Mensajes año 2006

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 12 de Enero del 2006

Para Sacerdotes y Religiosas

Pequeñitos míos, hoy os hice venir un día doce para que aquí vosotros tengáis presentes que el Cielo os mira en este caminar.
Pequeños míos, este es el momento que Yo estoy esperando que todos mis hijos consagrados y mis hijas consagradas, vuelvan al camino que Mi Hijo ha instaurado desde el principio de este mundo.
Vosotros mis hijos que sois mis Apóstoles y los Apóstoles de Mi Hijo, os he pedido muchas veces que volváis al camino, ya no es tiempo que estéis dormidos, porque de repente os dije hace mucho tiempo que quedarán diez años para la gran venida de Mi Hijo. Y estáis en este mundo mirando para otros lados, teniendo vuestros ojos cerrados y vuestros oídos tapados.
Nada podéis conseguir en aquellos hijos que juzgan el amor hacia la Iglesia.  Vosotros sois espejo de Mi Hijo y por lo tanto, por eso vengo como una Madre Auxiliadora, a auxiliar  vuestros corazones y a vuestros hermanos que están cayendo cada día en este camino de inequidad.
Veo con mucha tristeza que el Sacerdocio sé está perdiendo en este camino, veo que las vocaciones sacerdotales como religiosas, ya no van creciendo.
Os habéis preguntado ¿qué pasa con las vocaciones?,   muchas veces me he dado cuenta mis pequeños que los sacerdotes y religiosas ya no están siendo el espejo del Hijo de Dios, por lo tanto, muchos jóvenes desisten de las vocaciones.
Pues bien, el Cielo mira y atiende todas las suplicas de aquellos hijos que muchas veces desean llegar al Sacerdocio, pero por ver malas actitudes en mis hijos y en mis hijas declinan. Estáis viviendo en este tiempo en la gran Apocalipsis, la gran guerra para la Iglesia.
Vosotros sabéis mis pequeños, que la Iglesia debe ser defendida con amor y fe, ante  la Voluntad del Padre, no la voluntad de vosotros, porque vuestra voluntad debe de morir siempre,  sin  la  Voluntad de Dios nada podrá salir bien.
Pequeños, los hice venir aquí, porque mi corazón de Madre acongojada al ver que  la Iglesia que fundo Mi Hijo se está hundiendo cada día más.
Como deseo llegar a cada uno de mis hijos consagrados, volver a mostrar que Dios está en medio de vosotros,  no quiero que os pille durmiendo y no quiero que os pille en este mundo de inequidades.
Yo, solo quiero y espero como Madre que sientan y vean que Mi Hijo ya vive en medio de vosotros, solo os falta que vosotros le veáis, pero si no estáis preparados, no estáis despiertos.
Mis pequeños, ¿Cómo pensáis verlo y sentirlo?
Mi gran maestro fue el Padre Dios quien me enseño este caminar, con Él aprendí todo. Vosotros ya estáis consagrados ante Mi Hijo, y vosotras mis hijas les pertenecéis a Mi Hijo, por lo tanto a vosotros os digo lo que sucederá muy pronto mis pequeños, para que empiecen a trabajar y aquel que pueda divulgue a sus hermanos,  lo que va a ocurrir en esta gran Iglesia.
La persecución ya viene, el terrorismo comenzará duramente en la Iglesia, desde el Oriente, nuevamente vendrá un ataque a  la Iglesia Católica en grande, la masacre en estos diez años será inmensa.
Por eso, os hice venir para que vosotros a través de vuestras oraciones y de vuestras inquietudes podáis llegar a aquellos corazones que están perdiéndose en este camino. Decidle aquellos, a mis hijos que están consagrados y que viven una vida entregada al bullicio y a la farándula os digo:
Pequeños, nada de esto os servirá, solo Mi Hijo Dios cuando venga os juzgará, seréis juzgados como el Padre Dios quiso, a través de la Santa Trinidad.
El Cielo esperará mostrar el arca de la alianza y a vosotros mis hijos consagrados se los mostrará primero, porque vosotros tenéis todas las herramientas y que mejor que vosotros conocéis el Amor del Padre.
¿Porque hijos dejáis que vuestras tentaciones llenen más vuestros corazones  y no dejáis que el Espíritu Santo actúe en vosotros?
Hijos predilectos de mi corazón, con amor de esta Madre os pido; orad por aquellos sacerdotes que están en decadencia y por aquellas religiosas que dejan sus votos continuamente, para seguir este mundo de inequidad.
Os digo; que la gran señal se dará, pero antes tendrán que vivir el fuego en  la tierra. Un gran fuego se levantará y tiene que ser así mis pequeños para que venga la purificación.
Atended al llamado que os doy hoy, porque así os podré seguir visitando a mis hijos consagrados, porque necesito de vosotros. Necesito que la Iglesia sea una gran piedra, no simplemente un peñasco, una roca que sea inmovible para todo el mundo. Por eso os digo; que los musulmanes quieren atacar vuestra Iglesia. Orad mis pequeños, porque comenzará el ataque a la Iglesia.
Os digo: orad mucho, porque nuevamente el socialismo volverá a crecer en vuestra tierra y en otros lugares en el mundo entero. Esta será la gran batalla del demonio que está avanzando apresuradamente en el mundo.
Así será,  el terrorismo llegará a las puertas de Roma.
Orad por el Santo Padre que pueda seguir teniendo el Espíritu Santo en su corazón. Orad por aquellas religiosas que están siempre en constante peligro y acecho del demonio, quien mejor que él quiere tentar a mis hijas predilectas y a mis hijos predilectos de este camino.
Si sois vosotros, el espejo de Mi Hijo Jesús, en vosotros la gente mira, en vosotros la gente actúa, por eso mis pequeños no olvidéis que sois consagrados ante las tres persona, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Recordad, que Dios os ama y os ha escogido para este camino.
Veo con gran pena que no toda la concurrencia ha sido convocada, pero no solo aquí mis pequeños, porque hasta en Medjourge mis sacerdotes  son muy pocos los que van. Ahora nuevamente, porque el adversario está atacando constantemente vuestras almas y vuestros pensamientos.
Sed fieles mis pequeños que estáis aquí, seguid consagrados a Mi Hijo. Recordad, que el Amor Divino es el Sagrado Corazón de Jesús, el Amor de la Misericordia es Mi Hijo Jesús, toda la Voluntad de Dios, es la voluntad que debe prevalecer en vuestros corazones.
Pequeños, continuad este camino, porque el Armagedón ya viene.
No olvidéis que esta reunión solamente es para mis hijos consagrados, solo vosotros podéis saber que la gran destrucción vendrá muy pronto.
Mi Corazón de Madre entristecido por ver que mis hijos no quieren entender, el Padre Dios está cansado de dar tantas oportunidades.
Pequeños, no hay tiempo que perder, ni de pelear, simplemente deberéis de tener y pedir perdón, por aquellos que muchas veces os juzgan mal, o simplemente os cierran  las puertas.
Vosotros seréis la esperanza para las nuevas generaciones de sacerdotes y religiosas,  por eso os digo; manténganse  fieles y perseverantes, porque la Jerusalén  será renovada cuando venga el Padre Dios, y cuando venga Mi Hijo en Gloria y Majestad.
El Cielo se abrirá y un gran trueno sonará y verán grandes luces y destellos, ¿Podréis estar despiertos?
También os digo: que en el momento que seréis juzgados tendréis los minutos para ver vuestra vida completa, os aterrorizareis y vuestras piernas temblarán y no podréis estar de pie y os daréis cuenta que el poder de Dios es más grande que el poder humano.
Pequeños, atended esto que os digo, porque ya no hay más tiempo.
Yo avisé, dentro de estos diez años, viviréis en agonía.
Pequeños, seguid adelante...  me encontrareis siempre en este lugar y mi corazón de Madre que vive preocupada por vosotros os consolará.
El amor que Dios os envía es grande y su  misericordia es grande.
En esta tarde os bendigo a vosotros mis hijos consagrados y os digo: fuerza, fortaleza, abnegación y perseverancia para este camino que tendréis que seguir.
Os amo mis pequeños, seguid adelante, os espero el veintiuno.
Shaloom
Miriam

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Enero del 2006

Pequeñitos míos, hoy digo que este día es muy especial para el mundo entero. Hoy mi pequeño que me ha llamado desde muy lejos, ha podido comprobar que el Cielo le ha cumplido.
También, estoy contenta porque veo que muchos de los corazones de vosotros han luchado con amor y oración para que este país vuelva a tener paz y amor en este tiempo. Vosotros mis pequeños que sabéis que el camino es difícil, os esperan grandes, grandes acontecimientos, en especial de crisis a aquellos que votaron  por lo inmoral.
Me da pena ver que  vuestros corazones aún no quieren entender, dejáis que en vuestros corazones viva todavía la injusticia,  pequeños, pues no dejáis ver que la parte moral es lo que debe  gobernar en los corazones en el mundo entero.
Me da ver, nuevamente que vuestro país está viviendo este caos tan grande como el mundo, entrando nuevamente a un socialismo que será un comunismo muy grande.
Qué pena pequeños míos que permitís y no defendéis vuestra fe y los derechos que el Padre Dios ha dicho, lamento muchas veces que vuestros corazones  sigan en este caminar.
También veo que no entendéis que las palabras de Dios son santas mis pequeños y así prevalece vuestra voluntad en este tiempo.
Pero os digo; orad, orad y orad, porque en este instante a vosotros será lo único que podrá salvarlos en este mundo de pecado e inequidad. Veréis que por haber escogido tendréis que aceptar las relaciones entre mujeres, mis pequeños y muchos tendrán que cerrar vuestros ojos y seguir  adelante. Qué pena me da Chile, ver que los principios que tenéis los habéis cambiado  nuevamente por la voluntad del hombre.
Qué pena me da mis pequeños que ya no os acordáis  del Sagrado Corazón de Jesús para que pueda vivir y morar en vuestros hogares, lo habéis abandonado por los placeres y la lujuria.
Lamentablemente, este es el tiempo en que el gobierno de todo el mundo, como el comunismo y el socialismo irán abarcando vuestros hogares. Pequeños, ved y velar por lo que os dije anteriormente, comenzarán los grandes atentados en el mundo entero. Os dije; que aquel que vendrá del turbante blanco, vendrá del Oriente, nuevamente hará mover muchos corazones  en Norte América,  con tristeza veo los desastres que habrá en el mundo, porque es el tiempo en que el demonio está viviendo y reinando en todas partes.
Vosotros podéis seguir santificando a través de vuestras oraciones, inclinad vuestras cabezas y orad constantemente y rezad el Santo Rosario, no olvidéis que es ahí donde podréis encontrar vuestra salvación.
Nuevamente reitero, por los pequeños hijos que tenéis en este tiempo, cuidadlos y prevalecer que en ellos viva Dios y no la avaricia y ni siquiera tampoco las injusticias, necesito ver en ellos una nueva Jerusalén, una nueva Jerusalén contemplando para que reine en este tiempo, en el cual serán diez años que viviréis constantemente atormentados todos vosotros. Padres se levantarán contra sus hijos e hijos contra sus padres y verán que el tiempo os dará la razón por todo lo que el Cielo ha pedido durante estos veintiún años.
Quiero levantar en vosotros ese Amor Misericordioso del Padre, quiero salvar la familia y unir a todos vosotros a través de una sola palabra, el amor con misericordia, el amor con el verdadero perdón, vosotros que estáis casados, vosotros que estáis comprometidos deberéis de respetaros el uno al otro y simplemente deberéis ser humildes mis pequeños, porque así podréis llegar al camino que os ha  dado el Señor en una santa y sagrada familia de vosotros.
Os digo también mis pequeños que cuando estéis en agonía viviendo vuestras crisis matrimoniales y   aclaméis al Cielo y el Cielo inmediatamente obrará en vuestro hogar. Ámense y respétense, porque así podréis tener en este instante las lucecitas para salvar esta humanidad. Es importante la familia, más aún en este tiempo, que muchos tratarán de destruir a esta familia que Dios vino a formar en el universo entero.
Aquellos que formarán familia os digo, si sois capaces de mantener  este matrimonio sagrado, respetaros y abstenerse en todo momento, no levantaros la voz, sino que sed  San José y María para vivir abnegados bajo el amor y yugo de Dios que ellos os protegerán.
Fortaleceros siempre en la oración, no os alejéis, porque aquel que se aleja vivirá siempre en una búsqueda   continua, porque en esa búsqueda no encontrareis a Dios. Dios esta siempre en vosotros, en el instante que vosotros lo aclaméis, Dios se hace presente.
Salvaos mis pequeños, salvaos os digo, no os dejéis llevar por esta corriente roja que vendrá nuevamente a mover vuestros suelos.
Insistid y salir a predicar, insistid y orar por aquellos que están aún equivocados.
¿Cómo podéis ser cristianos y católicos si tenéis en vuestra mente el odio y tenéis  solamente la persecución de aquellos que en el fondo han luchado también    por un edén?
¿Cómo podéis asistir aún a los encuentros si aún tenéis odio en vuestros corazones?
Pequeños así os digo; Dios viene para todos, a los agnósticos, a los que no creen Dios los ama y los atesora y a ellos él les dice, aquí estoy esperándolos a vosotros, aún espero el cambio, aún espero que vosotros lleguéis al Reino de los Cielos.
A los enfermos que aquí presentes están os digo, seguid adelante, porque sanación tendréis, no desfallezcáis, porque así es el Señor, obra en el silencio y los milagros son conocidos.
Amaos los unos a los otros como dijo Mi Hijo, así deberéis de amar incluso al enemigo, deberéis de poner vuestras mejillas y así deberéis de estar   unidos. Levantaos de las caídas, muchos tropezarán, pero volveréis a levantaros y la única manera de levantarnos es tener a Dios como el báculo de vuestra salvación.
Pequeños, levantar vuestras manos hoy, porque os daré la bendición.
En esta noche os bendigo y llevar todo el Amor Misericordioso para vuestras familias y para los más necesitados que encontréis en el  camino.
Recordad, mis pequeños que Yo soy vuestra Madre del Consuelo y del Auxilio.
Recurrir a mi Corazón Inmaculado, recurrir en los momentos más difíciles, porque Yo no los desampararé.
Os amo mis pequeños, seguid adelante y atended a todo lo que vendrá. Orar mis pequeños y sed valientes.
Os amo mis pequeños  id en la paz del Señor

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Febrero del 2006

Pequeñitos míos, hoy como día veintiuno me hago presente aquí para estar en medio de vosotros para dar mi gran bendición de Madre a  cada uno de vosotros, en este caminar; en que han sido muchos caminos recorridos durante tanto tiempo, en el tiempo de Mi Hijo,  en este milenio presente, en las tierras de Jerusalén, como en las tierras de Caná y de Nazareth, el andar de una familia de Nazareth, es el andar  que vosotros también mis pequeños, que deberéis de cumplir.
También os digo: que cada vez que estéis en este camino las turbulencias que tendréis serán enormes, pero no os preocupéis, porque si estáis con esperanza y  verdadera fe podréis llegar al Reino de Dios.
Os digo: que aquellos que siempre buscan la felicidad, la podréis encontrar alrededor de Mi Hijo. Aquellos que buscan la esperanza la encontrareis en  Mi Hijo Jesús. Aquellos que buscan la riqueza, la riqueza os dará Jesús, porque así podrá Jesús, mi Hijo moldeará vuestras vasijas en este camino dándole cada día a vosotros, en cada instante una gotita de amor en la cual vosotros podéis ser el bálsamo y llevarla a cada uno de vosotros, mis pequeños.
También os digo: deberéis de ser un granito de mostaza, cada granito de mostaza que seréis vosotros Dios lo multiplicará enormemente cuando vuestra fe sea verdadera e inmensa. Que hermoso sería si todos vosotros pudierais ir multiplicando vuestros granitos de mostaza cada día a través de vuestro querer, de vuestra paciencia y abnegación.
¿Qué quiero Yo de vosotros? ...
Vosotros que sois mis laicos comprometidos os pido: Que seáis grandes, grandes gladiadores para las grandes batallas que habrá durante este tiempo.
Mi corazón de Madre con tristeza muchas veces ve como los matrimonios se van separando día a día, pero pequeños, la salvación del matrimonio está en la grandeza de la paciencia y en la comprensión y en la ternura que tenéis para lo demás, si vosotros tenéis esa paciencia, y ese amor y esa abnegación las turbulencias pasarán por vuestro matrimonio, solo quedará el amor verdadero de Dios. No olvidéis los sacramentos que habéis hecho ante Dios, respetaros el uno con el otro, saber quién de los dos puede llevar la gran familia. Siempre he dicho que el hombre debe ser un San José y la dama debe ser María en vuestros hogares. Yo pido en esos instantes cuando vosotros estéis con profundo dolor en vuestro matrimonio clamad a San José que es el patrono de vuestros hogares, clamad, porque él es el único que podrá poner orden en vuestras familias. Jesús como hijo de una linda familia, Jesús le da el poder a su padre José para  que él  bendiga  vuestros hogares. Así como bendice cada día a los consagrados y religiosas en sus comunidades, así bendice también vuestros hogares, aquellos hogares que estáis comprometidos a proteger con vuestra fe. Sin fe, mis pequeños, no vais a avanzar en este camino, sin penitencias, sufrimientos y agonías tampoco alcanzareis hacer vuestra Santidad, porque el camino de la Santidad es a través de sufrimientos y agonías en este sendero de amor que Jesús da la esperanza para el nuevo Jerusalén.
Que hermoso sería que todos vuestros corazones estuvieran preparados para alcanzar  la Gracia Divina. No declinéis, no creáis que la fe se os va o vuelve.  La fe siempre está, solo que cada día deberéis de ir creciendo en el camino de la fe, cada día más en el compromiso que tenéis con el Cielo.
Si muchas veces os sentís solos en esta caminar, recurrid a Mi Corazón Inmaculado, como Madre Corredentora llevaré vuestro amor y vuestra fe débil al Corazón y al seno del Padre.
También mis pequeños, cuando seáis tentados por el gran adversario recurrid a mí, porque yo soy la Madre del Consuelo y seré la defensora de los ataques del adversario.
También os digo: en este tiempo cada vez que vosotros estéis a punto de conseguir algo, dad gracias a Dios, porque es Él el que permite que vosotros logréis todas las cosas.
La sanaciones mis pequeños os dije: se van dando como va creciendo vuestra fe, mis pequeños. Os quiero decir: que para el Cielo nada es imposible, porque en este tiempo el Cielo da todo y dará todo siempre y cuando vea que vuestros corazones son sencillos y  humildes. Humildes como pequeñas ovejas deberéis ser para poder estar en el redil de Jesús, en este redil donde Él les da de beber a cada una de las ovejas el agua de la vida eterna.
Pequeños, cada vez que estéis cansados recordad a Jesús, Él está ahí esperando y os levantará  con la fuerza de su amor.
No tengáis miedo de enfrentar aquellos que muchas veces os cierran las puertas o muchas veces se convierten en cruces.
También os dije: que aquel que desea retroceder no es tiempo mis pequeños, porque el tiempo se está acabando. Ahora podéis ver que el tiempo que vivís ya se hace corto en el día, no alcanzáis hacer las cosas que debéis de hacer. La noche se hace más corta y el día más corto,  avanzamos rápidamente para alcanzar ya el tiempo de la venida del Hijo de Dios. Como quisiera que Él estuviera ya para que todos vosotros pudierais compartir y ver como es ese Jesús a quien vosotros queréis y amáis sin verlo, sino con sentirlo.  Que alegría es sentirlo mis pequeños, porque cada vez que Jesús se hace presente se siente en el corazón y queda la paz inmensa donde Jesús sana. Él deja todo su amor y su misericordia en las casas donde Él visita. Abrid vuestros hogares, abrid vuestros corazones para que Él pueda morar siempre y dar la paz en los hogares donde Jesús reinará. Recordad, que deberéis de tener al Sagrado Corazón de Jesús en vuestro hogar, ya es tiempo que Él reine en vuestros hogares. El Sagrado Corazón de Jesús es grande, Él atraerá a todos aquellos que en el fondo necesitan de Él, mis pequeños.
Clamad misericordia, clamad os digo: porque es el tiempo que Jesús os dará su misericordia.
La Señora dice: que os comente que una familia Italiana que no podía tener bebe, el Cielo ya le ha favorecido con un hijo. Esto quiere decir mis pequeños, que nunca deberéis de dudar, porque el Cielo siempre cumple.
Salvador y Sor Emma os digo: vosotros que sois los consagrados en este instante os permito que hagáis una pregunta por ser fieles al mandato del Cielo, el Cielo os contestará  de inmediato.
Salvador, vuestra comunidad es una comunidad abierta a todo el mundo, pero recuerda cuales son los estatutos de vuestra comunidad, volved  a insistir donde se nace en comunidad se duerme y se mora en comunidad, por lo tanto, mi pequeño, con la fortaleza que tenéis podréis  lograr un gran entendimiento dentro de tus mismos hermanos de religión.
Pequeña, a la pequeña que no vive aquí en Chile os digo: ella tendrá su sanación como el Cielo lo quiere, pero ella ha venido simplemente a santificar esa unión de esa familia, siempre el Cielo escoge almas victimas en algunos hogares, por lo tanto, dentro de vosotros también puede haber una alma víctima  para poder lograr la  Santidad de sus hermanos.
La Señora dice: que levanten sus rosarios.
Pequeñitos, con el rosario que tenéis hoy entrego mi amor de la misericordia para poder estar aún más cerca de vosotros y cada vez que recéis un Ave María recordad que todas vuestras angustias y temores ahí Yo las recogeré en el tabernáculo del amor.
Pequeños, es el tiempo de volver a pedir perdón y de vivir  en concordia con todos aquellos que os rodean.
Quiero deciros a los matrimonios de hoy que  la batalla será muy dura, porque el gran adversario quiere destruir vuestros matrimonios.
Os pido fortaleza, paciencia y mucha abnegación y en vosotros espero, porque así tendréis en vuestros hijos la nueva Jerusalén.
Confío en vosotros mis pequeños, que las oraciones que hagáis en familia las podáis duplicar cada día más, porque así el Cielo podrá ir bendiciendo a cada uno de vosotros, el Cielo llama a uno, después llama al otro y a los otros.
Vosotros sois los escogidos, vosotros sois los que lleváis la Palabra. Recordad, sois el futuro de la futura Iglesia que quedará en este tiempo.
Os amo mis pequeños y en esta tarde os doy mi bendición en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Id en paz mis pequeños, y decid a todo el mundo que hoy Jesús vive y mora en medio de vosotros.
Shaloom mis pequeños.

Miriam

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Marzo del 2006

Pequeñitos míos, hoy es un día en el cuál el Cielo ya esta viviendo con tristeza lo que se avecina. Pues, todo el Cielo vive nuevamente los días de agonía cuando Mi Hijo Jesús estuvo en la tierra. En estos cuarenta días el Cielo también ayuna mis pequeños, espero que vosotros también hayáis hecho los ayunos y las penitencias. Siempre os he pedido que vosotros ayunéis y hagáis penitencia para estar en gracia de Dios, deberéis de ofrecer algo más que un sufrimiento, sino que las penitencias que el Cielo os pide. He dicho muchas  veces que en este caminar mi alma se pone muy triste y queda muy acongojada en estos cuarentas días. Nuevamente una espada de dolor cruza mi corazón esperando ese momento en que Mi Hijo es entregado en manos del adversario. Que tristeza veo y nuevamente compruebo que los hombres en este tiempo vuelven a crucificar a Mi Hijo Jesús. Cada vez que Él está nuevamente en la cruz  mi corazón tiembla al ver que vosotros, los hijos de este camino todavía no estáis preparados. Todavía no habéis aprendido lo que es el verdadero amor y la reconciliación en vuestros corazones. El Cielo desea que viváis estas fiestas  con recogimiento, humildad y penitencia mis pequeños. Para que penséis y para que crezcáis aún más en vuestra espiritualidad y así  vuestras vidas serán modelos de amor y paz y así los demás verán que  Cristo vive en vosotros.
Nuevamente os digo: que  Jesús morirá para salvar a vuestros hijos y familias  y resucitará en el mismo tiempo para salvar a todos vuestros hogares. Pequeños, desde este corazón de Madre adolorida  que estoy viendo y constantemente al mundo que aún sigue viviendo en el pecado, mi corazón sufre  y al mismo tiempo oro y velo por los pecados del mundo y también por  vuestros  dolores y sufrimientos.
Hijitos, creo que no me habéis comprendido que muchas veces os he reiterado que a Mi Hijo lo dejáis solo,  no han sido capaces de acompañarlo en el Santísimo. ¿ Si no lo hacéis, como lo haréis en estos días de cuaresma?.  Entonces, nuevamente lloro por Mi Hijo Jesús, que aún lo dejáis solo. Nuevamente volvéis a crucificarlo. Id al Santísimo mis pequeños, porque es ahí donde Él se encuentra, justamente esperando a que vosotros lleguéis a acompañarlo y  consolarlo. No sólo en Semana Santa deberéis de consolar a Jesús diariamente, constantemente, porque Jesús diariamente es crucificado por el mundo entero.
Que pena me da ver que en los corazones de los gobernantes del mundo entero no existe, ni siquiera un poco de misericordia, sólo veo en esos corazones la avaricia y la codicia del poder de quien reinará y quien tendrá el poder del mundo. Como podéis ver, ellos no viven el dolor de una Madre, ellos no viven el sufrimiento de un Padre, y no piensan en Mi  Hijo que se ha entregado por amor por esta humanidad y para que el mundo pudiera salvarse del pecado, si lo supieran ellos respetarían y honrarían  su sacrificio.
Vosotros mis hijos que estáis aquí deberéis de rezar y doblegar vuestras oraciones para que alcancen a llegar a esos corazones indolentes y  que están faltos de misericordia y de amor.
Yo, siempre os he dado muchos quehaceres para que vosotros los podáis cumplir y eso me ha tenido muy feliz al ver que vosotros lo hacéis y cumplís con lo que el Cielo os ha pedido.  Vosotros tenéis  que  hacer caso de lo que el Cielo os pide, porque el tiempo siempre lo he dicho se ha ido acortando cada vez más los días y cada vez que estáis más cerca de la venida del Señor. Os reitero: que las pruebas serán aún más difíciles, pero esa es la llave para llegar al Reino de los Cielos. Sí tenéis la certeza así será mis pequeños, porque la fe es grande, el amor es grande, pero os digo: aquel que no sepa cargar la cruz y no sepa llevar los sufrimientos no podrá alcanzar, ni siquiera a mirar un pedazo del Cielo. No olvidéis que los caminos son dos en vuestras vidas, lo fácil y lo difícil y es ahí donde vosotros debéis de elegir. Si me permitís que os sugiera algo, os digo... elegir siempre por lo más difícil mis pequeños, porque esa es vuestra salvación. Lo más fácil mis pequeños, es lo que os presenta mi adversario. El adversario que esta en este caminar, él os quiere tentar con lo más fácil que os puede llevar a  las tentaciones  y mostrar todo lo que su poder puede hacer que vosotros entréis en el camino del pecado. Es tan intruso que muchas veces trata de semejarse a mi Hijo quien os está guiando, cuídense de esas tentaciones y pedid ayuda al Espíritu Santo para discernir cuál será el camino que debéis de seguir.  No huyáis de las dificultades, porque a través  de vuestra fe, a través de vuestro amor, podréis conseguir ganarle al adversario y así vosotros alcanzareis la Santidad.
Os digo: que os crucifiquéis y penséis por un instante en la maldad que hay en el mundo entero. Derramad a través de vuestra crucifixión todo el amor y la misericordia para todos aquellos que están en el camino y en el desierto de la oscuridad.
Pequeños, vendrán unos vientos que soplarán fuerte en el Norte de América y veréis que será el tiempo que el Cielo ya está contemplado, no dejéis que esos vientos golpeen vuestros corazones, sino que vosotros deberéis de ser luz y luz que brillará en el mundo entero.
¡Ay! Mis pequeños, como veo el Oriente sufrir siendo que es la tierra natal de mi país. Como veo como los hombres se destruyen cuando Mi Hijo derramo la sangre en esas tierras. Qué pena me da saber que cada vez que Mi Hijo a dado más oportunidades los hombres en este tiempo se han farreado aquellas oportunidades de misericordia.
Pequeños, recordad que el Padre Dios está atento a cada acto de vosotros, en cada instante. Vuestro  diario está escribiéndose con las letras del Padre Dios  para el juicio final. Amad mis pequeños, porque así podréis llevar el amor a todos aquellos que no sienten un amor verdadero.
Jesús es amor y bálsamo. Jesús es agua y vida. Jesús llenará vuestros cantaros y os derramará por entero a vuestras familias.
Recordad, que aquel que ora unido y entrega amor todas las bendiciones serán para vuestros hijos y vuestros familiares.
Yo espero responder vuestras preguntas más adelante en el tiempo, pero hoy quise venir para poder deciros que cada vez que estamos en Semana Santa no olvidéis de dar algo para Dios. Entregad algo mis pequeños, para que Dios se sienta acompañado en estos cuarenta días de agonía y de tristeza. Haced que vuestra alma, también este de luto mis pequeños, porque en el momento de la resurrección tendréis una resurrección limpia, sana y renovada para seguir en este camino nuevamente de dolor y sufrimiento. La felicidad está enteramente en Jesús mis pequeños, todo lo podréis encontrar a través de Jesús, nada puede ser más hermoso que vivir con Jesús. El Padre Dios vive alrededor de vosotros, no vosotros alrededor de Él, mis pequeños. Y Él abre sus alas y entrega todo su amor misericordioso para derramar en cada uno de vosotros en aquellas dificultades que tenéis.
Orad por los pequeños y los jóvenes de este mundo mis pequeños, porque serán ellos que serán crucificados día a día por esta humanidad insensata e inmadura. Como podéis ver en este tiempo ha ido creciendo la maldad y ha ido aumentando cada vez más, sobre todo en los corazones de los jóvenes. Yo advertí tiempo atrás que muchos jóvenes se levantarán contra sus padres y padres morirán bajo las manos de los jóvenes.
Orad mis pequeños, porque ya es el tiempo en que ya estamos en las puertas del Cielo. Entonces, recordad y haced cosas mejores desde hoy en adelante. He venido a recordaros que vosotros deberéis de tener la humildad en el corazón. Haced que vuestra humildad sea la más pequeña para que Jesús resucite en esta alma que tenéis ahora en un gozo eterno en el final del tiempo. Espero que vosotros estéis en gracia de Dios mis pequeños, y espero que en este instante inclinéis vuestras cabezas y penséis en Jesús que está en una agonía esperando su venida hacia la crucifixión. Entregad el dolor y el sufrimiento de hoy en este instante a mi Corazón Inmaculado para así poder aliviar vuestra cruz en este día.
Recuerden que Yo protejo vuestras familias y a vuestros hijos.
Recuerden que Yo soy el báculo del amor y de la esperanza y el báculo de Jesús al cual Yo transporto todos vuestros dolores y sufrimientos.
Pequeños, os espero el veintinueve a las tres de la tarde y no olvidéis llevar una rama de olivo, mis pequeños.
Sí Señora, dice que me tienen una foto con el Santo Padre.
Salvador, pequeño, no hagáis caso de la misiva que te ha llegado, pues ya tendréis la prueba para poder mostrar que Ximena ha estado con su Santidad, porque en Roma han encontrado la foto con su Santidad y será enviada para que la muestres al mundo entero.
La Señora dice que para el veintinueve a las tres de la tarde os espera con una rama de olivo y una cinta morada en la ramita de olivo. Con lluvia o sin lluvia ella estará esperándolos.
Pequeños, entended que el Padre Dios os bendice en esta noche y también os pide que hagáis penitencia y ayunos. Por favor, haced que la cruz de mi pequeño sea más liviana en este  último tiempo.
Pequeñitos, os doy la bendición y os dejo hasta nuevamente el veintinueve.
Shaloom. Que la paz este con vosotros.  Y con tu espíritu.
Shaloom

Miriam

Mensaje de Nuestro Señor Jesús y de la Santísima Madre, entregado el 21 de Abril del 2006

Pequeñitos míos, hoy veo que la concurrencia aún sigue creciendo.
Pues bien, os digo: que este es el tiempo en que muchos vendrán, vendrán por sanación  y también vendrán para encontrarse nuevamente con Mi Hijo, para encontrarse con la palabra de Dios.
Vosotros también sabéis que el camino no es solamente rezar, sino que a través del rezo conseguís también una Santidad, pero también tiene que ir con la mano de la esperanza y de la bondad, con ese amor misericordioso, mis pequeños.
Vosotros tenéis que tener amor en este mundo para poder vivir en paz en torno de vosotros.
Pequeños, hoy nuevamente, en tiempos atrás Mi Hijo Jesús por tercera vez se presentaba a los discípulos. Pues bien, hoy como en esa fecha os diré que Mi Hijo vendrá en diez minutos más. Esperaré que vosotros estéis en silencio y tendréis el tiempo para ver vuestros pecados que habéis ocultado aquellos que no han podido confesarse y comulgar.
Deberéis de recordar que para estar aquí deberéis de estar en Gracia de Dios, porque quien mejor que Mi Hijo puede ver todo lo que hay en vuestros corazones. Los deseos que tenéis también por sanar, también los podrá ver y Él decidirá si os sanará o les dará un tiempo. Pero, tened fe, mis pequeños, porque en la fe y en la esperanza Dios obrará a través de su misericordia.
Señores pequeños, mis pequeños hijos aquí consagrados os digo: que las eventualidades de este mundo traerán muchos caos y confusiones dentro de la  Iglesia, pero vosotros deberéis de estar firmes para esta gran batalla. Vosotros mis hijos, los laicos comprometidos no deberéis de soltar a ningún hijo predilecto de vuestras oraciones. El compromiso que tenéis es orar por aquellos hijos que están batallando en este camino de seguir al Señor o vivir en este mundo. En este mundo de iniquidades, en este mundo en el cuál vosotros sabéis que Dios os dio para que vosotros  pudierais vivir en paz y tener todo, pero siempre deberéis que recordarlo a Él presente. También os dije tiempo atrás que si aquel que no tiene la certeza y la seguridad que Dios existe.
¡Que pena me da! Mis pequeños, porque así no conoceréis la misericordia de Dios y también no tendréis a Dios, porque Él es misericordia. Deberéis de creer enormemente y tener fe y certeza que Él  obra cuando Él lo desea, puede ser en este instante como en un tiempo que Él lo dará.
Pequeños, vuestros corazones se tienen que abrir enormemente para que el Cielo baje hacia vosotros y para eso siempre he pedido que vosotros renunciéis a vuestra voluntad. Recordad que Dios obra en la voluntad de Él y no en la voluntad de vosotros. Los que se hacen pequeños de corazón de ellos será el Reino de los Cielos y os pido a todos vosotros que seáis pequeños de corazón. Os necesito aquí en este redil, os necesito para el redil de Mi Hijo. Él es el gran pastor, él que vino aquí a cuidar las ovejas de su Padre. Por amor y ese amor tan grande se entregó al mundo entero.
¿Vosotros que entregareis entonces a Mi Hijo?
¿Pensáis  acaso entregar solamente un saludo, una bienvenida?
No mis pequeños, vosotros que estáis en este camino deberéis de entregaros continuamente en la oración. Sed fieles, sed convincentes con lo que hacéis. Orad, predicad y actuad  mis pequeños, de la misma forma que estáis practicando.
Hoy os digo: que muchas veces en el mundo entero os he avisado que los designios de Dios están escritos, pues bien, el tiempo se acorta. Y cada vez que se acerca el gran sismo, no será el temblor que muchos de vosotros pensáis a veces,  sino que el gran sismo de fe.
Vosotros tenéis que estar firmes en lo que creéis y tenéis certeza.
Mirad como está el mundo en caos. Mirad que también el caos vendrá a vuestro mundo que es vuestra familia. Hijos, santificaos y orar y pedid y reuniros en familia. Orad el Santo Rosario como siempre os dije: porque es eso lo que podrá salvar vuestra familia y vuestras almas. Yo que soy vuestra Madre completamente entregada estoy para verlos salvados y en este Reino.
Aquellos que están enfermos en esta tarde os digo: aquí va mi consuelo y ternura de Madre para deciros que muchos tendrán sanación pronto y otros tendrán su tiempo. Recordad que la certeza que tenéis de la fe debe ser firme, muy firme mis pequeños, porque así obrará.
Aquellos que vienen por los hijos os digo en esta tarde: serán los hijos que bendiga el Señor, Mi Hijo quien Él dará a cada uno, pero el compromiso es que cada uno de esos bebes que vengan deberá de llamarse un nombre por José o María. Será la bendición para esos hogares, pero os pido santificación, y cuidad y velad por el pequeño que vendrá,  porque así el mundo lo puede contaminar. Vosotros sois  Iglesia doméstica y por lo tanto debéis de fundar buenos cimientos en vuestro seno familiar.

La Señora dice: que todos estén hincados para esperar al Señor.

Alabados dice el Señor, alabado seas Señor
Te ves hermoso Señor.
En esta tarde te pido especialmente que te hagas sentir en los corazones de aquí los presentes para que se vayan con esperanza Señor. También te pido por mi hermano para que se recupere completamente y que si es tu voluntad él seguirá el camino que le marques Señor. Por los sacerdotes y religiosas que me han acompañado en este caminar te pido que no nos abandones en los días de desiertos que muchas veces nos envías constantemente y te doy las gracias por estar presente en esta fecha muy especial para ti.
Pequeños, ¿sabéis porque estáis reunidos acá?
¿Sabéis acaso que la esperanza que tenéis es mi amor infinito que os entrego desde mi corazón hacia el corazón de vosotros?
Pequeños, no sabéis cuanto dolor me han causado estos tiempos difíciles en el mundo entero. Muchas veces habéis olvidado tantas cosas que mi Padre Dios os ha mandado a decir, desde el comienzo del inicio de la humanidad. Me he dado cuenta que muchos de vosotros mientras caminan en este camino en el sendero de fe, muchos son tentados porque no tienen firme vuestra fe. No te cobijas bajo mi corazón. No te cobijas bajo mis sacramentos. Te olvidáis continuamente que Yo estoy ahí en espera de vosotros. Vosotros mis hijos que en este mundo lo he dado todo Yo espero de vosotros vuestra compasión y compañía. Quiero que todos vuestros corazones tengan hoy un amor en grande, porque la fe es amor mis pequeños, y el amor es esperanza, ese amor es misericordia.
Aquellos que muchas veces dudan de la misericordia del Padre no sabéis lo que le causáis al Padre Dios al dudar,  pues podréis tener  la sorpresa que un día el Padre Dios, te haga llegar una misiva  para decir lo  equivocado que  estás.  Mirad y contemplar las hojas de los árboles como caen al suelo, así quiero que vuestras almas vayan cayendo livianas hasta alcanzar la gracia divina. No olvidéis el sacramento principal, la confesión, para que podáis estar en comunión conmigo en la misa, porque para muchos es difícil de comprender lo que significa este sacramento que es la comunión, pero pensad cuando me vayáis a recibir pensad que mi corazón late en ese instante para entrar en vuestra morada. Quiero morar en tu corazón para dar todo mi amor misericordioso para que tú derrames a los tuyos y a los que viven en oscuridad. Quiero contemplar vuestras penas y anidar vuestros dolores y sufrimientos. Soy Jesús resucitado y quiero resucitar vuestros dolores y sufrimientos, vuestras enfermedades y sacrificios.
Pues bien, os digo: que la recompensa es inmensa. Aquel que se entrega verdaderamente al acto de fe. La palabra de amor es importante en vuestros labios, deberéis de compartirlo incluso con vuestro enemigo, porque así podréis vencer todo el odio y el rencor que haya dentro de los tuyos.
Es falso que muchas veces que decís ¿me amas Señor? Y vosotros me respondéis sí te amo, pero me doy cuenta que el compromiso de amar de vosotros muchas veces es inseguro y con debilidades por el temor del compromiso. Yo no dude en entregarme por vosotros y vosotros no dudéis en entregaros a este corazón que te ama y espera constantemente.
A mis enfermos os digo: tendréis recuperación y quiero que vosotros seáis como mis almas víctimas en este mundo para atraer a más hijos a través de vuestra recuperación. Veréis constantemente la mano de Dios actuando en vosotros pero Yo quiero decir que aquel que tenga la mínima duda prefiero que dé un paso atrás y espera a concretar su fe, para que clame más aún mi misericordia.
Yo no os abandono, nuevamente os digo: sois vosotros que os alejáis de este corazón. Yo os puedo ofrecer todo lo que queréis, porque en este mundo lo tenéis,  pero no sois felices. Yo ofrezco mi amor y toda mi entrega y así podréis encontrar la felicidad completa.
Pequeños, inclinad vuestras cabezas, os bendigo  en esta tarde y les doy mi paz desde el fondo de mi corazón y recuerden estoy resucitado y resucitado en vuestros corazones.
Os amo mis pequeños, no decaigan en este caminar.
Las cosas que sucederán las podréis saltar adelante a través de la oración. Atended al llamado de mi Madre, en el mundo entero os manda a orar el Santo Rosario y no olvidéis que a través de este Santo Rosario esta la misericordia de Dios.
Id en paz del Señor, os bendigo en esta tarde y bendigo a todos mis hijos enfermos, tanto físico como espiritual. Recuerden que en la enfermedad estoy Yo. Recuerden que en esa enfermedad que tenéis físicamente, también estoy Yo.
Os  amo mis pequeños, seguid adelante. La paz este con vosotros.

La Madre dice: pequeñitos, habéis visto que mi Hijo aún sigue viniendo a vosotros y vosotros debéis de seguir viniendo a mi Hijo.
Id con la paz del señor y que dicha me han dado hoy al verlos tan en silencio hoy en esta tarde.
Sigan adelante y no decaigan, aquí tienen a su Madre  Santísima.
Os amo, adiós mis pequeños,
Shaloom.

Miriam

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Mayo del 2006

Pequeñitos míos, en esta tarde hoy os vengo a visitar para daros muy buenas nuevas a todos vosotros mis pequeños.
Muchos de vosotros en este último tiempo habéis estado tristes y acongojados por tantos acontecimientos que en el mundo entero han sucedido.
También os digo: mis pequeños que en este caminar siempre os he dicho que es difícil, pero seguro que llegáis a la morada del Padre. En las cosas difíciles es donde se encuentra el Señor, las cosas que más cuestan mis pequeños, son las cosas que en el fondo vosotros iréis encontrando en este camino todo el amor misericordioso del Padre.
Pequeñitos míos, en este tiempo os digo que la misericordia es tan grande que mira vuestros corazones y Él quiere derramar toda su gloria en vosotros. Pequeños la dulzura de Dios puede ser tan inmensa, porque él que aprende a amar verdaderamente es el que encuentra el verdadero amor y el camino de Santidad. El amor es todo, el éxtasis que puede haber entre  padres  e hijos. Me refiero a este éxtasis cuando el Padre Dios derrama su misericordia y nos entrega cada día a vosotros este amor misericordioso lo podéis derramar en vuestros alrededores, a vuestras familias y a vuestros amigos y a los más necesitados.
Aprended pequeños que el amor se comparte, el amor va caminando día a día de la mano del Padre. A Mi Hijo lo manda el Padre a la tierra por amor a vosotros. Mi Hijo también se entrega en la cruz para que así también vosotros podáis alcanzar la Gracia Divina.

Pequeños, ¿por amor que haréis vosotros?

¿Sacrificareis muchas cosas por amor?

A los hijos que están comprometidos, que formarán nuevos matrimonios os digo: estos tiempos son difíciles, pero si tenéis verdadera certeza que el amor es inmenso y ese amor va regado por la misericordia del Padre podéis avanzar y seguid el camino de la unidad que es el matrimonio. Que desde ahí comienza verdaderamente la unión de la Iglesia doméstica.
En mi vientre ahí estuvo alojado mi pequeño, el vientre de una madre en la tierra también se alojan los futuros sacerdotes y futuras religiosas en el mundo entero, por eso deberéis de cuidar tanto la natalidad mis pequeños, en este mundo. Os pido oración para que mantengáis siempre la cordura en las decisiones que debéis de tomar en este tiempo.
La muerte mis pequeños, solo Dios puede decidirla, no los hombres, porque así atentáis aún más el corazón del Padre Dios que aún mira con tristeza aquellos hijos que se creen más poderosos que Él.
Recordad que el Santo Rosario cada vez que lo dejáis de lado una pena me clava en mi corazón, una espina de dolor, porque os dije que era el compromiso que hacíamos el Cielo y la tierra para defender este mundo de las tinieblas que van avanzando día a día. El rosario es el rosario de luz para iluminar vuestros caminos al cuál vosotros deberéis de ir constantemente enseñando tantos a los pequeños en la familia  y en los colegios. Doy en esta noche una entrega total de mi Corazón Inmaculado para aquellos que verdaderamente se comprometan a formar hijos de bien para la nueva Jerusalén. Mi corazón de madre os derrama todas las bendiciones y os digo: que cada vez que vosotros os olvidáis de rezar el rosario no causéis más dolor al corazón de Mi Hijo Jesús, porque vosotros sois discípulos, vosotros estáis en este camino. Recordad, que el Santo Rosario nos ayuda a levantar las almas de los sacerdotes que van cayendo día a día en este caminar. Necesitamos más oración.
¿Sabéis hacer  la oración contemplativa? Mis pequeños, ¿sabéis cuál es verdaderamente?
Es aclamar a Dios, pedir y oír, porque cuando vosotros lo hacéis Dios inmediatamente viene a vosotros y os responde, pero para eso deberéis de estar en Gracia de Dios, estar en el más profundo silencio, porque así podréis vivir y sentir los coloquios más hermosos que podréis tener con el Padre Dios. Vosotros Él os sostiene.
Aquellos hijos que siempre han deseado estar ligados a este mundo os digo: nada encontrareis aquí mis pequeños, sino os entregáis enteramente a la voluntad del Padre. Os digo. Que siempre he dicho que la voluntad de vosotros es miserable. La voluntad del Padre derrama todas las gracias o da todo lo que necesitáis, incluso esa felicidad que muchos buscan en todo lugar y no la encuentran. El Padre Dios os la da siempre y cuando os dejéis morar, abrid vuestros corazones, abrid vuestras mentes para que así podáis razonar y pensar en la Divina Misericordia.
Estos son los tiempos de Misericordia que tenéis, los signos serán visibles en todas partes del mundo y ya es tiempo mis pequeños, os avise en Garabandal, os avise en Lourdes, os avise en Portugal, os avise en Chile, os avise en Roma, os avise en Siracusa, pues bien ya es tiempo mis pequeños, lágrimas del cielo vendrán cayendo y así derramará la misericordia Él Padre a aquellos que estén despiertos y atentos verán desde el cielo cayendo lágrimas y las luces se abrirán de Norte a Sur y mostrarán la cruz que podrías ver en el mundo entero.
Todos mis colores que Yo derramo de la misericordia os digo nuevamente mis pequeños, los signos de mi corazón y del corazón de Jesús.
El blanco es del Padre Dios que derrama toda su fuerza y su pureza.
El rosa es el color de la misericordia de Jesús derramando toda su misericordia a sus hijos sacerdotes y religiosas.
El celeste es el baño de misericordia que derrama todas las bendiciones a aquellos discípulos que se comprometen al camino de la libertad espiritual, mis pequeños.
No ataduras en la tierra, esa libertad espiritual que podéis llegar a estar en coloquios divinos con Jesús y con María.
Aquellos hijos que hoy han tomado una decisión os digo: llegareis a ser  buenos sacerdotes, llegareis a ser buenos hijos, buenos padres y buenos esposos,  pero siempre y cuando en vuestras familias y en vuestro corazón este verdaderamente Dios en medio de vosotros. Sin Dios mis pequeños, no llegareis a ninguna parte. Abrid vuestros corazones, porque en esta noche el  Padre derramará toda la misericordia.
Aquellos enfermos que vienen os digo: paciencia pequeños, porque todo tiene su tiempo y su minuto para obrar y si Dios quiere obrará hoy, mañana o pasado, pero vuestra entrega tiene que ser entera sin necesidad y sin dudas, porque en la mínima duda puede decaer todo lo que el Cielo ha podido dar a vosotros.
Orar exclusivamente por su Santidad os pido para que verdaderamente sienta el Espíritu Santo en su corazón y sea siempre él que lo guie en este sendero de tan difícil tarea que ha tenido en este último tiempo.
Vosotros, vuestras oraciones son enteramente escuchadas en el Cielo y cada vez que vosotros lo hacéis de corazón verdaderamente el Cielo aplaude y atiende vuestras suplicas. Quiero sanar muchos dolores en vuestros corazones. Quiero dar alegrías a muchos de vosotros. Quiero aliviar vuestro caminar también y cuando vosotros estéis cansados recurrid a mí, a mi corazón inmaculado, porque Yo así os daré toda la fuerza y os levantaré de vuestras caídas.
Hijos míos, como este corazón se agranda para abrazaros en esta noche a vosotros. Quiero estrechar mis brazos con cada uno de vosotros para así que vosotros podáis sentir verdaderamente como vuestra madre del Cielo, vuestra amiga y vuestra eterna agradecida por los honores que hacéis en este tiempo.
Pequeños sed valientes, luchad por la fe, luchad por Dios, luchad por vuestros valores morales, mis pequeños, porque eso es lo más fundamental que tenéis dar buena educación a vuestros hijos y vuestros principios.
En esta tarde os digo: gracias por venir a esta concurrencia con anhelo y deseo espero volver a veros pronto. Que reciban la paz a cada corazón de vosotros y seguid adelante y no decaigáis, porque muy poco queda para vencer al gran adversario de este mundo.
Os amo mis pequeños, seguid adelante.
La Señora dice que inclinen vuestras cabezas.
Que la paz este con vosotros y con tu espíritu madre.

Shaloom

Miriam

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Junio del 2006

 ¡Alabado sea Jesucristo¡

Nada teman mis hijitos, confíen cada día más en el Señor. Sed perseverantes en la oración. Yo estoy muy contenta con vosotros que los planes de Dios se están cumpliendo.
Bienaventurados los que caminan junto a mí, porque de mi mano van y no van a tropezar.
Abrid los corazones y así hoy una gracia será concedida en honor de mi amadísimo esposo José. Alegraos, alegraos Yo soy vuestra Madre, continúen no se detengan, os bendigo a todos sigan en este camino de oración. Mantengan vuestros corazones abiertos y para que estéis preparados en cualquier momento Mi pequeño desea estar en vuestros corazones y Él querrá morar en vosotros. En este nuevo amanecer, mis hijos el terrible enemigo de Dios trata de contrariar la verdadera fe sembrando desconfianza en los corazones llenándolos de oscuros pensamientos debilitando las conciencias. Los siete pecados capitales reinan en el mundo gobernando las almas hacia el exterminio, hombres con perversas intenciones corrompen incontables almas de la mañana a la noche y durante la noche.
Mis hijitos sean justos y trabajen con verdadero amor por el Reino de Dios, sin parar todo el tiempo es el tiempo de Dios. Adoren y sirvan a Dios. Glorifiquen y adoren sólo a Dios. Adoren  a Jesucristo presente en la Sagrada Eucaristía, mis pequeños. Ámense los unos a los otros y así podréis ser verdaderos hijos de Dios. Os amo, mis pequeños. Refugiaros en mí que soy vuestra madre amorosa, no busquéis soluciones momentáneas a vuestras preocupaciones pensando cómo piensa el mundo. Pues, os cargareis de inútiles cargas espirituales. Pensad que vosotros sois hijos de Dios y seguidores de Jesucristo. Mirad a su Divino Corazón Eucarístico ofrecedle todo el amor de vuestros corazones y os sentiréis aliviados en vuestras cargas y preocupaciones y la paz y la alegría volverán a vuestras vidas. No prestéis atención a las cosas que no tienen importancia. Pedid fortaleza y perseverancia para orar. No descuides la caridad hacia el prójimo. Tened conciencia del bien y cuidaos de Satanás que se presenta seductor y mentiroso para tentarlos. Si oráis su poder no os alcanzará. Yo estoy orando por todos vosotros. Os estoy esperando día a día. Acudid a mí y amparaos en mi Inmaculado Corazón. Deseo derramar en vosotros mis bendiciones, crece en vuestros corazones la necesidad de amor, porque vosotros mis hijos, viven en un mundo donde lo material parece ser lo esencial para ser felices. He venido a transformaros interiormente con el calor de mi amor maternal y comprended y amad al Divino Corazón de Jesús. Preparaos en este tiempo de conversión.
Abrid vuestros corazones con la oración. Orad al Espíritu Santo para que su luz y su amor guíen  vuestros pasos. Despertad y orad constantemente y no sucumbiréis. Deseo derramar en todos mis hijos inmensas gracias. Os pido, oración constante para este tiempo de conversión. Despertaros mis hijos, ya es tiempo que vosotros estéis ya entregados al Corazón de Mi Hijo, entregados a vuestra Santidad. Llévenme en vuestros corazones para poder así derramar las gracias a vuestros hijos, a vuestros esposos y a vuestros familiares. Quiero ser totalmente de vosotros y a partir de hoy servirles fielmente a cada uno de vosotros. Quiero hacer el pacto de amor en vuestros corazones.

Pequeñitos, os doy las gracias a vosotros que estáis aquí  y sé que muchos de vosotros habéis venido de muy lejos.
También, os digo: mis pequeños, que mi corazón está contento de ver muchas cosas en este tiempo en vuestras actitudes en muchos de mis hijos. Hay cambios y hay verdaderos cambios, por otro lado, he visto otros que  han ido retrocediendo, pero a ellos os fortaleceré a través de toda la oración y os digo que mi Corazón Inmaculado es donde os podéis refugiar en mi corazón cuantos estéis con debilidades en la fe.
Pequeñitos, quiero deciros que nuevamente el corazón de mi Hijo necesita aún más reparación, vosotros lo han dejado constantemente solo ante el Santísimo. Quiero pedirles a vosotros que améis constantemente a mi Hijo Eucarístico, a mi Hijo que siempre está en soledad esperando de vosotros. El camino, mis hijos de vuestro caminar será siempre con altos y bajos.
También, os digo: que cada vez que estéis en los altos nunca deberéis de olvidar que estáis así, porque Dios hace que vuestro corazón este en alto y festejando todo lo que es en oración y en alegría. Deseo verdaderamente que vuestros corazones se entreguen con cordialidad, con avenencia y mucha entrega verdadera para que Mi Hijo pueda morar en cada uno de vuestros corazones. También, quiero mis pequeños, que cada vez que tengáis penas y tristezas recurráis a mí que soy vuestra madre de los dolores. Tantas veces os he dicho y he visto muchas veces que vuestros dolores perturban vuestra fe. No dejéis que esos dolores perturben vuestra fe, porque la fe es lo que os dará la verdadera certeza a vosotros que Dios esta con vosotros. Nunca os he prometido que el camino sea fácil, el camino mis pequeños, es difícil, pero aquel que llegue con verdadero amor y sacrificio alcanzará su Santidad para poder estar aquí en los Cielos con Mi Hijo y el Padre. El Reino es inmenso mis pequeños, y no decaigáis en este caminar, porque constantemente las vallas se irán haciendo aún más pesadas, pero vosotros podéis hacerlo, porque tenéis la fortaleza que Dios siempre va estar ahí esperándolos y ayudándolos. Ya es tiempo que miréis a Mi Hijo como el cirineo, porque Él os cargará muchas veces las cruces cuando veáis  que vuestro camino es difícil él vendrá a vosotros y os ayudará a cargar la cruz.
Pequeñitos, mirad que el tiempo se avecina, grandes acontecimientos podréis mirar, muchos signos habrá en el mundo. Tendréis que estar atentos y alertas ya es el tiempo que deberéis de estar preocupados y viendo los signos constantemente. Quisiera acoger a todos en esta noche entre mis brazos, acunarlos a cada uno para aliviar vuestros dolores, vuestras preocupaciones y vuestros sufrimientos, pero  quiero deciros que aunque no pueda abrazaros mi corazón de Madre puede estar ahí con vosotros. Constantemente puedo entender vuestros dolores, sufrí también como ustedes en la tierra, constantemente viendo el día de la llegada del juicio de Mi Hijo. Pues bien, que mejor que yo puedo ver y entenderos perfectamente.  Quiero aliviar esos dolores, quiero aliviar esos sufrimientos como quisiera borrar inmediatamente las enfermedades  de los que están enfermos, pero es el designio de Dios que muchos deben venir a esta tierra a santificarse y a santificar a muchos de vosotros y eso deberéis de entender.  Pues bien, Mi Hijo está constantemente esperando a cada uno de vosotros que le reclame, él quiere que le reclaméis, pues así él podrá responder. La confianza esta mis pequeños, pero no temáis en preguntar, aclarar las cosas con Dios, Él siempre viene de frente, pero el que viene por detrás y escondido es el enemigo de nuestra casa. Pues, sucede mis pequeños,  podéis ir de frente y aclarar las cosas ante mi Hijo y mi Hijo no os regaña simplemente os acariciará a través de un simple soplido de amor.
Quiero deciros tantas cosas como madre, como han venido desde muy lejos para poder hacerme compañía y acompañar a mi Hijo que aquí está presente. Hoy, él está aquí presente en la Santa Eucaristía así está vivo, como quisiera que vosotros este pedacito de pan que tenéis lo pudierais sentir como carne viva en cada instante que comulgáis. Quiero que esos corazones se abran inmensamente para que mi Hijo more en ese lugar.
Pequeños, no os preocupéis por las cosas materiales. Debéis de ir soltando vuestros problemas, porque esos problemas, son los que no os dejan crecer en la fe. Nada de esto os dejará crecer en Dios. Dejad que vuestro amor vaya creciendo en el corazón de Jesús. Quiero que todos vosotros tengáis en vuestras casas el Sagrado Corazón de Jesús, porque él será el amor de vuestros hogares. Quiero que él reine en cada hogar para que así muchos de los problemas, todos los tome él y los liberé para que vosotros estéis felices.
A los enfermos os digo: esperad y no os desfallezcáis, porque todo tiene su tiempo y su minuto os dije una vez.
Pequeños, vuestras lágrimas, vuestros dolores hoy los recogeré. Veréis que mañana será otro día y sonreiréis, porque haré todo lo posible para decir a Mi Hijo  que vele por vuestros dolores y sufrimientos en el mundo entero.
Reconfortaos mis pequeños, acercaos a los sacrificios y penitencias, porque así podréis lograr que muchas cosas también pasen y dejen una huella marcada en vuestros corazones.
Fortaleza, fortaleza, fortaleza. Id a acompañar a Mi Hijo al Santísimo y haced reparación por todas  las blasfemias que hay en el  mundo entero contra Mi Hijo Jesús.
Os amo pequeños, id  en la paz del Señor y en esta noche os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
La paz este con vosotros. Y con tu Espíritu.
Shaloom mis pequeños, id en paz.
Shaloom  Madre

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 29 de Junio del 2006 en Lonquén

Que alegría mis pequeños de encontraros aquí nuevamente, porque mi Corazón Inmaculado engrandecido esta. Hoy os acojo a vosotros dentro de mi corazón para brindarles todo mi amor y mi apoyo en este camino de tanto dolor y sufrimiento.
Pequeñitos, el camino ya lo estáis andando y este es el tiempo que hay que seguir hacia delante y no retroceder. Pequeñitos míos, hoy me doy cuenta que cada vez la palabra se ha ido esparciendo en el mundo entero. Vuestras oraciones han podido llegar a muchos corazones a estos lugares y a los confines. Muy pronto nos encontraremos en el otro monte que habrá en Medjugorje con mis dos hijas estaré reunida y derramaremos toda la misericordia del Cielo para la humanidad completa. Será una gran fiesta la que habrá, porque dos corazones reunidos en la tierra estarán en medio con el Cielo. Mientras vosotros estéis en vuestros quehaceres la humanidad haciendo todos los quehaceres humanos, dos almas se estarán entregando para que la voluntad del Padre actúe y los traiga y lo derrame en el mundo entero. Veo con mucha alegría a muchos de vosotros que estáis aquí presentes. Venís a dar gracias y venís a  encontrarte nuevamente con vuestra fe. Os doy la bienvenida a todos vosotros mis hijos, para venir a este encuentro. A este llamado que el Cielo ha hecho ante vosotros. Pequeñitos, el cansancio deberá quedar siempre atrás, cuando estéis cansado recurre a mi Corazón. Aférrate al Santo Rosario,  en el Santo Rosario  podéis encontrar los alivios de vuestro corazón. Veo también, muchos hijos que vienen con la esperanza de que haya un cambio de vida. Pues, Yo os digo mis hijos, cuando la fe de vosotros esta con la verdadera certeza habrán nuevos cambios y nuevas luces en vuestras vidas. No temáis hijos, el mejor médico del mundo es Dios. Aquellos enfermos que piensan que seguirán estando enfermos Dios os mira y derrama sobre ellos sus bendiciones. A muchos sanará y así será mis pequeños, pero también tenéis que ofrecer algo de vuestro corazón. Entrégate y abre tu corazón a Dios, porque Dios mora en vosotros. La alegría que siente el Padre Dios al ver la convocatoria que cada día es más grande  porque el mundo se está dando cuenta que necesita vivir con Dios y no vivir solo, porque en la soledad cuando uno no tiene a Dios nada encuentra y nada os hace felices, pero cuando el mundo está con Dios, todo le llega, todo lo pide y todo lo completa.
Pequeñitos, es ahí la verdadera fe, cuando vosotros todo lo entregáis en las manos del Padre. Yo entregue mi corazón y la certeza que Dios era él que me guiaba en el camino. Por lo tanto, todos vosotros deberéis de tener la certeza que Dios os está guiando en este caminar.
Os digo: no os asustéis, pero vendrán grandes lluvias muy pronto. Estar preparados, pero recuerden que son los comienzos de los signos que el Cielo ha estado avisando hace mucho tiempo en el mundo entero. Recordad, que llegará un momento que vosotros tendréis que salir a ser también cirineos para ayudar aquellos que están necesitados.
Hijitos de mi corazón con que orgullo me siento de veros aquí un día tan especial. Quiero que vosotros  tomen  fotos al Cielo, allí tendréis todos los resultados en las fotografías. Siento que vuestros corazones están agobiados y quiero poner todo mi amor y sembrar en cada corazón de vosotros la misericordia de Dios. Quiero derramar paz. Quiero derramar la confianza que Dios ha dado y ha sembrado en mi corazón para vosotros. Sed firmes. Sed generosos y caritativos, porque en la caridad Dios aumenta más. El amor en toda la misericordia de vuestros hogares. Hijitos no os desapeguéis del Santo Rosario. Deberéis de seguir yendo a ver al Santísimo que está solo en los altares. Mi Hijo él os espera en ese tabernáculo juntará vuestras lágrimas, vuestros dolores y vuestras tristezas como también las alegrías.
Vendrán nuevos bebes a este mundo y en este lugar habrán bebes que nacerán también.
Os digo: no teman, sigan adelante, porque la salvación es eso, es la entrega verdaderamente y caminar por todos estos caminos arenosos y de espinas, pero él que sale adelante es aquel que tiene verdadera certeza que Dios es esta ahí con él. Caminen por el camino de la Santidad, así todos vosotros de llegaréis  a ser santos. Quiero que muchos de vosotros estéis dentro del Reino de los Cielos y sé cuándo y el momento, pero aquellos que sufren por sus seres queridos que aún les falta para alcanzar la fe. Oren, oren por ellos hijos y entreguen todo su amor y toda su paz ahí vendrá  a ellos y verán un faro de luz en vuestros corazones. Hijitos queridos, hoy dejo una gran invitación a que me acompañen a ser en este tiempo una gran novena al corazón de Mi Hijo, al Sagrado Corazón de Jesús, para que sea él el que sostenga vuestros hogares. Lo vengo repitiendo durante tantos lugares donde me he aparecido y os solicito verdaderamente que tenga que hacer esta nación la consagración al Corazón de Jesús. Quiero que esta nación reine todo el amor misericordioso del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo para que vaya creciendo y haya paz en esos corazones que hay odio y dificultades. Solo él podrá poner la calma en esta nación. Orad, orad y orad mis pequeños, recordad que el Cielo os  mira, os ve constantemente, os escucha constantemente, pero no teman de aclamar y pedir auxilio, porque el Cielo atenderá vuestras suplicas y atenderá a vuestro llamado.
Pequeños, si tenéis algo que levantar para bendecid hacedlo ahora, esto enseres para que vosotros podáis llevar en cada rosario, medallas y enseres a vuestros hogares bendecidos por el amor misericordioso del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Recordad mis hijos, que la paz del Señor debe ir siempre en vuestros corazones y como verdaderos hermanos y verdaderos hijos de Dios daos fraternalmente el abrazo de la paz y os espero el veintiuno con los brazos abiertos y recuerden no estáis solos en este caminar, sino que estáis con Jesús y estoy yo para abrazarlos y acogerlos como madre que soy.
Os amo pequeñitos, id  con el amor y la bendición del Cielo.
Os amo, que la paz este con vosotros. Y con tu espíritu madre.
Shaloom

Miriam

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Julio del 2006

Hijitos míos, hoy vengo muy triste, porque mi corazón está muy triste por todas las guerras que hay en mi tierra natal. Lamentablemente, el demonio ya entró en esta tierra y quiere derribar todo lo bueno que ha hecho mi Hijo.
Muchos de vosotros que estáis aquí siempre venís a esperar que yo me manifieste en medio de vosotros, pero más que manifestarme quiero que vosotros abráis vuestros corazones para que el Padre Dios pueda entrar en vuestros corazones. Lo principal que deberéis de solicitar en estos instantes es la conversión, una verdadera conversión, porque sin la conversión, no tendréis fe y no podréis verme, ni ver a Dios, ni a Jesús.
Hijitos, el mundo entero espera ansiosamente la venida de Mi Hijo y Yo os digo: Que las puertas del Cielo ya se están abriendo. Vosotros estáis en tierra derecha y para eso mis pequeños, tenéis que estar sinceramente entregados a la voluntad del Padre. Vuestros caminos deben ser siempre firmes y sólidos, sobretodo en la parte espiritual, porque a través de la parte espiritual teniéndola prácticamente entregada al Padre Dios vais a tener  todos vosotros las cosas que deseáis.
Con tristeza miro muchas veces alrededor, cuantos de mis hijos van quedando en el mundo, van cayendo uno a uno por el vil y traicionero de este mundo que es el gran adversario que tiene  mi Corazón Inmaculado. Debemos de ganar la batalla mis pequeños, a través de la oración, pues ahora sí os pido: que sea verdaderamente una conversión.
Cuando vosotros hacéis oración deberéis de estar atento, para escuchar, y para contestar, porque la oración es una conversación entre tú y Él.
Porque, Él es vuestro Dios y cuando vosotros pedís y pedís no dais tiempo para escuchar a vuestro Padre, porque Él se manifiesta en vuestros corazones y muchas veces os hablará y por pedir y pedir no podréis oírlo. No siempre la oración puede ser las oraciones repetitivas. Este es el tiempo que deberéis de estar en contacto con Mi Hijo Jesús, para eso debéis de conversar vuestros dolores, vuestros sufrimientos y también debéis de solicitar la compañía diaria en vuestros quehaceres.
Cada dolor que hoy mi corazón entrega a cada uno vosotros  es por el sufrimiento de una madre, porque en estos  instantes muchas madres pierden hijos en esa guerra.
Os pediré de todo corazón que me acompañéis en hacer cadena de oración para derramar paz a esa tierra que nunca han podido conocer verdaderamente a Dios.
Pequeñitos míos, quiero mostrar como es el sufrimiento, porque cada espina que lleva en la corona Mi Hijo Jesús es un sufrimiento de paz que no existe en los corazones de los hombres. Hay inquietudes constantemente, dolores y muertes, sacrificios que causan dolor al Corazón de mi Hijo Jesús.
Vuestras enfermedades muchos de vosotros estáis con ellas para alcanzar vuestra Santidad, esa Santidad que a través del tiempo que os ha dado el Señor aceptándola con amor y podréis alcanzar el camino Santidad. Muchos vienen a hacerse santos al mundo, muchos vienen a nacer santos y otros se harán en el Cielo por sus obras aquí en la tierra.
Os digo: mi pequeño Luis, que no temas, porque lo que ha dicho el Cielo se cumplirá. Saldrás adelante, pero tienes que renunciar a tu mente humana para que Dios pueda trabajar en ti. Tendrás la fuerza suficiente para poder seguir adelante. Santificación mi hijo, en todo.
A la madre y la hija aquí presente os digo: el problema que tenéis en vuestro hogar, deberéis de entregárselo directamente a mi Hijo Jesús para que sea padre en ese hogar y pueda haber una pronta sanación en la pequeña y así Él os ayudará a salir adelante.
Sor Ema acercaos os pido: mi pequeña, que toquéis las llagas de Ximena en la cabeza para que podáis comprobar verdaderamente las heridas de la cruz del Señor Jesús, los dolores de este tiempo.
Señor, Jesús mío y Dios mío, podéis ver nuevamente; Jesús ha sido crucificado con tantas muertes, sufrimiento en nuestra tierra.
Ofreced vuestro rosario para que sigan trabajando por la paz del mundo entero. Diez Ave Marías que podéis recitar al Cielo podrán salvar mil almas para el Corazón de Jesús.
Pequeñitos, fortaleceros en la oración, como yo me fortalezco en vosotros, cuando vosotros os entregáis verdaderamente en la oración. Compartid con Mi Hijo Jesús en el Santísimo. Deseo que vosotros estéis nuevamente en comunión con Él. Es todo, Él derrama en vosotros toda su misericordia y esa misericordia es infinita y cabéis todos vosotros en ese Corazón de Jesús. Sentíos amados y protegidos por Jesús, Mi Hijo, porque él os protegerá y cuidará durante todo este tiempo. Sabéis que Jesús no os abandonará jamás, puede venir algo muy grande, pero Jesús vendrá a rescataros a cada uno de vosotros.
Orad como os pido: en conversación, escuchando a Jesús y diciéndole vuestras dolencias y sufrimientos.
Quiero extender mi mano a cada uno de vosotros, mucho de vosotros venís de lejanos lugares y Yo quiero estar en medio de vosotros. Quiero que mi corazón de madre pueda llegar a cada uno de vosotros y a vuestros hogares. Qué más quisiera que abrazaros en este instante para poder cobijarlos bajo este seno materno mis pequeños.
A mis hijos consagrados os digo: gracias por asistir a estos encuentros, porque así podéis ser testigos de esta venida hermosa que hace el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Vosotros sois los escogidos, vosotros sois los que llevareis  la Palabra y el  amor a vuestros hogares.
Y también, llevareis  la Palabra a otros lugares donde tendréis que misionar  y derramar el amor misericordioso del Padre.
Os pido nuevamente con tristeza que me ayudéis a orar por los países en guerra. La tarea que os daré será que vosotros os comprometáis en una hora para que todos hagáis cadena de oración. Salvemos a mi pueblo, salvemos a los hermanos que viven alrededor de mi pueblo. No quiero ver más muertes, mi corazón de madre no quiere sentir más dolor y  sufrimiento en aquellas tierras. Vosotros sois mi salvación ahora, confío en vosotros que haréis el Santo Rosario y le aplicareis tiempo para aquellas almas que viven constantemente peleando.
Pequeñitos, gracias os doy por venir y asistir, pero os digo: si estáis aquí es porque Dios lo ha permitido y si habéis llegado con esfuerzo y dificultad es porque Dios ha querido definitivamente que participéis de esta comunión entre el Cielo y la tierra.
Os amo mis pequeños, sed obedientes en todo lo que el Cielo os pide. Necesito que me escuchéis, necesito que escuchéis al Padre, necesito verdaderas conversiones en vuestras vidas y sacrificios. Sean fieles en los mandamientos. Sean fieles en los sacramentos, porque desde ahí nace vuestra fe.
Os amo mis pequeños, os veré muy pronto. Os quiero.
Orad, orad, orad, porque esa es la salvación que necesita el mundo entero.
Shaloom mis pequeños, nos vemos.
Shaloom

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Agosto de 2006

Hijitos míos, de mi corazón hoy vengo con mucha pena y tristeza, porque veo que en mi tierra natal la guerra aún no para. Os pido, sinceramente a vosotros, mis hijos que tengáis en cuenta en vuestras oraciones a los hermanos Israelitas y a vuestros hermanos Iraquíes y a todo el Oriente.  Difundir todo vuestro amor y paz en vuestras oraciones para que venga y reine la paz en aquellos países. Qué pena me da al ver que las cosas se van cumpliendo como el Cielo lo advirtió.
Haced cadena de oración os pido. Siente mi corazón una gran tristeza en este instante al ver que la guerra sigue nuevamente inspirando a esos corazones duros que no quieren ceder a la paz.
Hoy os doy la bienvenida a muchos de vosotros, porque muchos corazones son nuevos en este lugar. Os doy la bienvenida y espero que en este encuentro que tenemos hoy encontréis vuestra paz, vuestro amor y haya reconciliación en vuestros corazones.
Os acojo hoy en mi Corazón Inmaculado y quiero deciros a todos vosotros que este corazón de madre que está aquí presente; os cobija a cada uno de vosotros.
Pequeñitos, muchos sabéis y habéis vivido en este tiempo muchas amarguras, apremios y os dije que era el tiempo de los grandes designios que vendrían antes de la venida de Mi Hijo.
Quiero que en vuestros corazones desde hoy haya un verdadero cambio para todos vosotros y en el mundo entero. Quiero que vuestros corazones vayan caminando juntos con Mi Hijo. Sí vosotros en esta noche entregáis vuestro corazón y lo hacéis verdaderamente, mi Hijo podrá morar en cada uno de vuestros corazones. Siento mi corazón  inmenso de alegría, que Él Padre me ha permitido traerle a cada uno de vosotros el amor del Padre y de mi Hijo y poder compartir con vosotros en estos tiempos difíciles.
Os digo: que amo a cada uno de vosotros a pesar de vuestras debilidades, a pesar de vuestras inquietudes y muchas veces de vuestras faltas. Yo soy una madre que quiere a sus hijos y yo quiero que mis hijos amen a Mi Hijo. Así os quiero, quiero que todo el mundo pueda sentir la llama de amor que puede derramar este corazón de una madre que pide auxilio y pide reconciliación en el mundo entero.
Quiero deciros a los padres de este tiempo que debéis de  sembrar aún más en los corazones de vuestros hijos el verdadero amor y la verdadera fe y el verdadero interés que deben de tener cada hijo en este mundo. Siempre deberéis de sembrar en este corazón de niño el verdadero sentimiento y la verdadera palabra que es Dios. Si vosotros no enseñáis, ¿qué fruto pensáis tener en el futuro como hijos? Muchos reclamareis, muchos llorareis por hijos que se irán del lado de los padres, pero el Cielo os entrega la tarea de criarlos y guiarlos bajo la bendición de Dios.
Esto es lo que el Cielo quiere entregaros a vosotros en esta noche. Quiero que todos los corazones se amen y se abrasen bajo un solo Dios, bajo un solo amor, es el Dios completamente eterno para todos vosotros. Vuestra fe debe de ir creciendo día a día bajo los sacramentos que mi Hijo ha establecido.
Muchos de vosotros habéis experimentado una liviandad cuando habéis concurrido a la confesión habéis sentido que vuestro pecado ha muerto y es ahí que encontráis que sois dignos de comer y beber el cuerpo de mi Hijo. Cuando tengáis al día la confesión, la penitencia y la comunión podréis decir que estáis en paz, esa es la verdadera salvación que tenéis, mis pequeños.
Muchos de vosotros vais a la misa solamente a escuchar y no ha recibir  el cuerpo de mi Hijo, que Él quiere morar en cada uno de vuestros corazones. Pero, os digo: que esa misa que escucháis no os servirá para vuestra salvación, y como dijo mi Hijo cuando instauró  la Santa Eucaristía, “él que coma y beba de Mi sangre tendrá la vida eterna”.
Aquel que va y escucha no queda completo, siempre estará vacío. mi Hijo se entrega enteramente en esa inmolación de amor y de caridad por vosotros, mis hijos.
Hijitos de mi corazón, os pido: enormemente que si seáis verdaderos hijos de Dios, abrid verdaderamente vuestro corazón. Quiero que en esta noche vuestros corazones estén llenos de gracia para derramar la esperanza a aquellos corazones que aún viven en tinieblas.
Hijitos, Yo soy vuestra madre del consuelo y de los dolores, os dije tanto tiempo atrás, seré vuestra amiga, esa amiga que podréis contar con todo y para todo, porque no hay mejor amistad que mi corazón. Los demás no son confiables, mis pequeños viven en un mundo que aparentemente se dice ser cristiano y veo constantemente diferencias y discrepancias en cada uno de sus peleas y discusiones. Ya no es tiempo de perder el tiempo en esas cosas banales. Quiero que recuperen el tiempo visitando a Mi Hijo en el Santísimo, en vez de perder tanto tiempo en cosas banales, podéis estar en gracia y en comunicación continua con mi Hijo. Los Ángeles os acompañaran cada vez que estéis ahí en oración y así os quiero en una eterna y confiable oración, simple, pero en una verdadera entrega.
En esta noche quiero cobijar a cada uno de vosotros bajo mi manto. Quiero extender mi manto para abrazar a todos y a cada uno de vosotros y poder derramar mi amor de madre. Quiero entregar la fuerza. Quiero entregar la esperanza que mi  Hijo os manda a través de mi Corazón. Quiero hacerme presente en cada instante de penas, de dolores y de tristezas, pero recordad si vosotros estáis aquí es porque estáis con un compromiso de ir creciendo en la fe. Ir creciendo para poder ser luz para todos aquellos que viven en tinieblas. Llegará el momento, mis pequeños en que necesitare a muchos de vosotros para poder atraer más almas al redil de mi Hijo. Vosotros sois cada uno una semilla que Mi Hijo ha querido sembrar en vosotros.
Mi Corazón se alegra de ver tanta concurrencia, como quisiera ver también así en los Sagrarios donde está mi Hijo. Entended, vuestra salvación está al lado de Dios, compartir con Dios y vivir con Dios y sobre eso tendréis vuestra salvación. Dios os da todo. Dios permite todo siempre y cuando vosotros  entreguéis vuestro corazón.
Pequeñitos, os veré el veintiuno de Septiembre a las tres de la tarde en mi Santuario de Lonquén. Os pido: que vayáis confesados y comulgados, Mi Hijo se hará presente ese día.
Pequeños, no hay más que deciros que ir con un verdadero amor y misericordia para aquellos hermanos. Es el tiempo de seguir orando por esta paz falsa que hay en el mundo. Deberéis de orar y seguir con la cadena de oración que os pedí para que así verdaderamente lleguen vuestras oraciones a esos corazones duros y rebeldes al amor de Dios.
Os bendigo en esta noche y vayáis en la paz del Señor.
A mis enfermos os digo: recordad, que la salvación esta cuando vosotros estáis entregados verdaderamente al corazón de Jesús.
Os amo mis pequeños. Ir en la paz del Señor.

Shaloom

Miriam

Mensaje de Nuestro Señor Jesús, entregado el 21 de septiembre de 2006

¡ Que la paz sea con vosotros y con tu espíritu !

Pequeños míos, hoy me doy cita con vosotros para traer todas las bendiciones que el Padre Dios ha querido derramar en medio de vosotros.
Quiero deciros que en este instante todo el Cielo está pendiente de vuestras peticiones y todas vuestras angustias, dolores y sufrimientos.
Quiero además deciros que en este tiempo mi madre santísima ha estado aquí y ella constantemente está preocupada y vela por cada uno de vuestros problemas.
Quiero deciros también, que en este caminar que habéis elegido, el de compartir todo el camino, tanto para vuestra santidad como compartir todos los anhelos del Padre y los deseos de buenos hijos cristianos los deberéis de hacer constantemente, sin mirar hacia atrás, sino que  seguid caminando con mucha fuerza y valentía.
No hay tiempo que perder en estos instantes. Vosotros os habéis dado cuenta que cada vez los designios del Padre se han ido manifestando día a día.
Lamentablemente, el mundo no aprende de los errores que han cometido
Vuestros antepasados y nuevamente vuelven a caer en tantas tentaciones y en tanta maldad.
Muchos toman la justicia por sus manos, cuando la justicia la toma Mi Padre Dios.
Esperad y deberéis de saber perdonar cuando alguien os hiere ó os daña, porque uno de los fundamentos principales para estar en santidad es saber perdonar. Saber tener caridad para vuestros hermanos y para todos aquellos que están en este camino. Las enemistades que tendréis muchas veces las podréis derribar con las oraciones y derramando amor.
Un corazón lleno de amor puede sembrar mucho más que una palabra.
Que más quiero deciros, mis hijos que cada uno de vosotros que hacéis el esfuerzo cada día estáis siempre presente.  Mi corazón se ensalza y se alegra por ver cuanta fidelidad tenéis en todo este tiempo.
Admiro que veo muchas vasijas que necesitan llenarse nuevamente del agua viva y ha eso he venido. A eso hemos mandado a mi dulce madre a este mundo a llenar vasijas día a día, pero vosotros, también tenéis el deber de ir cuidando esa vasija, de ver que no se vaya a desocupar.
Cada vez que vosotros  estéis en dificultades recurrid a mi corazón, yo soy vuestro hermano, vuestro amigo y vuestro Padre y yo nada os negaré.
Simplemente yo espero cada día en el Santísimo, ahí me encontrareis, ahí estoy  siempre, nunca os he abandonado. Sois vosotros, mis hijos que constantemente me abandonáis.
Lamentablemente, el mundo vive constantemente en los quehaceres de este mundo, pero si me dieran cinco minutos diarios.
Muchos de aquellos que viven en un mundo vacío, vivirían felices y estarían llenos de la gracia de Dios. Cinco minutos pido, nada más, en el día que me rindáis de rodillas y converséis y tengamos un encuentro en el cual seas tú y yo. Quiero ser tu compañero, vuestro confidente y amigo. Necesito confiarles mi corazón, necesito confiarles a todos vosotros mi lealtad de Padre, de hermano y de amigo. Y  vosotros podéis confiar en mí y yo podré ayudaros en vuestros problemas.
Agradezco enormemente el hecho de seguir acompañando a mi madre tantos años. Mi madre en el mundo entero se pasea para poder traer más almas al redil del Padre.
Ayudadle, ayudadle a proclamar la venida pronta que estaré en medio de vosotros. Ya los designios y los signos están dados en este tiempo.
Vivir apresurado no os llevará al camino de la santidad. Sino, que vivir ordenadamente y con todos los sacramentos al día, ahí tendréis vuestra salvación. No mirare los pecados pasados, sino que los pecados desde este momento que estáis ahora aquí.
Quiero que vosotros estéis siempre confesados.  Que podáis compartir y yo compartir  vuestra alma  entrad  en  comunión, mis pequeños.
Quiero dormir y morar en vuestras almas y en vuestros corazones. Quiero compartir con vosotros día a día el despertar y el anochecer, donde vosotros me podéis dar cobijo de amor. Quiero sanarlos internamente como físicamente, pero para eso debo ver que vuestras almas están preparadas.
Pequeños, en esta tarde os doy mi gran bendición.
Y os digo: que todas las suplicas y intenciones que habéis pedido serán atendidas, pero esperad que el Cielo pueda hacer todo lo que vosotros queréis y nosotros esperamos que vosotros cumpláis con lo que el Padre Dios ha venido entregando a este mundo durante tantos y tantos años.
Os espero en mi redil. Os espero santos. Os espero y no os detengáis en el camino, sino ve que en el futuro encontrareis una hermosa y grande Jerusalén.
Os amo, mis pequeños. Id en la paz del Señor.
Os digo: a mis hijos predilectos, a los consagrados y las consagradas que al venir cuanto gusto me da, porque muchas de vosotras oráis constantemente por las vocaciones. Necesitamos santas vocaciones para seguir proclamando la verdadera palabra del Padre.
Pequeños, inclinad vuestras cabezas y os digo: que en esta tarde os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo id en la paz del Señor. Y recordad, que cada vez que terminéis un encuentro daos fraternalmente la paz y volved a vuestros hogares llenos de gozo, porque no solamente habéis venido a verme, sino que a compartir mi amor y mi misericordia.
Os amo, mis pequeños.
Adiós.

Shalom

Miriam

MENSAJE DEL 21 DE OCTUBRE NO PUBLICADO A PETICION DE MARIA SANTISIMA

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Noviembre de 2006

Pequeñitos míos, vosotros sabéis que cuando tenéis que venir  a nuestros encuentros siempre el adversario puede interrumpir vuestro caminar y poner  obstáculos para que no alcancéis a venir a nuestros encuentros o ir al encuentro con mi  Hijo.
Vosotros, hijitos sabéis que cuando estáis más apegados a la oración más fuertes serán los ataques del adversario.
Vosotros sabéis que cuando el Cielo camina junto a vosotros es ahí donde el adversario quiere dañar vuestra fe. Pero, os digo: “fortaleceros siempre en la oración”. Sed siempre firmes y sed constantes, porque a través de la oración vosotros tendréis la salvación. Cuando vosotros miréis hacia delante vais a sentir profundo en el corazón al Hijo de Dios que está viviendo en vosotros; siempre y cuando estéis en gracia de Dios. Acordaos que para estar en gracia de Él, os dije tiempo atrás que son los sacramentos que deberéis de tener en la vida. Si vosotros no cumplís con los sacramentos no alcanzareis el camino, es difícil y siempre se va a ir colocando aún más difícil, pero si tenéis la fe y tenéis la convicción que es mi Hijo, El que os espera y está al final del camino, es ahí donde vosotros lograreis ser santos. Buscad  la Santidad, no os dejéis llevar por los embates de este tiempo. El adversario quiere dañar todo; el matrimonio y los hogares, a los sacerdotes y a las religiosas.
A quien más él quiere destruir es a la familia donde está el verdadero núcleo de la felicidad, es donde habita Dios así es, porque es la iglesia doméstica.
Vosotros sabéis que la luz podéis reflejarla en vuestros corazones y en vuestro rostro cuando tenéis verdaderamente al Hijo de Dios. Y si vosotros no estáis convencidos que Dios es vuestra salvación, no podréis ser luz y ser verdaderos apóstoles. La fe mueve montañas, mis pequeños, y por la fe tendréis la certeza que Dios existe en vuestra vida. Si no tenéis la certeza no seréis felices en este mundo. La felicidad la entrega Dios, es el único que os puede envolver en esto, que es enormemente hermoso. La felicidad comprende la lealtad del Padre, el amor y la misericordia del Padre y si vosotros no estáis atentos, no estáis siguiendo verdaderamente el camino no podréis gozar los dones que el Padre Dios os puede ofrecer. Os quisiera decir y mostrar algún día como es parte del Cielo para que vosotros pudierais verdaderamente comprender como se vive, como se os esperará cuando vosotros tengáis que venir a mi encuentro con Dios, porque Yo saldré al encuentro de vosotros para traeros aquí a mi hijo. Quisiera que vosotros vierais como nosotros vivimos en un amor y una cordialidad fraternal en el mundo, mirando y llorando por vosotros, mis hijos que estáis aquí en la tierra.
Con tristeza veo que muchos hijos van quedando en el camino.
Pero, os digo: “no es tiempo que os quedéis, no es tiempo que se duerman en este camino del amor”.
Recordad, la fortaleza la da el Padre, la fortaleza la da la oración, la fortaleza la da la santa eucaristía. Sin la santa eucaristía no tendréis verdaderamente la salvación.
Los signos de este mundo están vistos. Se está moviendo constantemente el mundo y el mundo donde vosotros vivís constantemente se está envolviendo alrededor de vosotros.
He dado cuenta que en el mundo entero he visto que muchos hijos predilectos y religiosas han dejado ya el camino de la espiritualidad. Vosotros, mis laicos, os pido nuevamente: “Que me acompañéis en la oración para fortalecer esos corazones que están a punto de declinar para ir al mundo”. Este mundo que os envuelve y os atrapa verdaderamente para alejaros de Dios. Quiero que vosotros seáis verdaderos pastores alrededor de vuestras familias, alrededor de vuestros queridos hijos, porque así podréis cuidar de vuestras ovejas y podréis dar de comer. Quiero que seáis fuente, quiero que seáis portadores de la palabra. Esa palabra que solamente la puede dar el Padre y yo os la transmito a vosotros y mi Hijo os la transmite a vosotros.
Respetaos los unos a los otros y amaos los unos a los otros dijo el Señor y si vosotros no lo hacéis ¿Quién lo va a hacer?
Mirad, mis pequeñitos, mi corazón llora, mi corazón gime por vosotros, porque veo constantemente que las dudas en vuestros corazones han ido modificando vuestra fe. Cultivad, Atesorad y anhelad tener más fe, y para eso deberéis de orar, orar y orar, porque la oración os fortalecerá en todo momento. Mirad y ved, que tenéis santos que han vivido en vuestro tiempo y podréis sacar conclusiones que ellos vivieron constantemente en oración y en esos coloquios con el Padre.
Vosotros también los podéis hacer, mirad pequeñitos, mi corazón gime por vosotros, lloro por vosotros. Veo que cada vez que nosotros venimos acá las palabras quedan y luego se van. No desechad la palabra mis pequeños, no desechad lo que el Padre quiere de vosotros. Él quiere que vosotros cambiéis y verdaderamente vean en vosotros el camino de la transformación en vuestro espíritu. Quiere verdaderos hijos consagrados y verdaderas hijas consagradas. Vosotros los laicos, también sois consagrados al corazón de Jesús y a mi corazón inmaculado, pero si vosotros decaéis, que pena me daría ver todo el esfuerzo que ha hecho mi Hijo para venir a este mundo y salvaros.
Sed luz, brillad donde quiera que vayáis, para que así el Padre se pueda reflejar en vosotros. Es la única forma que el Padre puede estar aquí con vosotros. Sí vosotros verdaderamente lo amáis,  dadle asistencia y ayudadlo. No busquéis en las sectas, no busquéis en ningún lugar de otra parte, porque solo encontrareis aquí el amor y la fortaleza.
En la palabra tendréis la palabra exacta que dice el Padre Dios.
Orad y entregaos a la voluntad del Padre. Recordad, que la voluntad humana es miserable, esa voluntad que no deja crecer vuestro espíritu en el amor de Dios. Desechad todo lo malo, desechad todo lo que os perturba en vuestros corazones, porque así podréis estar en verdadera paz.
Siento lamentablemente que muchos de vosotros cuando camináis os cansáis, cuando vais a la  Iglesia llegáis cansados y muchas veces con muy pocas ganas de orar, pero en el cansancio también mi Hijo se refleja, porque cuando Él llevaba la cruz Él llevaba el cansancio del mundo entero.
Miradlo a Él, refugiaros en Él, por favor pedid a Él que venga y os abrace con ese amor que tiene y os perdone. Los hombres no son los que perdonan, es Dios verdaderamente Él que perdona. En las confusiones yo os digo: ¿Qué hay en los jóvenes que no quieren ir a los confesionarios? ¿Por qué juzgan al hombre que está ahí en el confesionario?.
Pequeños, aquel hombre ha sido escogido por el Padre y por lo tanto deberéis de respetarlo mirando que es el Señor que está ahí escuchando vuestros pecados. Orad, para que haya verdaderos sacerdotes en este camino, necesitamos verdaderos pastores y si vosotros no tenéis la fortaleza de la oración, no os podremos ayudar.
Cuando recéis el santo rosario mis pequeños, quiero que en cada decena estén presentes todos los sacerdotes del mundo entero y todas las consagradas, porque así podrá verdaderamente esta arma tan poderosa que es, salvar los pocos que irán quedando. No quiero asustaros, pero os digo que la gran apostasía ya viene a pasos agigantados a todo el mundo y vosotros os daréis cuenta, pero que estáis preparados lo estad firmes y los que no están se asustarán y arrancarán. Esconderéis vuestros rostros y vuestras cabezas, pero yo ahí veré verdaderamente mis hijos quienes son los gladiadores de este mundo, quienes  sois vosotros los grupos de oración en el mundo entero que salvaran nuestra fe.
Ayudadme, ayudad al Padre y ayudad al Hijo. Al Padre le encanta que vosotros alabéis y oréis y sí vosotros no lo hacéis el Padre estará triste, porque lo ha dado todo por vosotros. En esta noche quiero que, mis pequeños levantéis vuestros rosarios. Os digo: “que a través de esta arma poderosa”, que el Cielo ha entregado a todos vosotros para que estéis en oración y con cada pepita vosotros sabéis que salváis muchas almas.
En esta noche os bendigo y cuando estéis en oración; recordad las palabras del Padre Dios, ayudadlo a salvar almas, almas para su redil, no recéis para vosotros, sino que recéis por vuestros hermanos que están en dificultades, porque el Padre os bendecirá.
Os amo mis pequeños,  os doy gracias por estar aquí, pero os digo: “no tengáis miedo, simplemente mirad el camino de la luz y así podréis combatir al adversario”. Saldrá al encuentro y cuando él esté en el camino deberéis de decir: “A la izquierda y a la derecha esta el Señor y no existe en mi vida un tercer lugar para el enemigo”.
Entonces, caminad de frente y encontrad la luz, porque Cristo vive en la luz.
Os amo mis pequeños, seguid adelante.

Shaloom

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Diciembre de 2006

Hijos míos, que alegría de veros nuevamente en esta convocatoria que hay hoy. Pues bien, me imagino que habéis venido, porque el tiempo se está acercando nuevamente a una dulce espera. Nuevamente nos encontramos muy pronto para recibir a mi hijo. Nuevamente, para que renazca en vuestros corazones.
Pequeñitos, como he estado en estado de gravidez en este tiempo, en una dulce espera os puedo decir: “Que he esperado el día de hoy para deciros que nuevamente mi corazón de madre se siente dichosa de poder brindar este regalo al mundo. Un regalo de amor y de esperanza nuevamente en todos los hogares del mundo. Como Dios permita ojalá que todos vosotros estéis presentando vuestros sentimientos, vuestros sufrimientos y vuestros dolores el día en que mi hijo está por nacer. Ese día a las doce de la noche cuando yo nuevamente dé a luz espero que vosotros también estéis entregando vuestros dolores, vuestros sufrimientos para que el niño pueda nacer y albergarse en vuestros corazones para que haya verdadera conversión, verdadero amor para que seáis luz de esperanza para el mundo entero.
Mi corazón de madre siente que este tiempo es un tiempo con dificultades y muchos embates habréis de tener, pero quiero daros una pequeña esperanza y una pequeña luz  en este camino. ¿Cuál es?
Es el nacimiento de Jesús que nace en nuestras vidas nuevamente.
Él os dará la luz en este caminar. Él será el faro en los momentos de dificultades en que estéis. Él será el faro de amor y de esperanza en los momentos en que estéis alejándoos del camino o muchas veces con adversidades. El cielo a veces os deja estar en ese tiempo para que volváis a encontraros nuevamente con un nuevo amor y un verdadero ardor en vuestros corazones.
En todas partes donde yo me manifiesto, nuevamente el cielo brinda  a todos los que nos siguen con dichas, amor y alegrías el nacimiento del niño Jesús. Jesús en el último tiempo como todo niño infante golpeaba mi barriga. Pues, estaba pronto de salir al mundo. Y así es él, quiere llegar pronto a vuestros corazones. Quiere golpear a cada uno de vosotros para poder vivir y morar en vuestros hogares. Quiero que esta navidad sea tan diferente a las demás, pero que haya verdadero recogimiento. Deberéis de regalar amor y esperanza. Deberéis de regalar la esperanza y la felicidad a todos vuestros hijos. Deberéis de regalar también mis pequeños, la verdadera paz que necesita el mundo entero. Sí vuestro corazón tiene paz, paz podréis tener alrededor de vuestros hogares.
Yo os pediré y os convocaré para el día 25, os esperaré a las 15:00 horas en Lonquén. Pues bien, el cielo dará un regalo a quien pueda ir. El cielo os satisfacerá en todo.
Pequeñitos, yo sé que muchos de vosotros necesitáis compartir con vuestra familia y es difícil muchas veces poder arrancaros para venir a nuestros encuentros. El Padre Dios ha permitido que el día 25 sea nuestro encuentro de navidad. Quiero sentir en vosotros la viva presencia que Jesús está en vuestros corazones. Quiero sentir que estáis confirmados, comulgados y confesados en vuestra fe. Quiero ver que en vuestros corazones vaya creciendo verdaderamente el amor de Dios, porque Jesús trae el amor de Dios a vuestros corazones. El Padre se manifiesta en Jesús y por lo tanto esa noche a las doce de la noche quiero que todos vuestros corazones estén entregados al niño Jesús y se hagan uno en esos instantes para que verdaderamente renazcan a este mundo con verdaderos sentimientos y verdadero amor.
Quiero deciros a muchos de vosotros el cielo ha estado presente con todos los difuntos del mundo entero. Quiero deciros que muchos partirán en este tiempo y cuando uno pierde un ser querido muchas veces nosotros nos preocupamos hasta donde llegará y si habrá alcanzado la gracia. Quiero deciros mis pequeños, que cada persona que parte hacia el encuentro del Padre, pasan por un periodo en el cual  tienen que reencontrar y vivir los momentos mejores de su vida y recorrer. Son los tres días y a través de la oración vosotros podéis ayudarlos.
Pues bien, veo con mucha dificultad y tristeza que en este país todavía no hay paz en los corazones. Quiero que en esta noche muchos de vosotros abráis nuevamente vuestros corazones y haya verdaderamente recogimiento para que haya una paz entera. No debéis de juzgar a las personas quiero deciros que el Señor es el que juzga; cuando una persona fallece el otro no debe de alegrarse. Si no que    necesariamente debe orar para que esa alma alcance una gracia divina, ese es el deber de cada uno de vosotros cristianos.
Vosotros no sois quien debéis de juzgar, porque así como juzgáis seréis juzgados por el Padre Dios nuevamente. Orad para que todos los difuntos alcancen la gracia divina y poder alcanzar el edén.
Pequeñitos, mi corazón de madre os suplica que cada vez que estáis en oración no descuidéis vuestros pensamientos. No dejéis que vuestra mente se aleje en el momento en que estáis comunicados con Dios.
Quiero que seáis uno solo cuerpo y mente entregado al Padre, al hijo y al Espíritu Santo, porque así verdaderamente podréis encontrar ese complemento de amor divino. Él quiere ser el complemento divino para cada uno de vosotros día a día. Si vosotros no estáis dispuestos y preparados no será y no quedaréis satisfechos en ese encuentro, en esa oración.
Como quisiera mostrarme a muchos de vosotros, como el Padre Dios quisiera manifestarse en medio de vosotros, pero si vosotros no estáis preparados, si vosotros no estáis atentos, si vosotros no estáis con vuestro corazón entregado, no podrá haber manifestaciones.
La Señora dice que para el 25 llevéis una botellita transparente, pequeña.
Pequeñitos, pequeñitos míos, hoy será muy corta mi venida porque vosotros sabéis que el cielo me apura y me apremia en muchos lugares del mundo. Pero, quiero deciros que así como mi corazón de madre os entrego todo mi amor y mis bendiciones.
Quisiera sanarlos a todos por igual, muchos sanarán, otros tendrán que cuidarse día a día para poder sanarse tanto físicamente como espiritualmente.
Pequeños, os espero el 25. Recordad que a las doce de la noche Jesús entrará en vuestros corazones si estáis en oración.
Os amo mis pequeños. Id con mi bendición y la bendición del Padre.
Os amo.

Shaloom

Miriam