Mensaje de la Santísima Madre entregado el 2 de junio 2018 en Lonquén

Hijitos os doy la bienvenida a vuestro Santuario, esta que es vuestra casa, especialmente a aquellos que están viviendo con agonía y sufrimiento y por aquellos también que están cansados y quieren ya descansar de todo, pero especialmente a mis consagrados, que viven en estos momentos angustia, dolor y sufrimiento, especialmente a ti Salvador que estás viviendo angustias por tantas cosas que han de pasar, pero no temas, porque cuando llegue ese momento tu estarás en un lugar privilegiado en medio de todos los sacerdotes del mundo; recordad que todos aquellos hijos predilectos en el mundo, estaban ya dispuestos a que se diera todo lo que se ha dado en estos momentos. Con tristeza veo que mi Iglesia está sucumbiendo, con tristeza veo como los sacerdotes todavía no quieren reconocer las maldades y los abusos que han causado en el mundo entero, todavía hay soberbia y hay dolor y sufrimiento para aquellas familias que aún viven con el dolor y aquellos que no se arrepienten, pero os dije, mi Iglesia llegará a tocar fondo y así lo ha hecho y aún falta algo más terrible, pero vosotros sabéis que Dios ahí, sobre esa maldad, dolor y sufrimiento que van a padecer, levantará nuevamente una Iglesia renovada, con nuevos pastores y nuevas religiosas, recuerden que Dios quiso que el mundo fuera así para que pudieran reconocer los pecados, pero los hombres aún no quieren reconocerlo, quieren vivir en engaños y en mentiras y la humanidad se está dando cuenta que sólo Dios es el único que dice la verdad y que vive en medio, Dios es Verdad, es Vida y Amor, por lo tanto mis pequeños deben de vivir para Dios, vivir en Dios y vivir en El, en la paz y en el amor de la armonía; recordad que todo lo demás pasará pero Dios nunca os dejará, siempre estará ahí presente.

Yo como mamá veo con tristeza realmente a  la Iglesia de mi Hijo, la decadencia que hay, la falta de humildad y especialmente de caridad entre los hermanos, si no hay caridad y no hay humildad no está Dios en los corazones, pero yo confío en que vosotros mis hijos los laicos, deberán ayudar a levantar esta Iglesia, no seguir tratándola de destruir con feos comentarios, sino  seguir orando para que venga pronto el Espíritu Santo y renueve sobre esta paz de la Iglesia, nuevamente el amor verdadero para que crezcan en Cristo.

Como mamá, con tristeza veo mucho sufrimiento, especialmente a mis hijos, aquellos que viven con mi Hijo diariamente, os digo, tengan paciencia ya llegará el momento que todo se dé, recuerden que el triunfo de María está cerca;, cuando la Iglesia esté tocando fondo ahí recurrirán a mi Corazón Inmaculado y podrán ensalzarme como la Corredentora del mundo entero ,pero para esto tiene que llegar el final de la Iglesia, de un principado que no existe en esta tierra; sólo Dios es el Príncipe, el Rey de Todo y del Universo, de vuestros corazones y de vuestras vidas; no olvidéis, sin Dios no habrá vida, si no hay Fe no habrá Dios.

Hijitos de mi corazón, recuerden que en este tiempo de dificultades no sólo la Iglesia caerá sino que grandes naciones sucumbirán también. Habrá muchos desastres en general y estos son los últimos tiempos, el caballo blanco ha comenzado hacer su galope por toda la humanidad, vendrán soplidos de viento muy fuertes y vendrán muchas amarguras en muchos corazones pero atended al llamado de esta madre: sólo la oración y la Fe os puede ayudar a salir adelante. Conserven a los niños, cuiden a los jóvenes, estén atentos a todo lo que hay, porque la humanidad está siendo envuelta por un manto de dolor  de angustia y de sufrimiento. La humanidad vive engañosamente por todo lo que, llaman el internet, recuerden está todo ahí, el demonio ha llegado a sus corazones y a sus casas y a sus mentes a través del internet, sigan usando todo lo tecnológico porque ahí es donde está él, para destruir y quitar almas que son los pequeños y los jóvenes.

Atentos a este Corazón y a este llamado de Madre que vive y llora por vosotros y espera en Dios, que vosotros sigáis las indicaciones que os dije. Todo se cumple todo tiene su plazo su día y su hora. No apuréis las cosas, porque así van llegando… paso a paso. Estéis atentos al llamado del Espíritu Santo para que os deis cuenta en los momentos que tendrán que venir las cosas más grandes.

Os amo mis pequeños, id en la paz del Señor y recordad, que todo está dicho, todo está escrito, no hay nada más que decir, sino que recordar, para que la humanidad piense y recapacite para el cambio de la humanidad. Jerusalén son todos vosotros y vuestros hijos y la nueva Jerusalén será la nueva Iglesia que se dará a través de todas vuestras oraciones, oren porque yo oro el doble de ustedes, no lloren porque yo no lloraré, sino que ayudaré y daré amor para cada uno de vosotros. Os amo, los estrecho en mi gran Corazón de Madre a cada uno de vosotros, a los que no tienen madre, Yo soy la Madre del Consuelo, de la Piedad y soy la Madre de la Dulzura y ahí me encontrarán.

Hijitos míos ya no es tiempo de pelear, ya no es tiempo de cansarse sino que seguir adelante, vivan y oren… vivan para Dios en todo momento, os amo y oren por esta Iglesia que está dando un parte de dolor.

Shalom mis pequeños, os espero a fines de este mes el último sábado a las 3 de la tarde.

Shalom

Miriam

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