Mensajes año 2005

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Noviembre del 2005

Día de la presentación de la Santísima Virgen en el Templo

Pequeñitos míos, hoy que es un día tan especial, pues un 21 de Noviembre fui presentada ante el templo.
Pequeños, hoy me presento ante vosotros para estar en medio de vosotros y en vuestros corazones, para manifestar mi amor y mi gratitud a todos vosotros mis hijos que estáis en este caminar.
Pequeñitas mías, mis hijas consagradas y mis hijos consagrados, que alegría  veros aquí reunidos en este pequeño Santuario. Os dije mucho tiempo atrás que llegarían de muchas partes, de diferentes partes del mundo y veo que cada vez en tantas partes el caminar ha llegado a este Santuario.
También os digo; que los jóvenes aquí presentes ha sido porque el Señor ha querido que este en medio de vosotros. Este lindo hermoso ramillete de jóvenes que llegarán hasta el final, muchos en este caminar temblarán de miedo y tendrán susto, pero pequeños fortaleceros en la oración, porque es la única arma que tenéis para poder seguir en este camino que habéis escogido. Recordad, que soy vuestra Madre en cada instante, quiero ser vuestra madrina en este caminar. Mi Corazón estará con vosotros en todo momento, Yo los arrullaré en los momentos que sintáis pena o tristeza. Yo estaré presente en medio de vosotros,  en todas las dificultades podréis sentir mi presencia y calmaré vuestras inquietudes.
Pequeños, aquel que siempre os dije de pequeño que lo sentía de corazón, que va a ser un gran sacerdote. Hoy, a Daniel os digo que si llegarás al final Daniel y serás un gran sacerdote, de los grandes, como luchador que fue Daniel en los tiempos aquellos. Recuerda estas palabras, porque así terminarás  bajo el atento mirar del enemigo y tú saldrás victorioso. Serás el ejemplo para tus compañeros, perdurarás en la perseverancia. Orar mis pequeños, día a día, entregaos al Espíritu Santo, que Él mis pequeños estará en medio de vosotros, siempre serán iluminados. Recurrid siempre a mi Corazón Inmaculado y seré Yo vuestro tabernáculo de vuestras lágrimas y de vuestras inquietudes. Soy la Madre del amor y del consuelo y así estaré para vosotros mis hijos pequeños que entráis en el camino. Sed fuertes y valientes, porque seréis los nuevos gladiadores que tendrá la Iglesia. Ella  se renovará y todos mis hijos aquí presentes, mis laicos comprometidos estarán orando por vuestro camino que habéis escogido.
A mis hijas religiosas, hoy mi Corazón se llena de dicha de tenerlas en este pequeño Santuario que os dije, pero donde derrama mi Padre Dios toda la misericordia, mi Esposo Dios todo su amor, su abnegación para todos vosotros.
Pequeñas, el caminar es arduo y también os dije que cada vez que estéis más cerca del Cielo encontrareis las pruebas más duras y más difíciles.
Para aquellos hijos que estáis aquí por primera vez os digo, no esperéis ver, pero esperad sentir y llenar vuestros corazones con este amor que manda mi Hijo a todos vosotros, para llenar vuestras vasijas y alimentarse de amor.
A mi pequeño, que está encargado de formar a estos hijos, hoy le digo, seguid adelante, porque las puertas se cerrarán, pero también se abrirán otras más especiales para vosotros. Recuerda, que la oración puede derrumbar todas aquellas trabas que el gran enemigo pondrá en este caminar. El seminario seguirá como el Cielo lo ha predestinado en tu corazón y te ha guiado hasta ahora.
Mi pequeño Servatillo, hoy te digo, que llegado el momento, que ya deberéis de migrar de donde estáis para poder trabajar en la obra que el Cielo quiere, ayudar a formar a santos sacerdotes.
A mí consagrada, a mi pequeña Laura, os digo, pequeña si estáis aquí es porque el Cielo lo quiere. También habéis demostrado dentro de tus dolencias físicas y tus enfermedades te ha acompañado el Señor en este instante y en todo momento. Por ti hablará el Espíritu Santo y donde tú vayas Él estará contigo.
Pequeñitos, la  Iglesia vive una crisis enorme, orad mucho por todos mis hijos que están en este camino, orar para que la pequeña Iglesia que venga se renueve en la verdadera fe que mi Hijo vino a restaurar en los comienzos de este mundo. Mi Hijo quiere una formación verdadera y la formación verdadera nace en vuestra familia mis pequeños, en esa Iglesia doméstica, en esa Iglesia que tanto formáis en vuestros hogares, formáis hijos para el futuro Edén. Pequeños, también el demonio atacará duramente a la familia. Haced cuenta que la familia en este instante será la que levantará la  Iglesia nueva, renovada en el amor del Espíritu Santo, renovada en todo los corazones de estos tus hijos que hay en este mundo entero.
Pequeñitos, la grandeza de Dios es inmensa, como el Edén es inmenso, estáis  para ser santos y así os quiero, trabajando en conjunto en esta gran unión que es la Santidad, los quiero enteros y los quiero eternos para el caminar. Recuerden, que el caminar es arduo, difícil y con muchos obstáculos, el fácil no es de Dios, el fácil es el gran adversario que pone todo para sacarlos del camino. Mirad y escuchad y Estad atentos, usad vuestros sentidos y el discernimiento que Dios ha dado a vuestros corazones, porque así podréis ganar la batalla a este adversario que no quiere dejar en paz a mis hijos que están en el camino.
A mis hijos enfermos que se presenta aquí, nuevamente os reitero, vivir vuestras pruebas con amor y abnegación, aceptad en Él a un Cristo que vive en vosotros. Aquel que no lo acepta no podrá tener la sanación. Aceptaros y entregaros como el Cielo os pide, con amor y paciencia.
A mi pequeño que está preguntando que si llegará al camino, la  Señora le dice que si llegarás, pero tendrás que pasar duras pruebas. No tengas miedo.
Salvador a tu pequeño sobrino que está en “coma” lo sacará el Señor por toda  tu labor y oración, y todo lo que has hecho por el servicio a la comunidad.  Se salvará Salvador.
Pequeños, en el momento que partáis vosotros a vuestros hogares, recordad que Yo estuve en medio de vosotros y en vuestros corazones. Recordad que lo que el Cielo os dice todo se cumple. Orar y pedir al Cielo con clemencia y humildad, el Cielo atenderá vuestras suplicas. Sanaos vuestros corazones, vivid en paz y en amor. Recordad, que ya no es tiempo de detenerse en este camino, seguid avanzando porque el camino es arduo mis pequeños y mi Hijo os espera fervientemente en las puertas del Edén. Seguid adelante, y orar os pido y haced penitencia en estos días para lo que se avecina. Orar por vuestros hermanos que viven en el Perú, orar por ellos para que el Espíritu Santo, también reine en esas mentes de los gobernadores y de aquellos que quieren molestar a vuestro pueblo. Orar, también por aquel sacerdote que está cayendo en un  gran vacío. Recordad que son hijos predilectos y a través de vuestras oraciones podéis salvarlos. Atended este llamado de una Madre que simplemente os pide oración, penitencia y vivir en una eterna unión con Dios. Visitar a mi Hijo siempre os he dicho, porque Él está solo. Vosotros  cuando estéis solos pediréis que el Cielo baje a vosotros, entonces visitad a mi Hijo que siempre os espera.
Pequeños, en esta noche os pido que inclinéis vuestras cabezas porque mandaré las bendiciones a vuestros corazones y a todos los vuestros.
Pequeñitos míos, en esta noche os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Recordad que estoy con vosotros y vivo con vosotros. Id con la paz del Señor, que Dios os bendiga.
Shaloom.

Miriam

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 21 de Diciembre del 2005

Pequeñitos míos, hoy en esta noche agradezco vuestra concurrencia para estos días tan importantes para el mundo entero, pero aquellos que verdaderamente sienten la Natividad en vuestros corazones, os doy las gracias enormemente y os bendigo desde ya mis pequeños.

También os digo, mis pequeños, que en esta Navidad, espero que vosotros la viváis como Dios quiere; en humildad y en recogimiento con toda vuestra familia para que podáis comprender el sentido de la  Natividad.

En aquellos tiempos, ya avanzada en mi estado, siempre estuve dispuesta para el Cielo, vosotros también deberéis de estar dispuestos para el Cielo. No hay tiempo que perder mis pequeños, porque en este tiempo que se avecina nada bueno vendrá sí vosotros no estáis con Dios. Sentid y vivid con Dios en vuestro corazón, puedes tener la riqueza más grande en este mundo, pero no tendrán la riqueza espiritual.

Siempre en este tiempo Yo os he dicho a vosotros que estar en gracia de Dios es estar con los sacramentos al día, pues bien mis pequeños muchos de vosotros en este tiempo que vivís, dejáis olvidados los sacramentos, pero pequeños no deis pasos hacia atrás, sino que siempre hacia delante, vosotros sabéis que hacia delante tendréis vuestra salvación. Recordad que el Edén es inmenso y Yo en este tiempo he preparado las almas en el mundo entero para que alcancen a llegar al Reino de Mi hijo. Mi pequeño como en todos los años  vuelve a nacer en esta fecha, pero quiero que crezca en vuestros corazones principalmente en vosotros. Haced que la Natividad reine y nazca como una gruta de Belén en vuestra alma, limpia, que este solo con amor y calor de la esperanza que Dios habitará en vosotros.

En esta noche Yo os pediré que en noche buena tengan vuestra vela rosada y a las doce deberéis de encenderla y en vez de hacer un regalo de un utensilio o de alguna cosa que vosotros tenéis preparada, entregad la vela a vuestros familiares y haced que sea un don de Dios para vosotros, porque dentro de esa luz irá el amor de Jesús nacido en Belén, nacerá en vuestros corazones y en vuestra casa, porque así podréis tener una Navidad en paz, en  armonía,  con humildad y  sencillez.

En este tiempo muchas almas se dedican a comprar ilusiones y no se preocupan de encontrar el amor y el verdadero sacrificio que quiere Mi Hijo en vosotros.

Vosotros mis hijos que estáis aquí os pido un regalo, os dije siempre atesorad las almas que Mi Hijo atesora para su redil, ayudadme a conseguid más almas para Mi Hijo y sed vosotros el pascuero para Mi pequeño, que pronto nacerá  nuevamente. Él viene con la esperanza de poner en vuestros corazones esa paz y esa cordialidad que necesitan vuestras familias.

La reconciliación en este tiempo que se vive tan apresurado, muchas veces vosotros también olvidáis que el sentido de la pascua es esa, es tener amor en Dios y confianza en Dios y en esperar que Dios sea la esperanza nueva en vuestros hogares.

A mi pequeño que está preguntando sobre su madre, hoy le digo que a través de ella vosotros estáis viviendo santificación porque ella es un alma víctima y  ha sido escogida en vuestra familia y le digo; que tendrá sanación, pero muy pronto la recogeré para que vosotros descanséis en la Gracia de Dios y ella pueda estar en el Reino de los Cielos. Santificaos a través de las enfermedades os dijo una vez Mi Hijo y a través de eso muchas almas se salvarán dentro de la familia.

A la pequeña que ha preguntado sobre los exámenes saldrán bastante bien.

Ya es tiempo mis pequeños que deberéis de cortar aquellos hilos que muchas veces os atan aquí en la tierra, cuando sois atados aquí en la tierra es porque el gran adversario os quiere aquí. En cambio Mi Hijo os quiere en el Reino de los Cielos, desataos de esas ataduras que no os dejan avanzar en este caminar, sed firmes, sed fieles y sed  simplemente humildes de corazón, porque en la humildad y en la sencillez Dios reinará, vosotros sois el espejo vivo de Dios y donde valláis deberéis de mostrar que Dios esta con vosotros.

A  mis religiosos os digo, que en esta Navidad a vosotros se os cumplirá lo que acabáis de pedir.

La Señora dice:

Que el veinticinco a las doce del día Ella estará con su pequeño en este  lugar para los que podáis venir.

Al pequeño, que siempre pregunta si algún día podréis tener la gracia de verme os digo; que tanto has insistido en la pregunta, que sí, llegará el momento que el Cielo te podrá ocupar, pero será para que en ti vean  un Cristo doliente y sufriente.

La Señora dice que traigan al pequeño que está enfermo, os pido que en este momento cerréis los ojos y estéis en Gracia de Dios, contemplad adentro con los ojos del alma que Jesús Mi pequeño hará un milagro. La Señora dice que esta Navidad te dará un obsequio y a vuestros padres, por la esperanza y la certeza que han tenido, Dios os sanará y ya no tendrás más que sufrir. Verás que todo saldrá como el Cielo quiere, seguid adelante y a los padres os digo; deberéis de ser fieles hasta el final, porque en la fe Dios obra.

La Señora le dice al doctor, que a su madre muy pronto la recogerá, en él ha visto abnegación de un hijo y por ese gran amor, ella alcanzará la Gracia en los brazos de Jesús.

Pequeños míos, recordad que el niño Jesús vendrá el veinticinco, venid preparados, venid a recibir y llegad en Gracia  para que Él pueda anidar en vuestros corazones.

Recordad que a las doce de la noche no solo estaré en Belén, sino en el Belén de vuestros hogares.

Recordad el regalo que os pedí... las almas y Yo os daré  mi amor y la paz que podréis dar a aquellos que la necesitan, juntar más almas mis pequeños para el redil de Mi hijo.

Os amo mis pequeños, seguid adelante y a mis pequeños religiosos os digo; seguid siendo humildes, pequeños y sencillos, porque así Jesús os quiere a vosotros. Seguid siendo aquel que levantará aquellas almas que lleguen a vuestros hogares y  muy caídas, las levantareis con la palabra y los confortareis en este caminar, para eso fuisteis escogidos en este tiempo.

Mis pequeños, seguid adelante, os amo. Os espero el veinticinco.

Shaloom.

Miriam

Mensaje de la Santísima Madre, entregado el 25 de Diciembre del 2005

Pequeñitos míos, hoy en este día tan glorioso para tantos en este mundo, del mundo católico y cristiano, es un día de fiesta también para el Cielo, porque nuevamente Mi Hijo cumple un año más en la vida de vosotros. En este tiempo que os he visitado en tantos lugares del mundo he dicho a millares de hijos que solo el amor verdadero que vive en Dios y habita en vosotros en vuestros corazones será la gran barrera que pondrán ante el enemigo para alcanzar la  Gracia de Dios.
Hijitos, todos mi hijos concurridos aquí y en todos los lugares del mundo donde hay apariciones, a todos ellos les digo; que esta Navidad comenzará la gran Navidad para vosotros en el amor verdadero en Cristo Jesús. El pequeño de Nazareth aquel que vino un día a salvar vuestras almas y de aquellos que vivían en esos entonces.
También os digo mis pequeños; que para Dios nada hace diferencia, ni las clases sociales, ni las razas, ni las diferencias que halla entre un hombre y una mujer o dos hombres.
Pequeños, la casa de Dios es inmensa y por vuestras obras seréis juzgados, solo deberéis de permanecer siempre en gracia de Dios, Él os pide, que estéis con los sacramentos al día y que oréis por la humanidad. Tened caridad, también os dije, porque a través de la caridad que tenéis con vuestros hermanos vais  formando en vuestra vida una abnegada y abnegada admiración y paciencia de Dios. Dios es paciente y pasivo mis pequeños, así como nació en un humilde pesebre, fue pasivo y resignado para recibir los obsequios de aquellos que venían de tan lejos, como también los más humildes que quisieron hacerse presentes. Pues bien, hoy vosotros en vuestros corazones sois humildes, haced siempre que vuestra humildad reine en vuestros corazones. Esa humildad que el Cielo tanto pide, es la llave que abrirá las puertas del Cielo cuando vosotros tengáis que alcanzarla.
Solo puedo decir, que estos años que vendrán serán muy duros como dije a continuación de muchos mensajes, pero desde hoy que esta paz que fue entregada a través del cirio rozado os digo;  que el Amor Misericordioso del Padre bajo ayer a través  de la luz del niño de Belén que ha nacido en vuestros hogares. Conservad esa llama en vuestro caminar, porque las dificultades que tendréis serán muchas y muy difíciles. Vosotros sabéis que el camino de Dios es arduo y con muchas espinas, pero así podréis alcanzar la Santidad. Todos vosotros podéis ser santos, todos vosotros podéis llegar a la casa del Señor y gozar de los manjares celestiales. Que hermoso sería que vosotros pudierais compartir un pedazo de Cielo en estos momentos, la Gloria arriba es inmensa, el Padre baja con sus celestiales Ángeles a dar la nueva buena que su Hijo ha nacido nuevamente en el mundo entero. Qué grande es la felicidad cuando se recibe el niño Jesús en el corazón, en un corazón abnegado y de mucha fortaleza. La paz que os ha entregado esta noche Mi Hijo será una paz que muchos de vuestros amigos podrán encontrar en vuestros corazones, porque no es la paz del año ante pasado, ni pasados anteriores. Es la paz que Dios ha nacido nuevamente en estos corazones que se han acercado al tiempo que Jesús quiere. A este gran tiempo de la gran Apostasía, que será siempre con bulladas y  muchas dificultades, pero atended al llamado.
No decaigáis, las enfermedades serán muchas, las complicaciones serán muchas, pero también habrá milagros que con el tiempo podréis ir viendo. Atended, que el Cielo no olvida, sino vosotros mis pequeños sois los que olvidáis fácilmente. Dios no los olvida, en cada instante está pendiente de todos vosotros, hasta el mínimo detalle. Conservad vuestras almas intactas  para cuando venga la venida de Mi Hijo en Gloria y Majestad. Se avecina cada día más a pasos agigantados.
Cuidar a los pequeños mis pequeños que sufrirán grandes ataques que vendrán del adversario para  vuestros hijos y para aquellos niños que están viviendo en este tiempo. Quiere terminar con la gran humanidad que hay, por eso el niño Jesús en esa noche en que vino hoy y viene mañana y vendrá siempre, es la luz  de la paz y de la cordialidad, los protegerá y los consagrará.
Aquí os digo a todos los presentes; como mamá y feliz, de haber dado a luz a un hijo, a un hijo redentor os digo; la redención debe de vivir en vuestros corazones siempre, atesorad todos los dolores y sufrimientos, porque así podréis vivir en el Reino de los Cielos.
No es fácil, pero os digo; que con la paciencia y el amor que tengáis y el verdadero sentimiento podréis lograrlo. Fortaleza a aquellas madres que sufren por sus hijos, por esos cambios inadecuados que hay en la vida, pero Dios tiene sus milagros y también tiene todo lo que realmente vosotros no podéis entender, solo Dios en algún momento os dará y te dará a entender, porque las cosas suceden así.
Seguid adelante, no desfallezcáis, porque es el tiempo de la nueva Gracia que hay en este tiempo. Vendrán los milagros que el Cielo ha prometido en este tiempo, las sanidades vendrán, pero Yo os pido que siempre cuando se logra una verdadera sanidad, vosotros deberéis de ser fieles hasta el final. El Cielo da en grandeza y vosotros dais a medida, no volváis a hacerlo. Dad hasta que vuestro corazón este cansado de dar, porque así os da el Señor, os pide en este tiempo una verdadera entrega.
Pequeños, cuando tengan el momento para estar en el Santísimo ofrezcáis  vuestro sacrificio. Dios ahí a cada uno le abrirá su corazón, haced que en el Santísimo vosotros estéis y seáis uno con Dios. Jesús nace y vive y permanece ahí custodiado por los Ángeles. Vosotros acompañadlo aunque sean unos diez minutos, porque es el único momento que tendréis de paz, de gloria  y dicha con Mi Hijo Jesús en el Santísimo.
Pequeños, quiero que inclinen vuestras cabezas, cerrad vuestros ojos y pensad que estáis en la gruta de Belén.
Muchos de vosotros sentirán el olor al parto, a la hierba y sentiréis que Jesús está a punto de llorar, porque él siente frío.
¿Quién de vosotros hará un vestido de almas para el niño Jesús?
¿Quién de vosotros mudará al pequeño que tiene frío en  estos instantes?
Mirad que el Señor, Dios os manda a pedir que vosotros ordenéis el pequeño Santuario, del pequeño Jesús que vive en vuestros corazones. Ordenadlo como debe ser, con los sacramentos al día, con el Amor Misericordioso del Padre para hacer la Voluntad del Cielo y no vuestra voluntad. Haced que la voluntad de vosotros  se haga lo más pequeña posible y la humildad que vosotros deberéis de tener y siendo nada, Dios reinará y brillará en vuestro corazón donde quiera que valláis. La gruta se ilumina mis pequeños y viene bajando el Espíritu Santo.
Pequeños, haced que el niño Jesús no sienta más frío. Haced que el niño Jesús no tema de quedarse sin madre, sin padre, porque vosotros también podréis ser padres y madres del niño Jesús a través de las oraciones y a través de las penitencias.
Cuidadlo, beneficiarlo en el Amor Misericordioso. Atesorarlo y darle el calor que necesita con las alabanzas y los cánticos de amor que podéis dar.
Sed también santos mis pequeños, porque así el niño Jesús os recompensará.
La  Señora dice: que levanten los rosarios, en estos rosarios que portáis hoy os darán la luz del niño Jesús y en las dificultades que tendréis en los trabajos en donde vosotros se desempeñan cada día, tomad y pensad que Jesús  iluminará ese momento en que viváis.
Al pequeño Luis le digo; Luis detente en este proceso, porque Dios te dará la fortaleza para salir adelante y te sanarás, pero el proceso comienza desde el fondo de tul corazón. Cuando nosotros apuramos a Dios, Dios se toma su tiempo, pero Él te dará esa fortaleza y podrás correr y ver crecer a tus hijos. No temas pequeño, porque si sigues así, Dios te dará pronto la sanidad.
Pequeño, a cada uno de vosotros cuando regreséis a casa o donde estéis, el Cielo os dará un gran regalo a cada uno de vosotros.
Gracias mis pequeños, haced que esta Navidad sea diferente a las demás, porque desde hoy se abren las puertas del Cielo para  todo lo que va a suceder a continuación del próximo año.
Bienvenido a mi casa, bienvenido a la gruta de Belén, vosotros podéis morar en ella por siempre mis pequeños.
Y a mis hijos consagrados os digo; seguid adelante y ser guardianes de la Santa Eucaristía. Velad por la vida de Jesús, para que jamás muera y para que jamás caiga en las manos del adversario.
Y os digo Salvador, como os digo a Flavio que siempre estáis presente, en nuestros corazones. Todo lo que pidáis, el Cielo os concederá, porque habéis cumplido en vuestra labor pastoral y por eso el Cielo os dará un gran premio, uno tendrá un cargo aún más importante y el otro cuidará de mi Santuario.
Velad por los fieles. Velad por aquellos que están cayendo cada día, porque aquellas almas las necesitamos para tejer el vestido de Jesús.
Os amos mis pequeños, os doy gracias por concurrir en este día y reciban este saludo maternal de una madre que solo procura acercaros cada día más a los brazos de Mi Hijo Jesús.
Vayan en la paz del Señor y tened una feliz Navidad.
Os amo mis pequeños.
Shaloom mis pequeños.
Shaloom Madre nuestra

Mensaje de la Santísima Madre entregado en Lonquén, el 29 de Diciembre del 2005

Para todos mis hijos hoy me encuentro toda vestida de rozado, con este color he traído el amor que Dios os envía a vosotros que estáis aquí presentes.
También os digo: que cada vez que estéis en espera de mi venida, los Ángeles ya están en medio de vosotros.
Las oraciones que constantemente hacéis siempre tienen que hacerlas con el corazón y pensando que la visita que viene es del Cielo para que viva también  el Amor Misericordioso del Padre en vosotros.
Cada vez que estéis aquí o en los lugares donde Yo me aparezco vuestras oraciones deben ser enteramente entregadas al Padre Dios, porque gracias a ÉL vosotros tenéis este camino, gracias a Él tenéis este día y gracias a Él vivís y respiráis teniendo la certeza que Dios esta habitando en medio de vosotros.
Pequeños, comenzamos ya un nuevo año con la venida del niño Jesús en este tiempo, anteriormente os dije que las pascuas deben de renacer en vuestros corazones y esas pascuas las deberán de vivir eternamente entregados a la voluntad del Padre Dios, sin la voluntad del Padre nada podrá crecer y nada podrá brillar en medio de vosotros.
En este día tan hermoso y tan especial, Yo quiero celebrar con vosotros una dicha enorme en el Cielo, porque los grandes corazones que se han juntado en este tiempo con los santos que ha habido en este mundo están en la espera que el Cielo empiece a abrirse.
Yo os repito nuevamente, hoy un veintinueve de Diciembre que muy pronto verán la señal de la cruz en el Cielo y esa señal ya la habéis visto en muchas muestras del Amor Misericordioso, pero esta señal la verán muy pronto, en el momento que vosotros menos lo esperéis. Estad  preparados, porque esa señal la verán de Norte a Sur, de Este a Oeste, en todo el mundo, todos los hemisferios se encontrarán pendientes de esa luz.
Muchos pensarán que caerá sobre vosotros, pero es ahí que nuevamente las puertas del Cielo comenzarán a abrirse.
Atended siempre lo que el Cielo os pide. También mirad que el tiempo de Dios no es el mismo tiempo de vosotros, pero sí os digo; estamos a las puertas del Cielo. Vivid como Dios ha mandado en él último tiempo, con cordialidad, con amor y paz, resignados a todos los designios que habéis vivido en este tiempo. Son los tiempos de las grandes atribulaciones.
Pequeños no seáis duros con los hermanos que muchas veces no quieren acercarse al camino, a través de ese amor que vosotros les entregáis en una palabra de amor y caridad, podréis daros cuenta que Dios actuará, pero si lo hacéis obligando y sometiendo  muchos de ellos se espantarán.
Orad siempre mis pequeños, constantemente y las penitencias deben de ir en conjunto con la oración para que Dios actúe en medio de vosotros.
Es implacable que en este tiempo y en este mundo los hombres no quieren entender, en muchos de ellos el egoísmo vive en medio de esos corazones, pero vosotros que conocen el Amor de Dios,  esa Misericordia y la caridad los podéis ayudar a combatir a través de vuestras oraciones y penitencias.
Tengan la certeza que este camino os conducirá hacia el encuentro del Hijo de Dios, mis pequeños. No busquéis más en otros lugares, porque Dios siempre esta con vosotros y estará en medio de donde vosotros estéis y lo llaméis y lo aclaméis. Dios asiste y viene en medio de vosotros. Dios viene a abrir vuestros corazones para  que viváis en su Reino. Aceptadlo con amor y abnegación.
Ya es tiempo que vosotros pidáis perdón a todos aquellas personas con las cuáles hayáis cometido injusticias o hayáis actuado mal. Este es el tiempo de pedir perdón, este es el tiempo que vosotros deberéis de encontraros el uno con el otro, porque ya no hay más tiempo mis pequeños. La gracia de Dios es inmensa cuando ve que sus hijos atienden su llamado y su voluntad. Mis pequeños, nuevamente os repito; sin la voluntad de Dios vosotros no sois nada, sin la voluntad del Padre vosotros no creceréis en este camino.
Haced que vuestros corazones sean los más pequeños y los más humildes. Haced que este tiempo de gozo y de misericordia este reinando en este corazón y en el corazón de cada uno de los suyos. Pedid perdón, porque el tiempo y el Cielo se avecinan. Hacedlo mis pequeños y caminad hacia delante sin retroceder, no murmuréis más sobre cosas que no deberéis de hablar, simplemente orad y callad, esa es la labor de cada hijo que está en el camino del Señor.
Hoy, Yo bendeciré a cada uno de vosotros como siempre, pero también os daré una gracia,  que cada vez que estéis al lado de un enfermo y hagáis las siguientes oraciones, podréis llevarle la paz  y la misericordia a su corazón. A los enfermos del alma y  físicamente también.

Las tres oraciones que haréis serán:
El Credo en Dios Padre...
Jesús Yo confío en ti...
Dios te salve Reina y Madre...

Cuando veáis a un enfermo en vuestra familia dice la Señora, esas tres oraciones deberéis de pronunciar, porque ahí Dios es el que té salva, Maria que te ayuda a la salvación y Jesús Yo confío, porque Él nunca os falla.
Pequeños, levantad vuestra mano derecha.
La Señora dice: que cuando coloquéis la mano derecha sobre las cabezas de vuestros enfermos podréis recibir el Espíritu Santo, para que el Espíritu Santo obre en aquellos enfermos. Vosotros también podéis sanar, siempre y cuando tengáis la certeza que Dios, es Él que está actuando a través del Espíritu Santo.
Mis pequeños reciban el Amor Misericordioso del Padre y con esta mano podéis ayudar a salvar almas y santificar a aquellos enfermos que viven en vida doloro

Repetid dice la Señora:

Yo confío en ti Señor
Renuncio enteramente a la voluntad humana
Me entrego enteramente a vos
Para que tu Señor Dios
Seas el conductor y el sanador
De esta alma necesitada.

Pequeños, los que queráis tomar fotos al Cielo, lo podéis hacer, porque tendréis regalos también. El que pueda mirar el sol, que lo miréis, el que no pueda lo podrá ver en las fotografías.
Que el señor os bendiga en esta tarde y agradezco vuestra concurrencia, porque desde hoy sois gladiadores de este mundo, de esta nueva esperanza de fe para este mundo que cada vez va cayendo en la inequidad.
Os amo mis pequeños, no decaigáis y recompensa tendrás cuando el Cielo se abra para vosotros.
Mis pequeños, id en la paz del Señor.
Os amo. Shaloom.

Miriam