Mensaje de la Santísima Madre entregado a Ximena Vidal el 01 de Octubre de 2022 en Guayaquil (Ecuador)

Hijitos de mi Corazón, hoy os invité a venir a este encuentro a este lugar y a este Santuario con el recogimiento, con amor y esperanza. Os solicité venir para deciros que la desesperanza no puede estar en vuestros corazones, sólo pensad en la esperanza que Dios vendrá y pondrá orden a esta humanidad. Os pido, fe para que aumenten cada día el amor de Dios, para que la fe pueda mover esos corazones tibios que hay en este mundo; pido, reconciliación ante todo con vuestras familias, vuestros amigos, familiares; pido, especialmente bendiciones para aquellos que os hacen daño, bendecid y perdonad porque este es el tiempo que hay que estar en Gracia de Dios y comenzar a arreglar vuestras vidas.
Dios me permite venir a vosotros para poder conmover vuestros corazones, para que así pueda haber amor y no odio como hay en este mundo, debéis desterrar el odio de vuestros corazones.
A vosotros mis hijos de los Grupos de Oración en el mundo os pido, derramad amor y bendiciones para que un poco de eso llegue a muchos corazones que viven ciegos y sin amor, no hay una apertura grande para que Dios pueda entrar en esos corazones. Sed fieles con vuestras convicciones de amor, de fe y de verdaderos cristianos, así podréis transformar hasta al adversario. El adversario quiere eso, enemistad en medio de vosotros, quiere que permanezcan en una eterna oscuridad, pero Yo como Madre del Cielo no permito que mis hijos y los hijos de Dios estén cayendo uno a uno en las redes del adversario.
Sed firmes, sed justos y sed honestos, y sobre todo sed sinceros ante Dios. Si estáis en la Gracia de Dios nada os hará caer ni perder vuestra fe. Sed constantes y haced mucha penitencia y oración. Las penitencias pueden ser de un día y lo que podáis cumplir os pido.
La verdad ya viene, se avecinan los grandes acontecimientos, como vosotros decís ya está encima, así es, sólo mirad las reacciones humanas y mirad como el Cielo y la naturaleza colaboran para los grandes desastres de esta humanidad. Felices aquellos que vivís en la Gracia de Dios y vivís contemplando a Dios permanentemente.
Orad por la Iglesia, orad por los Seminaristas y Religiosas porque es ahí donde más ataca el adversario, para que no volvamos a tener tantos Sacerdotes, pero sí hay santas familias, especialmente en vosotros mis hijos que estáis con la Gracia de Dios.
Os quiero y os espero en este Reino de Amor y de Bondad. Todos mis hijos son especialmente acogidos ante el Seno del Padre. Bendecid y bendecid a aquellos que os odian, mandad amor y sed generosos con los demás.
Os quiero, os digo Shalom. Myriam.