Quiero deciros que en este camino que, cada vez avanzáis por el camino de la luz, las dificultades son varias que envía el adversario constantemente impidiendo a muchos, a no avanzar en el camino de la santidad.
Quiero deciros, que la santidad es el camino que Dios quiere que vosotros sigáis, que consigáis a través de la generosidad y la bondad de vuestros corazones.
Que haya oración y contemplación. Que haya obediencia. Que haya serenidad en vuestros corazones. Que tengáis caridad con vuestros hermanos. Obediencia en este tiempo que el mundo está viviendo en una locura incalculable. El Padre Dios envió a su hijo, vino tiempo atrás y visualizo el futuro de este tiempo que vivimos. El cielo mira con dolor y sufrimiento cuantos abortos hay constantemente y siguen habiendo en el mundo entero.
Pedid y aclamad que venga pronto la venida del Señor, porque os digo que está muy cerca de vosotros. Este es el tiempo que tenéis, para poder seguir en el camino de santidad. Volved a los sacramentos mis pequeños, os he pedido tantas veces. Se han olvidado verdaderamente que el pecado es pecado, no cambiáis. No atendéis al llamado.
El cielo ha dicho durante tanto tiempo y en tantos lugares del mundo, donde me he aparecido en Garabandal, en Fátima. He dicho que el cielo le ganará la gran batalla al pecado. ¡Entonces ! ¿Porque dejáis que el pecado aumente en vuestras vidas?. Ya no lo tomáis como pecado, simplemente lo omitís.
La maldad está creciendo enormemente, porque no conocéis verdaderamente cuales son los sentimientos puros que Dios ha mandado a este mundo. Háganse pequeños y humildes, para que la pureza de vuestros corazones, transformen vuestras vidas y lleven luz a aquellas almas que viven en la oscuridad.
Quiero ser la fuente de luz que manda el Padre Dios a cada uno de vosotros. Quiero actuar en vosotros, en medio de vosotros, siempre y cuando vosotros me permitáis estar ahí en medio de vuestros corazones.
Haced penitencia, para que podáis conseguir las cosas que Dios quiere de vosotros, esencialmente la humildad que deberéis estar constantemente trabajando en ella. Haceros pequeños.
Haceros pequeños para que vosotros podáis gozar del Reino de los Cielos.
La puerta del cielo es grande mis pequeños, y quiero que cada uno de vosotros pase el umbral del cielo.
Hijitos de mi corazón, os suplico como madre que soy acercaos a los sacramentos, no dejéis de ir a misa y quiero que vosotros estéis confesados como Dios ha permitido, es la única manera que podéis liberaros del pecado.
Van a venir tiempos más difíciles y todo lo que se ha dicho se ha ido cumpliendo, porque las cosas de Dios se cumplen.
Quiero deciros, el que tenga la fe firme, podrá salir adelante. No es tiempo de dudar, ni estar sí o no si Dios existe, verdaderamente Dios existe mis pequeños, deberéis de tener la certeza para que vuestra fe vaya creciendo aún más. Os aseguro que el camino de la santidad se logra a través de la humildad.
Os repito, no desesperéis si vuestros sacrificios son en vano y no se puede lograr lo que muchas veces solicitáis al cielo, en la desesperación trabaja mi adversario. Tened paciencia y sed hijos de Dios obedientes, porque el verdadero hijo obedece la palabra de Dios.
Os amo, mi corazón de madre os quiere estrechar esta noche, y acunarlos a cada uno de vosotros a través de esas dificultades y sufrimientos que muchos tenéis en estos instantes. Pero no olvidéis que el Señor es generoso y os enviará un bálsamo en vuestras vidas.
Pequeños, orad, orad y orad y no olvidéis que en medio de esa oración Dios se hace presente.
Pequeños, os espero el veintiuno y os digo que las cadenas de oración deben ser aún más firme, debemos de ganar la batalla al adversario. Este es el tiempo como os dije de un nuevo adviento. Luchad para ganar la gran batalla al adversario. Y vosotros tenéis vuestras armas poderosas, el santo rosario y la oración contemplativa. Esa oración intima que deberéis de tener con mi hijo Jesús.
No olvidéis que en esta noche os pido verdaderamente un compromiso en que vosotros deberéis de mejorar aún más vuestras vidas. Vengo al mundo entero, vengo gracias a la Santa Trinidad y os digo: “Sed fieles, sed fiel a los mandamientos de Dios”.
Os amo mis pequeños, y nos vemos.
Shaloom
Miriam
Mensaje de la Santísima Madre entregado el 2 de Agosto de 2007 en Scicli
Pequeñitos míos, os doy la bienvenida por este día tan especial.
Pues, mi hijo os envía todo su amor a cada uno de vosotros, mis pequeños.
Quiero deciros, que en este tiempo que he vivido en medio de vosotros, me he dado cuenta que muchos de vosotros estáis pensando y no estáis actuando con vuestro corazón, las oraciones son tan importantes en este tiempo, mis pequeños. Necesito que vosotros estéis en oración constante junto con mi hijo Jesús. Andad y visitad al Santísimo que se encuentra solo en los altares de tantas iglesias en el mundo entero. Rezad por vuestros hijos, porque de ellos será la nueva Jerusalén.
Pequeñitos, os digo: “Que vosotros tenéis el deber de formar a vuestros hijos, deberéis de formarlos bajo los estatutos que Dios ha establecido en este mundo”. Repasad vuestros mandamientos mis pequeños, porque eso es la ley de Dios. Basaros sobre eso y tendréis buenos resultados con vuestros hijos.
Aquí a mis hijos, sacerdotes y religiosas, os digo: “Hijitos consagrados, os doy una bendición especial por estar aquí y os pido doblar vuestras oraciones, porque la Iglesia necesita santos sacerdotes y santas religiosas”. Vosotros podéis ayudaros, porque vuestra misión es orar por el mundo entero.
El cielo y la tierra deben de estar unidos en oración, depende de vosotros.
Pequeñitos, recordad que yo vine acá para estar en medio de vosotros y de vivir y sentir vuestros dolores y sufrimientos. Este es el tiempo de los sufrimientos, mis pequeños, pero el que esta con Dios, a nada temerá, simplemente serán valientes soldados de la milicia terrenal.
Quiero juntar mi corazón con cada uno de vosotros y por eso os digo:
“sed valientes, sed firmes en la oración, id al Santísimo, comulgad, estad en orden con vuestros sacramentos, porque es el tiempo de la misericordia.”
Hijitos, en esta tarde os bendigo y os doy todo mi corazón a través de este amor misericordioso que envía el Padre y por permitirme estar aquí.
Seguid adelante con vuestro santo rosario, sabed que en todos los tiempos el rosario ha sido el arma poderosa con la cual podréis salir adelante en todo momento y en este tiempo.
Os bendigo mis pequeños, inclinad vuestras cabezas, os bendigo en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.
Id en la paz del Señor. Os amo, mis pequeños.
Os amo.
Shaloom
Miriam
Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Septiembre de 2007
Pequeñitos míos, os doy las gracias por estar aquí presentes.
En especial, a mis hijos consagrados y a aquellas hijas consagradas que no pueden asistir envío una gran bendición a cada una de ellas por su constante preocupación y por siempre preguntar y estar atentas de lo que dice el cielo para esta tierra.
Pequeñitos, vosotros sabéis que en este tiempo que estáis viviendo los acontecimientos que el Padre ha enviado a través de los mensajes, se han ido cumpliendo paso a paso.
Pues bien mis pequeños, os digo: “Que atendáis a este llamado del Hijo por intermedio de esta madre para vosotros. Vosotros sois los hijos más atesorados, porque donde voy, en cada lugar donde me presento he ahí donde veo fielmente a mis hijos, con la entrega que tenéis para seguir adelante.”
Pequeñitos, la generosidad del cielo está aún desbordando a muchos en el mundo entero y especialmente en todos los santuarios marianos. Quiero deciros, que quiero estar en medio de vosotros para ayudar a que muchos de vosotros crezcáis en este camino de santidad. Sé que el camino es difícil, pero vosotros sabéis que para conseguir la parte más hermosa de poder vivir al lado de mi Hijo, es poder llevar y cargar esta cruz muy pesada que tenéis muchos de vosotros. Quiero atesoraros a cada uno de vosotros en este corazón. Quiero que mi corazón pueda llegar a todos vuestros corazones. Quiero haceros sentir y participar como se vive en el Reino de los Cielos: con alegría, con amor y bondad. Nunca encontrareis sufrimientos mis pequeños, simplemente encontrareis la paz que muchos buscáis en este mundo y no la encontráis. Solo allá podréis ser felices, aquí podéis tener pequeñas cosas que os pueden hacer feliz, pero la felicidad es eterna en el cielo.
Hijitos míos, recordad que vuestra labor no es simplemente venir y escuchar los mensajes, sino que también es para que vosotros compartáis constantemente en una predicación, llevando la palabra, llevando el evangelio, asistiendo a los enfermos y viviendo en comunión con Dios. Vosotros podéis hacerlo, si sois capaces de venir aquí todos los veintiunos, también sois capaces de cumplir con los mandamientos. No dejéis de ir a misa por los caprichos del mundo. No dejéis de ir a misa cuando el mundo necesita más de Dios en estos instantes. Dios, está llamando a gritos al mundo entero, para que viváis en este tiempo de misericordia que tenéis, que son los últimos tiempos para acercaros verdaderamente a mi Hijo. Asistid constantemente ante el Santísimo, siempre os he dicho que lo tenéis abandonado.
Recordad que los santos son simplemente intercesores, ¿ por qué no acudís directamente al Hijo, al Hijo de Dios, que Él puede ayudaros a solucionar vuestros problemas?.
Hijitos de mi corazón como madre os suplico en esta noche y quiero deciros a cada uno, que seáis fuertes, que podáis mantener vuestra fe intacta, porque grandes sismos se moverán alrededor de donde vivís.
Recordad, que este tiempo es cuando el demonio está actuando duramente, tanto en la familia, como en los lugares de trabajo.
Sobre mis hijos enfermos, quiero deciros a cada uno y a aquellos que no han venido y están siempre esperando una recuperación os digo:
“Tened fe y la última palabra es la que dicta el Padre Dios”.
Recordad, que Dios, es el que maneja vuestras vidas, no es el ser humano y si tenéis la certeza que Dios os va a sanar, es porque Dios lo hará, porque al ver que vuestra fe es firme, Dios podrá hacer los milagros.
Recordad mis pequeños, que yo estoy aquí, no solo los veintiunos, sino que constantemente en el mundo entero, en cada momento que me necesitéis, yo asistiré de inmediato a vuestros encuentros en los momentos felices, como también en los momentos amargos.
Recordad, que nunca hay que abandonar a aquel que esta caído, simplemente deberéis de estar en asistencia. Sed asistentes, así como lo fue Juan. Él, estuvo asistiéndome en el dolor, en el momento en que mi Hijo fue crucificado. Maria Magdalena estuvo acompañando a Jesús en su sufrimiento.
Recordad mis pequeños, sed como Juan y sed como Maria Magdalena asistiendo a aquellos que están en medio de las dificultades.
En vosotros confío. En vosotros pongo la confianza que seréis fieles a los mandamientos y a las leyes de Dios.
Recordad, que el Señor debe estar siempre en medio de vosotros y no el adversario. No permitáis que el adversario este siempre hostigando a vuestro alrededor, consagraos al Corazón Inmaculado y al Corazón de Jesús, porque así podréis levantaros de vuestro lecho para salir a trabajar o hacer vuestros quehaceres. Este es el tiempo de las consagraciones. Os pedí, que os consagréis siempre al corazón de mi Hijo y muchos de vosotros no lo habéis hecho.
Pequeñitos, os digo: “La pequeña se sanará simplemente deberéis de cuidar su alimentación que es delicada.” Pero os digo: mamá, papá recordad que Dios os la ha dado para que la cuidéis y no la descuidéis.
Os digo: para aquellos que están enfermos de cáncer os digo: “Muchos sanarán, pero hay aquellos que tengo que recogerlos muy pronto, porque partirán al Reino de los Cielos, porque ellos cumplieron la etapa.
Pero os digo, que es un ángel que ha estado en vuestro medio para estar y santificar a muchos, a vuestro alrededor. Pequeñitos, no le temáis a la muerte es simplemente dormirse y despertareis entre los brazos de mi Hijo Jesús y os aseguro que nunca querrán separarse.
En esta tarde os digo: “Que mi corazón de mamá espera constantemente estos encuentros, porque me siento complacida en medio de vosotros.
Os doy las gracias, porque permanentemente estáis pendientes de todas las cosas que rodean a mi santuario.
Y os pido, que sigáis bendiciendo a muchas gentes que estén en contra de vosotros. Deberéis de orar por ellos, por los sacerdotes que están en mal camino y por aquellos hijos que cuelgan la sotana.
Os pido: “Santificación y bendición.”
Os pido a vosotros que hagáis muchas, muchas plegarias para poder ayudar a salvar muchas almas en este mundo. Inclinad vuestras cabezas, os bendigo mis pequeños, id con la paz del Señor a vuestros hogares.
Os espero el veintinueve.
Shaloom mis pequeños
Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 29 de Septiembre de 2007
La paz este con vosotros mis pequeños y que está paz se derrame por todo el mundo a aquellos corazones que aún viven en dificultades.
Pequeñitos, hoy os doy la bienvenida a cada uno de vosotros a mi pequeña casa.
Os digo: “ Pequeños, el cielo así como vuestros corazones muchas veces estáis de fiesta hoy el cielo está de fiesta por las grandes y buenas novedades al ver tantas conversiones que han habido en este último tiempo.
Hijitos de mi corazón, como sabéis el corazón de una madre nunca os abandona a pesar de que muchos de vosotros a través de este caminar tratáis de abandonar el camino de santidad. Hijitos míos, hoy os repito nuevamente que el cielo está en medio de vosotros y al estar en medio de vosotros significa que estaré en las dificultades, en los momentos de alegría y también en todo momento de las atribulaciones.
Veo que muchos de vosotros venís esperanzados a que el cielo haga milagros, pero siempre he dicho que los milagros los obra el Padre Dios.
Pero también, os digo: “Si vuestra fe es firme y es fiel para Dios nada es imposible”.
Hijitos míos, no sabéis que en el caminar que habéis escogido estar cerca de Dios los obstáculos siempre van a ser duros y muy fuertes, pero si tenéis verdaderamente la paz y la certeza que el cielo esta con vosotros es ahí donde podréis vencer a todas las atribulaciones que tengáis en este camino.
Veo vientos nuevos que soplarán en este mundo, pero espero que ese viento sea de una renovación espiritual enorme. Deseo que el Espíritu Santo reine en vuestros corazones cada día. Deseo que el Espíritu Santo vosotros lo podáis amar y atesorar en vuestros corazones.
Recordad, que sí lo pedís con amor y lo pedís fielmente el Espíritu Santo os purificará en vuestro corazón.
A mis enfermos os digo: “Más vale esa enfermedad que tenéis a tener la enfermedad del alma, porque muchas veces la enfermedad del alma no se cura tan fácil mis pequeños.” Pero, os digo: “Que para Dios cuando vosotros entregáis esa voluntad tan humana Dios hace cosas maravillosas y grandes en vuestra voluntad.”
Hijitos, hoy miro a cada uno de vosotros, siento a cada uno de vosotros y veo vuestras inquietudes y vuestras dificultades. Como quisiera sanar a cada uno de vosotros, pero desde el fondo de mi corazón os envío este dulce amor de madre para poder darles la paz y reconfortarlos en estos momentos de dificultades. Las angustias pasarán siempre y cuando tu entregues todo ante la Voluntad del Padre. Amar os dijo mi hijo, amarse el uno con el otro, respetaros en todo momento, eso lo deberéis de hacer siempre mis pequeños, porque teniendo el verdadero amor tendréis verdaderamente la paz en el mundo y en vuestro corazón.
A mis hijos pequeñitos, os digo: “Hijitos id a misa. Asistid, comprender lo que es la santa eucaristía, es el cuerpo vivo de mi hijo que nuevamente se inmola para ser entregado a vuestros corazones.”
Con alegría celebramos a cada uno de vosotros cuando estáis de cumpleaños, también celebramos todos los aniversarios de todos vuestros matrimonios. También con tristeza vemos cuando muchos matrimonios van en decadencia, pero deberéis de ganar la batalla que eso es lo que quiere mi gran adversario arruinar la santa iglesia doméstica. Vuestros matrimonios son la iglesia domestica que podrá salvar nuestra iglesia. Vendrá la nueva Jerusalén y es a través de la iglesia doméstica. A través de vuestros hijos y vuestros nietos podrá fundarse y mi hijo Dios llegará en medio de vosotros para reinar en la nueva Jerusalén.
Estos vientos nuevos que renovarán vuestras vidas os pido que los traspaséis a otras almas y al mundo entero. Deseo mis pequeños, que vosotros seáis grandes misioneros y que llevéis la palabra. Quiero manifestarme en medio de vosotros en todo momento. Quiero recorrer el mundo entero para llevar la palabra y los mensajes que mi hijo me entrega en medio de vosotros.
También quiero deciros que el tiempo que se avecina será con grandes dificultades para muchos de los que estáis aquí presentes, pero quiero daros un consuelo de amor, un consuelo de esperanza para que en el momento de tanta tribulación podáis reconocer que el cielo está con vosotros. No desfallezcáis en este caminar, el descanso lo tendréis en el cielo rodeado de tanta maravilla. Atesorar las cosas del cielo ante las cosas terrenales, porque de esto nada os llevareis. Simplemente, quiero que vuestras almas se hagan santas para que así podáis alcanzar el gran lugar que os tiene mi hijo en el cielo.
Quiero hacer un pacto de amor y este pacto de amor lo quiero sellar hoy con vosotros. Quiero que levantéis vuestras manos y digáis me comprometo a ser un misionero para poder llevar la palabra, para llevar más almas al cielo y para que amen más a mi hijo Jesús en el Santísimo. Desde hoy mis pequeños, este pacto de amor que hecho con vosotros lo deberéis de hacer con fe y amor y donde valláis llevareis vosotros luces de esperanza para aquellas almas que están viviendo con grandes atribulaciones. Vosotros sois mis futuros misioneros hacedlo con amor, porque el cielo estará con vosotros.
Si deseáis hacer una petición hacedla en silencio y en vuestros corazones para que así yo pueda portarlas ante el Padre Dios.
A mi pequeña religiosa le digo: “Que los sufrimientos serán enormes y las persecuciones enormes, pero quiero deciros porque sé cuánto me amáis, el cielo os alivianará vuestra cruz”.
Todo aquel que camina en el camino del Señor es portador de la gran cruz, aceptadla con amor y veréis que todo será como Dios quiere para vosotros y es así que lograreis vuestra santidad.
Gracias os doy a todos vosotros mis pequeños, porque veo fielmente como me amáis y si me amáis a mí, amáis el doble y el triple a mi hijo divino.
Recordad, que sin la Santa Comunión, vuestras almas no estarán en gracia de Dios.
Amaos el uno al otro y os espero mis pequeños, el veintiuno.
Os recuerdo que el amor debe ser eterno dentro del matrimonio bajo los estatutos del respeto y del consuelo.
Os bendigo y os doy las gracias a vuestros padres mi querida hija por estar tantos años a tu lado.
Os digo: mis pequeños aquí presentes que bendeciré a todos vuestros hogares, porque este beso de madre os llenará de gran gozo en vuestro corazón.
Os bendigo en esta tarde mis pequeños, seguid adelante.
Os amo y esperaré con ansias el veintiuno. Orad el santo rosario que es vuestra salvación.
Shaloom mis pequeños.
Shaloom
Mensaje de la Santísima Madre, entregado en Noviembre 21 del 2007
Hijitos míos, en este día muy especial os abrazo con este fraternal abrazo de una madre que os ama a cada uno de vosotros.
Quiero deciros: “Que hoy especialmente a los matrimonios, os daré la bendición, porque quiero ver en vosotros, esa semilla de amor para que reine en el mundo entero y en vuestros hogares principalmente”.
La palabra de Dios, es importante en la unión de cada matrimonio mis pequeños. Y por ende, vosotros, también deberéis ser fieles a los mandatos del cielo. Veo con claridad, que muchos hogares se destruyen fácilmente, pero quiero deciros, que estos vientos que han traído muchas turbulencias en cada matrimonio, quiero deciros, pasarán aquellos que verdaderamente están fortalecidos en el amor de Dios y están en gracia de Dios.
Deberéis de refugiaros en la oración como matrimonio, caminad de la mano donde vayáis, para poder demostrar verdaderamente que Dios reina en vuestros hogares.
Aquellos hijos que muchas veces han destruido los hogares os digo: “Dios a cada uno, os da un momento de reencuentro con cada uno de vosotros”.
También os digo: “Que las tentaciones son el doble y el triple que tendrán en estos tiempos, porque mi gran adversario está atacando a la iglesia doméstica. Esa iglesia mis pequeños, que sois vosotros, los matrimonios, sino estáis bien firmes como matrimonios, no podréis mantener el piso firme para el gran cimiento que será después de la procreación de los hijos. Los hijos, son fundamentales y al ver que vuestros padres están rodeados de amor, crecerán felizmente y derramarán amor a todos en su paso. Pero, pensad que la futura Jerusalén mis pequeños, que son vuestros hijos y a lo mejor vuestros nietos, es ahí donde Dios morará en cada uno de ellos.
Os pido, que en esta tarde, aquellos matrimonios que estáis aquí presentes, os consagren vuestro corazón al corazón de mi Hijo, porque Él fundirá el corazón de Él, con cada corazón de vosotros y que haya verdadera reconciliación en cada uno de vuestros hogares. Basta de haceros daño, basta de pensar que este es el tiempo que puede reinar el gran adversario en vuestros corazones. Dejad de lado todos los orgullos y cada vez que pidáis perdón, lo hagáis de corazón y verdaderamente, porque el cielo siempre pasa cuenta mis pequeños, a aquellos que no abren sus corazones y no son fieles a la palabra de Dios. Dios simplemente os va mirando y va marcando vuestro camino. Este es el tiempo de la reconciliación que está dando Dios en el mundo entero, en todos los hogares del mundo, en todas las iglesias, en todas las comunidades cristianas, porque ya se avecina la venida de mi Hijo.
Y os digo: “Cosas muy grandes pasarán y os daréis cuenta que los acontecimientos ya están escritos. Vendrán caos muy grandes en el mundo entero, que revolucionarán vuestros corazones y para eso, deberéis de estar firmes en la fe. Vosotros sabéis con mejor certeza, que Dios está siempre ahí presente en medio de vosotros y en esos instantes de gran dolor y sufrimiento. Él no os abandona, si sois vosotros los que lo abandonáis.
Seguid adelante pequeños, porque el camino es grande, el camino que hacéis durante todo este tiempo es para lograr vuestra santidad.
Os quiero santos a cada uno de vosotros y el Padre Dios, a eso os envió a este mundo, que encontréis vuestra santidad. Pequeñitos, la tenéis cerca, pero no segura. Seguid en búsqueda, seguid encontrándoos con Dios en todo momento. No abandonéis los sacramentos que son las bases fundamentales de vuestra fe. Hijitos, cuando Dios unió a los hombres en el matrimonio os dijo que nada os separará en este mundo sino, que solo Dios desata lo que ata Él mismo. Los hombres simplemente son una manera de destrucción en los hogares. Buscad la consagración y el refugio de mi corazón inmaculado cuando tenéis apuros, violencias y sufrimientos.
Bendigo a todos los hijos. Aquellos que aún están en los hospitales, os envío mi pronta sanación.
Pequeñitos, seguid adelante. Recordad que los tiempos son difíciles, nuevamente os reitero para que estéis atentos. No cambiéis lo espiritual por las vanidades, porque en las vanidades estará la gran tentación y en la espiritualidad vuestra salvación.
Hijitos de mi corazón, como atesoro estos instantes y estos días para estar y estar y compartir con vosotros, para poder estrechar mi corazón de madre a cada uno de vosotros.
En esta noche os digo: “A vosotros mis hijos predilectos, que a través de vuestra oración, constancia y paciencia, deberéis de salvar muchas almas dentro de vuestra comunidad. Seguid adelante con lo que hacéis y veréis los resultados que tendréis cuando estéis delante de las puertas del cielo.
Vosotros mis hijos misioneros, la palabra que os doy es seguir en la constancia y en la paciencia, en la obediencia ante todo bajo la palabra de Dios, porque en la obediencia, Dios da y regala dones inmensos a todos aquellos hijos que comparten verdaderamente la fe y la palabra de Dios.
Amaos los unos a los otros como dijo mi Hijo.
En esta noche, os bendigo a cada uno aquí de los presentes.
Para los enfermos, os envío una bendición especial y os digo mis pequeños, que os veré muy pronto.
Shallom.
Miriam
Mensaje de la Santísima Madre, entregado en Diciembre 21 del 2007
Queridos hijos míos, os doy esta bendición de madre y os traigo este corazón para daros todo mi amor y la paz en vuestros corazones, especialmente, a todos aquellos hijos que nuevamente han encontrado el camino para llegar hasta el Hijo de Dios. En estos días en vísperas, que nuevamente se conmemoran los años que mi Hijo Jesús vino a este mundo para traer la luz; esa luz celestial mis pequeños, a todos vuestros corazones y al mundo entero.
Pequeñitos, así en vísperas de la partida en busca de un refugio, salíamos muy pronto camino a Belén en pequeños burros que José había podido comprar en ese tiempo. Pero, como toda madre en espera, anhelaba eternamente la venida de mi hijo. Muchas madres que estáis aquí, con que amor y ternura esperáis a vuestros hijos. Yo, esperaba darle a mi hijo, todo el amor y ternura que puede entregar una madre y es así, porque ese amor que pude entregar y dar a mi Hijo Jesús, Él hoy en el mundo entero, lo reparte en cada uno de los corazones que verdaderamente lo necesitan. Vosotros deberéis de orar, orar y orar, porque la oración es vuestra salvación. Os dije, “quiero que seáis amigos de mi Hijo Jesús y esa amistad cuando es verdadera a través de la oración y la entrega, nunca se quebranta, a pesar de que vengan grandes sismos en vuestras vidas. Nunca se romperá cuando verdaderamente estéis en el camino del Señor”.
Hijitos de mi corazón, esta madre os trae todo su amor y así como lloro por vosotros y soy la intermediaria entre el cielo y la tierra, quiero deciros: “Que todas vuestras plegarias siempre son escuchadas. Vuestras atenciones que necesitáis aquí en la tierra, el cielo también os las dará en cualquier momento.
Quiero deciros a aquellos hijos que sufren constantemente el abandono de sus padres y del querer, os digo: “Vosotros sabéis que deberéis de derramar amor y caridad en aquellos corazones fríos y duros que hay en el mundo entero. El perdón, cabe en vuestro corazón cuando verdaderamente estáis con Dios. Solo en vuestro corazón puede haber esa paz y ese amor y tener la misericordia que el Padre os dará siempre y cuando verdaderamente vosotros lo sintáis en vuestro corazón. Pequeños, aquellos que sufren por ese amor de una madre ingrata o de un padre ingrato, os digo: “Quiero deciros que no os faltará el cariño, porque el Padre Dios es el que derrama toda su misericordia y mi corazón de madre os cobija”.
Os digo a los jóvenes de hoy que están emprendiendo el camino hacia el camino del sacerdocio, también os digo: “Pensad que el nacimiento de Dios, es la luz que podrá llegar en vuestros corazones y a vuestra alma. Seréis lamparitas que podrán alumbrar en los caminos.
Ese es Jesús, el que da amor y el que da luz y esperanza. Esa esperanza de vida nueva, pero cuando hay verdaderamente una oración entregada y un compromiso con Dios”.
Hijitos, os pido: “No desafiéis a Jesús, no desafiéis a Dios con tantas cosas que ocurren en esta vida”. Vosotros sois hijos del pecado, pero el pecado es sanado cuando verdaderamente encontráis la salvación en una conversión verdadera.
Quiero deciros, que en esta navidad, quiero que cada uno de vosotros en la noche, recéis por mi Hijo Jesús que venga a alumbrar vuestro portal de Belén que es vuestro hogar. Quiero que antes que abráis vuestros regalos y las cosas que tendréis que deciros es un abrazo de amor entre padre y madre y abrazar a vuestros hijos, porque es ahí donde Jesús está derramando su misericordia y su amor infinito en cada uno de vuestros hogares.
Hijitos míos, seguid adelante constantemente en la oración, no olvidéis que los ojos están puestos en vosotros, en cada uno de vosotros, porque vosotros sois los militantes del amor y de la misericordia que el Padre constantemente está enviando a vosotros en este mundo. Necesito que la milicia terrenal con la milicia celestial, se junten en estos tiempos en que realmente necesitaréis mucha, mucha ayuda de Dios. Por eso, no cortéis el cordón de amor, no cortéis lo que el Señor Dios os quiere dar. La confianza y la esperanza, deben prevalecer de nuevo en vuestras vidas y formar cimientos firmes en vuestros hogares. El cielo, confía en cada uno de vosotros y por eso entregamos a vosotros vuestros hijos.
Quiero derramar en este día de gracia, una pequeña bendición a los padres aquí presentes para deciros: “Hijitos, estáis sembrando y estáis sembrando amor en el mundo entero, pero quiero deciros constantemente que ese amor debe estar bajo la bendición del Padre Dios”.
Deberéis asistir constantemente a la Eucaristía, porque desde ahí vendrá la fuerza que os podrá dar Dios para seguir adelante.
Quiero llamar nuevamente a vuestros corazones, quiero darles esta bendición de madre, estrechar a cada uno de vosotros entre mis brazos para poder sentir en vosotros, la misma sensación que sentí cuando estreché a Jesús. Quiero traspasar vuestras puertas del alma, para que podáis ser modelos firmes de paz y de amor en el mundo entero.
Seréis faros, donde valláis, seréis la luz, pero si vosotros vais en diferentes direcciones recordad, llamadme y yo saldré al encuentro para encaminarlos en el camino de la salvación. Yo intervengo por vosotros y vosotros orad para que el Padre Dios, siempre esté en medio de vosotros.
Pequeñitos, quiero advertiros que nuevamente los acontecimientos se están cumpliendo. Os digo: “El que tiene fe nada os sucederá, el que tiene dudas muchas cosas sucederán”.
Advertencia, sed humildes de corazón, sed caritativos, porque sobre eso esta basada vuestra santidad, encontradla, es fácil caminar bajo el camino de la santidad.
Os digo a los hijos predilectos y a mis hijas religiosas en el mundo entero, que en esta navidad, Jesús repartirá en medio de vosotros, una bendición muy especial.
Pequeños, caminad bajo el amor de Dios, es la única salvación que tenéis para vivir en paz, porque así el corazón se sentirá en gozo divino.
Os amo mis pequeños, id en la bendición y en la gracia de Dios, pero recordad, que el compromiso es grande cuando el cielo viene a vosotros y vosotros venís a este llamado de una madre.
Os amo pequeños, seguid adelante, os espero.
La señora dice que todos inclinen vuestras cabezas, os doy la bendición mis pequeños, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y que regreséis en paz a vuestras hogares y gracias por acudir a este llamado de una madre que os ama y os espera en el eterno cielo.
Amen.
Shallom.
Miriam
Mensaje de la Santísima Madre, entregado en Diciembre 25 del 2007
Hijitos, hoy veo tanta concurrencia y con gran alegría os digo: “Que un día como hoy, recibí a mi Hijo Jesús y lo he tenido en mis brazos durante tanto tiempo, hasta cuando él creció. Así vosotros, también habéis tenido a vuestros hijos en los brazos. Así fue el nacimiento de mi Hijo Jesús, en este humilde pesebre. Fue un humilde pesebre, pero el amor de San José, el calor y el amor de un padre el cual, desde el momento en que acepto ser el padre de Jesús, nunca puso en duda su abnegación y su amor total y fiel hacia mi Hijo. Él, preocupado constantemente del frío y del invierno, él extendía su manto para cobijarlo, para que así, él no sufriera del frío y del gran viento que corría en esta caverna. Vosotros sabéis que era mal oliente, pero no sentíamos el olor, sino que el olor del amor y de la paz que el Padre Dios nos acogía. Así esperé que vosotros, acogierais en la noche de ayer, a mi Hijo Jesús en vuestros hogares. Que hubiera un verdadero amor y recogimiento en vuestros corazones, porque lo fundamental, es ver que la familia permanece unida. Son vuestros hijos los que heredarán de vuestros corazones el amor y la esperanza y la verdadera dignidad en este mundo que vive constantemente con tantos apremios en esta tierra. Recordad, que vosotros preparáis a vuestros hijos para esa gran batalla que será entre el mal y el bien, pero vosotros que sois semillas de amor y de esperanza y que vivís bajo el amor de Dios, bajo los estatutos de Dios, vosotros sois los que sembráis verdaderamente en esos corazones pequeños. La infancia de cada niño, es la misma infancia que ha vivido Jesús con nosotros en este humilde portal de Belén, y en ese portal, Jesús nos dio las grandes sonrisas y las grandes alegrías en el instante que el Padre Dios, permitió que estuviéramos en ese pacto de amor entre el cielo y la tierra que es, el nacimiento de la luz y de la esperanza. Jesús, habita siempre en medio de vosotros y Él, es siempre luz y vida y mientras vosotros estáis en este mundo, deberéis de percibir lo que Jesús quiere de cada uno de vosotros.
A mis jóvenes y a mis pequeños, os digo: “Que el camino no es fácil en esta tierra, pero venís aquí, a este pequeño santuario a encontrarte con el amor y la esperanza, para que vuestro camino de hoy en adelante, sea lleno de amor y de esperanza para que vuestras virtudes prevalezcan ante toda las desilusiones, que muchas veces tenéis. Deberéis de mirar que el Señor os está marcando el camino a cada uno. Pero nosotros como humanos, ¿por qué digo nosotros?, porque yo, también soy humana, pero tenía el gran discernimiento que el Espíritu Santo, obraba sobre mi corazón y vosotros también lo tenéis mis pequeños. Acercaros al Espíritu Santo, porque sobre ese camino, podrá Él guiarnos por el sendero de un verdadero camino de fe. No os desaniméis en este camino, porque cada vez que vosotros estáis cansados, Dios nuevamente os mandará fuerza para volver a salir adelante.
Mi Hijo Jesús decía: “Quiero ser amigo de todos los niños del mundo, quiero ser amigo de todos los seres humanos. Cuando Él tenía entre cinco y seis años, Él ya amaba a la humanidad y vivía rodeado de amigos y por eso hoy nuevamente quiere acercarse a cada uno de vosotros, de los pequeños que están por nacer, para darles todo el amor y toda la sabiduría, que el Padre Dios, derrama en medio de este mundo de frivolidades.
Vosotros mis pequeños, seréis el camino de la esperanza, de la nueva Jerusalén y vosotros los padres, sed como San José, tan abnegado, tan amable, tan afable con vuestros hijos. José siempre estaba escuchando a Jesús, en esos instantes que Él necesitaba preguntar, era ahí donde estaba su padre José.
Por eso, hoy en esta hermosa navidad que os pedí que asistieran, era para deciros: Que el corazón de Dios es tan generoso y tan inmenso, que quiere solamente estrecharse con cada uno de vosotros”.
Y yo, como Madre, necesito compartir en medio de vosotros. Necesito estar en medio de vuestros corazones como una madre que quiere ayudaros en este camino tan difícil que ha creado la humanidad, porque mi amor de madre, quiere llegar hasta los más necesitados que el mundo posterga. Quiero que mi Hijo Jesús en esta tarde, pueda sentirse en esos corazones, de cada uno de estos padres que hay aquí, para que se enternezcan y vuelvan a sentir el amor de Jesús. Sed generosos con sus propios hijos, porque desde ahí parte la verdadera caridad. Sed caritativos con vuestros hijos, desde que nacen en adelante hasta cuando ellos verdaderamente crezcan y sean verdaderos hombres de bien para este mundo.
Hijitos, orad siempre por los sacerdotes y religiosas, porque la maldad es tan grande, que han querido destruir a muchos en el clero de la Iglesia.
A vosotros también os digo: “Que las pruebas que tendrán, serán también muy difíciles, pero muchos de vosotros podréis salir o seguir adelante”
Recordad, que la unidad de la familia, es cuando Dios verdaderamente habita en ella. Id a misa en familia, invitad a vuestros hijos, porque eso, es lo que consagrará a vuestra familia por siempre.
En esta navidad, os dije, que quería un amor sincero y un amor verdadero antes de entregar obsequios.
Dadle un obsequio a Jesús, en esta navidad, y el mejor presente es vuestra humildad y honradlo como Dios.
Jesús, hoy los mirará a los corazones y se dará cuenta, cuales son vuestras debilidades. Pero, ahí en esas debilidades, Dios obrará para poder ser hombres de bien y futuros hijos de la nueva Jerusalén.
Pequeños, gracias por asistir a esta concurrencia. Habéis venido a este llamado de una madre que simplemente, quiere veros felices en el mundo y en el cielo. El tiempo es corto. Pero el amor es inmenso para poder salir adelante mis pequeños.
Os amo. Id en la paz del Señor y os doy una gran bendición en esta tarde en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Id en paz y feliz navidad mis pequeños, porque Dios está en medio de vosotros.
Amén.
Shallom Madre nuestra