Mensaje de la Santísima Madre entregado el 27 de enero 2018 en Lonquén

Hijitos de Mi corazón, hoy les doy la bienvenida especialmente a aquellos que vienen por primera vez a ésta casa que es vuestra casa también. Me siento con un corazón lleno de gozo al ver con qué fuerzas han cantado, con qué amor han servido. Y realmente pienso si cantáis así, como debéis de amar al Señor. De esa misma forma como cantáis, así deberán ser todos mis hijos en el mundo, cantar con fuerzas, alabar al Señor con fuerzas y poder así acercarse aún más en este que es el camino a la santificación.

En estos tiempos mis pequeños con tantas dificultades, dónde veo que nuestra Iglesia se está prácticamente desintegrando, veo con amor y con tristeza cómo la Iglesia se está yendo prácticamente hacia un vacío. Pero espero que cada uno de vosotros a través de vuestras oraciones podáis ayudar a  levantar nuevamente  a nuestra Iglesia. Veo con mucha tristeza que los jóvenes y los niños se van alejando del camino del Señor. Muchos dicen que ésta es la Iglesia que estará en crisis al final de los tiempos, pues bien, el Padre Dios así lo temía y así lo ha demostrado en éste tiempo, cómo nuestra Iglesia va perdiendo fuerza, pero a través de la oración que os pido diariamente, no olvidéis pedir para que hayan santas vocaciones y santos sacerdotes, necesitamos limpiar nuestra iglesia. ¿Y cómo podéis hacerlo? a través de la oración y en silencio. No comentar nada que no debéis  de comentar y poder callar lo que debéis de callar, las palabras que son insanas para vuestro corazón.

Hijitos, vosotros sabéis cómo han sucedido las cosas del momento que yo os dije, muchos esperan que venga el terremoto ya, pero yo confío en vosotros, a través de vuestras oraciones podéis amenguar esto que es el terremoto. Os dije que temblará toda la zona del Pacífico y ya van 6 terremotos en la zona del Pacífico. Y vendrán aún más hasta llegar a vuestras costas, pero os pido oración porque todo lo que se ora de corazón, todo se puede atenuar. Por los niños, por los ancianos, por aquellos que están faltos de Fe hay que pedir enormemente en cada rosario. Se necesita salvar esas almas para el redil de mi Hijo.

Pequeñitos de mi corazón, me siento como una Madre privilegiada al poder venir a todos los lugares donde el Padre Dios me permite que esté y especialmente aquí en mi Santuario, dónde cada día veo con qué sacrificio viene mucha gente de diferentes lugares. Veo con amor como se brinda el trabajo que se hace en la comunidad. Veo con amor como cada uno da lo último que tiene para poder aportar para ésta gran obra. Hijitos, la obra no es mía ni de ustedes, es de Dios y por ende todo lo que Dios solicita se tiene que cumplir. No tengáis miedo, no retrocedan.  Este es el tiempo de seguir avanzando y aumentando cada día vuestra Fe. Papás, abuelos, tíos, no olvidéis que vosotros también tenéis responsabilidad para educar a vuestros hijos, nietos y  sobrinos para la futura Jerusalén. Yo como mamá miro a todos los pequeños del mundo y les derramo amor y misericordia para que ellos vayan sintiendo la semilla del amor hacia mi Hijo. Necesitamos crecer y aumentar aún más la Fe para esta humanidad, que sólo vive para ella egoístamente.

Vamos que se puede, mis pequeños, salir adelante. Os amo, os atesoro en mi Corazón a cada uno de vosotros especialmente aquellos que cantan con tanto amor todas mis canciones. Os bendigo en esta tarde a cada uno en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Id en la paz del Señor y recordad, soy la Madre del Consuelo, Soy la Madre Auxiliadora y pronto seré vuestra Madre Materna por siempre.

Shalom

Miriam